– ¿Y el otro pibe, qué?
– ¿Nicolás?
– ¿No ves que estoy queriendo no decir el nombre?
Me retó.
–Bueno, perdón. ¿Qué pasa con él?
– ¿Cómo que, "que pasa con él"? Está en todos lados.
–Me dijo que me seguía. Ya hubo una época que hacia esto y era insufrible. Esta loco.
Lo vi respirando lento de nuevo y me reí. Se hacía el que quería calmarse.
–No le des bola, ¿por favor?
Le rogué.
–Osea, ¿va a estar en todos lados?
–No sé...
–Eu ahora que pienso, me dijiste que querías pasar un rato solos.
–Sí, pero no me diste mucha bola.
–Entonces, ayer podría haberte ido a buscar.
Me dijo agarrándome de la cintura.
– ¿Es en lo único que pensas?
Le dije sonriéndole.
–No, pensé en las cosas que te quería hacer ese pibe y casi se me explota la cabeza.
–Basta de pensar en los demás, pensemos en nosotros.
Asistió.
– ¿Sabes que?
– ¿Qué?
–Si Jenny estuviese acá probablemente estuviera gritándonos
–CHUUUUUBIS.
Reímos juntos. Me agarró la cara y me corrió el pelo.
–Te amo, linda.
Le sonreí y lo besé. Dormimos juntos después de extrañarlo tanto, y se sentía hermoso.
La habitación estaba en un entre piso así que el sol entraba con más ganas. Logró despertarme y a Juli lo molesto, así que me levanté y cerré las cortinas. Lo miré durmiendo y le di un beso en la mejilla. Busqué su remera en el suelo y me la puse, sonreí sola.
Baje al baño principal de la casa, me higienicé y até mi pelo, estaba muerta de calor. Salí y los vi.
–AH BUEEEEENO.
Sí, Jenny. Y Julián a su lado, apenas salí del baño él entro y me quedé hablando con mi amiga.
–Sh, mujer. Deja de gritar.
–No lo puedo creer.
– ¿Qué cosa? ¿Podes dejar de aplaudir? Pareces una foca.
–Soy tan grosa que lo único que tengo que hacer para que se arreglen, es llevarme al inútil de Agustín a comer afuera.
– ¿Cómo les fue?
–Bien, pero no me cambies de tema.
–No te estoy cambiando de tema, ¿qué querés que te diga?
–No, está bien, no me cuentes muchos detalles.
Reí y escuche la puerta. Dos puertas. La puerta del baño se abrió y Julián estaba calzones, como siempre, y la puerta de la habitación de Jenny se abrió y salió... ¿Pablo?
Mis ojos se hicieron dos huevos fritos y miré a Julián. Suspiró y cerró la puerta. La volvió a abrir y sí, me miro.
– ¿No estoy soñando, no?
–Nop.
Se agarró la cara.
–Me van a matar ustedes dos, me van a matar.
Pablo nos miró.
–¿Juli? ¿Qué te pasó en la cara?
El dio una vuelta sobre sí mismo.
–Juli me dice. Se acaba de garchar a mi amiga de toda la infancia y me dice Juli...
Con Jenny nos reímos y como él no tenía muchas ganas, pase a explicarle yo.
–Tuvo una...discusión hace dos días en el boliche.
Se hizo un silencio así que para salir del momento incómodo propuse:
– ¿Bajamos a desayunar?
Así lo hicimos y mientras Julián lo retaba un poco a Pablo, bajó Agustín... ¿para qué?
–Veni acá pendejo.
Sin levantarse de su silla lo llamo con la mano, y cuando estuvo a su lado lo abrazó.
– ¿Ves esta mano?
–Sí.
Agus lo miro confundido.
–Te la voy a dejar marcada en la cara si te veo otra vez durmiendo con Ori, ok?
Agus se rió y fue hasta la heladera. Jenny y Pablo estaban tentados y yo los miraba divertida.
Mi amigo, agarro el yogurt y miró hacia la mesa.
–Che Juli...
Todos lo miramos.
– ¿Chapa bien Ori, no?
Acto seguido salió corriendo hacia el patio con Julián siguiéndolo atrás. Se escucharon un par de zambullidlas así que salimos todos a la pileta, para quedarnos a pasar el día ahí.