Pasaron tres días y ya estábamos nuevamente en la ciudad. La verdad es que la habíamos pasado genial, aunque no nos gustaba mucho la playa, Jenny se esforzaba por hacernos ir aunque sea un rato cada día.
Salí de la habitación y vi a mí amiga en el sofá. Me senté a su lado y después de ver un poco televisión, comenzamos a hablar.
– ¿Juli se durmió?
–Sí, estaba cansado. No sé porque quiso manejar todo el viaje él.
– ¿Por qué no le tiene mucha confianza a Agus?
Reímos juntas.
– ¿Pablo cuando vuelve?
Habíamos pasado la semana allá y el nos contó que estaba viviendo cerca de mi casa, pero que en el verano trabajaba en la costa.
–No lo sé, supongo que cuando termine el mes.
– ¿No le preguntaste?
– ¿Por qué tendría que hacerlo?
Se hizo la tonta. La mire.
– ¿Salimos?
– ¿A dónde? ¿No es un poco temprano?
–No, tonta. Si salimos un rato ahora. No sé, a la plaza, al shopping.
– ¿Vos decís que aprovechemos que el parásito de Julián no está para salir juntas?
Asistí y me tocó la frente.
– ¿Estás bien? ¿Tenes fiebre? ¿Te sentís mareada?
–Ay no exageres. No hacemos tantas cosas solas como antes pero estamos todo el día juntas.
–Te jodo, boba. Vamos, Dale.
La verdad es que sí, tenía razón. En los últimos días no se había sentido tanto por el hecho de que ella había estado con Pablo. La última vez que habíamos salido solas había sido un completo desastre, se me puso la piel de gallina de solo pensarlo.
Habíamos estado caminando por una hora en el shopping más cercano al departamento y creo que ahí nos dimos cuenta de lo que necesitábamos estar solas: la lengua se nos secaba de todo lo que habíamos hablado.
Teníamos un par de bolsas en las manos y cuando el celular de Jenny empezó a sonar parecíamos dos locas buscándolo por todos lados.
–Mierda, ¿dónde carajo lo metí?
El teléfono dejó de sonar en el momento en que yo lo agarré. Mire la pantalla: Agus. Jenny apretó un botón y lo llamó mientras yo recogía todas las bolsas.
Apenas cortó y guardó su teléfono, la mire.
– ¿Paso algo?
–No, ¿qué va a pasar? Si sabes como es este chico, ¿qué va a querer?
–No sé, ¿invitarnos a una fiesta?
–Exacto, amiga.
– ¿Es hoy?
–Sip.
El teléfono comenzó a sonar otra vez.
–AY ESTE TELÉFONO DE MIERDA.
Yo reí al ver como se desesperaba, tenía cada salida.
–¿Hola? A, vos. ¿Qué querés? ¿Cómo que donde estamos? En un shopping. Sí, está acá conmigo. Sí, le digo, decime. ¿QUÉ? NO, ESAS COSAS CURSIS A MÍ NO. Che se chapan y duermen todos los días juntos, ¿pueden pasarse el teléfono, no? Chau.
Cortó, la miré extrañada.
–Se ve que tu chongo te extraña.
– ¿Mi chongo?
–Julián, ¿quién va a ser? Me dijo algo cursi pero era tan grasa que no lo recuerdo.
Reí.
– ¿Le llevamos un regalito?
– ¿Me estás jodiendo?
– ¿Por qué? Dale, deja de hacerte la mala.
Entramos a un local que teníamos cerca, y elegimos una camisa a rayas azul y branca para que se estrene por la noche. Tomamos algo fresco sentadas en un bar, y luego partimos al departamento con nuestras miles de bolsas.
Abrí la puerta con algo de dificultad y Jenny entró atrás mío. El estaba mirando tele en el sillón, como de costumbre, en cuero.
–Al fin llegaron, estoy más aburrido que la mierda.
Nos miró.
–Whow.
– ¿Qué pasa?
– ¿Gastaron toda esa plata?
–Sí, era perfecto el gastar para nosotras hasta que tu chica te quiso comprar algo para vos.
Me miró y me sonrió.
–A verrrrrrrrrr.
Le alcancé al bolsa y como una bestia la abrió.
– ¿Podes ser un poco más sutil, no?
Se levantó y me abrazó.
–Gracias, me encanta.
Me dio un beso rápido y Jenny tosió.
–Es para que la estrenes hoy.
– ¿A dónde vamos?
–Fiesta en la casa de Agus.
Asistió y dejo la bolsa arriba del sillón. Fingió una sonrisa y se fue de nuevo a la pieza. Con mi amiga nos miramos extrañadas, y me hizo una seña de que vaya con él. Sin más, fui hasta la pieza.
![](https://img.wattpad.com/cover/53168380-288-k217318.jpg)