La noche no tuvo más sobresaltos. Quise ir a dormir a mi casa pero ambos insistieron en que me quede en el departamento. Apenas llegamos nos quedamos haciendo un rato de fiaca los tres juntos en el sillón.
–Bueno, voy a ponerme el pijama por qué tengo sueño.
–Tu pijama, ósea, sacarte la remera y quedarte en calzones?
–Exacto.
Sonrió.
–Las dejo un ratito solas, chau.
Y se fue. Tanto él como Jenny tenían incorporado el 'chau' para cortar una conversación. Lo pensé dos segundos y me reí para mí.
Mire a mi amiga y tenía sus ojos en mí.
– ¿Vamos a hablar?
–Si, esperame.
Se levantó y trajo su caja llena de esmaltes. De vez en cuando hacíamos cosas de chicas y últimamente no tuvimos mucho tiempo a solas. Mientras arreglábamos nuestras manos, me llenó de preguntas.
–Entonces, ¿no le pasaba nada? ¿Tenía miedo a enamorarse?
–No sé si miedo a enamorarse, creo que es muy pronto para hablar de enamorarse. Pero que se yo, es muy poco tiempo y estamos prácticamente conviviendo. ¿Le conociste alguna novia?
–Mientras estuvo acá siempre fue bastante fiestero...
–Sí, tiene toda la pinta.
Reí para mí.
–Se que cuando vivió afuera estuvo con una chica bastante tiempo pero no, no la conozco y nunca me hablo más de ella. Supongo que no fue para más.
–Es raro, parecía asustado.
–Quizá lo esté, pero...amiga, AY.
Grito, la mire extrañada.
– No me voy a poner a decir cosas chubis como lo hacen ustedes pero nunca lo vi así, y tampoco te vi así a vos.
–Es que, ya te digo, es extraño. Siento algo adentro que...
–AY NO. No, ¿ves? Eso es ser chubi.
Reí.
–Perdón. Hablemos de las vacaciones. Entonces, ¿a Agus le copó?
–Sí, se re engancho.
–Entonces buenísimo, tengo que hablar con mis viejos porque no conozco la casa. Apenas sé donde están las llaves.
– Voy a ir a pegarme una ducha así me refresco, ¿vas a dormir con Juli?
– ¿No sé?
–Prendan el aire porque en esa pieza hace un calor de morirse.
Se fue. Me quede un rato mirando tele esperando que se me secaran del todo las uñas. Después de unos minutos fui hasta la pieza, abrí la puerta con mucho cuidado y lo vi durmiendo. ¿Cómo? En cuero.
Me acosté despacio sobre la cama para no molestarlo, tampoco me acerqué mucho porque no lo quería despertar. Simplemente lo observé. Parecía un nene. Sin mover más que su boca empezó a hablar:
– ¿Ves? ¿Para que voy a ponerme una remera si te encanta mirarme?
Sonreí aprovechando que tenía sus ojos cerrados.
– ¿Sabes qué me gustaría?
– ¿Qué cosa?
–Que dejes de hacerte el lindo.
– ¿A mí sabes que me gustaría?
– ¿Qué cosa?
Lo imité.
–Que vengas a dormir conmigo.
Me acerqué un poco a él.
–Espera, voy a cepillarme los dientes y vuelvo.
Bufó. Fui riéndome al baño. Golpeé la puerta, desde la otra pieza escuché:
–Ya salí, gorda. Usa el baño tranquila.
Entre y me higienicé. Antes de irme vi una remera de Juli sobre la mesada del baño. Me sonreí a mi misma, me desvestí y me la puse. Apagué todas las luces y saludé a Jenny con un grito. Entre a la pieza y cerré la puerta, el estaba de espaldas a mí.
–Entonces, ¿hay que usar el pijama a tu estilo?
Se dio vuelta y me miró.
–Whow.
Whow, hace cuanto no escuchaba un whow. Me acerqué y me acosté a su lado.
– ¿Vos me querés matar o qué?
–Hey, la vi en el baño y me la puse. Deja de andar dejando tu ropa por todos lados.
Me dio un beso rápido.
–Te queda linda.
Me miró.
–Ya sé.
– ¿Sabes que quiero? Que dejes de hacerte la linda.
Me imitó.
– ¿Y venga a dormir con vos?
Asistió y así fue. Increíble. Creí que todavía no quedaban hombres que podían solo dormir con otra persona. Pero recién nos conocíamos y se ve que él sí, el era distinto.