Capítulo 37: Alma triste en un mundo desolado (parte 1)

10K 336 36
                                    

*Capítulo 37: Alma triste en un mundo desolado (parte 1)*

 

 

(NICO)

 

-¡ACABE LA FRASE POR DIOS!-grité de nuevo, aún más alterado que antes, las lágrimas no me dejaban mirar al doctor, su rostro esta difuminado ante mis ojos. Por lo tanto, no sé si temerme lo peor, o algo malo, pero con un toque de esperanza… simplemente no sé nada…

-Siento mucho tener que decir esto pero… la señorita Torres Landa está en estado de coma, y… verdaderamente, dudamos mucho que vuelva a despertar. Aún así, seguiremos el procedimiento estándar y si en un mes no despierta, desconectaremos todas las máquinas-se dio media vuelta, alejándose y dejándonos a todos con los ojos como platos.

Iván se echó a llorar en los brazos de Cristian. Cristina enterró su rostro en el pecho de Fer, completamente destrozada. Me apoyé  en la pared y pegué un fuerte puñetazo en ella. ¡Esto no puede estar pasando! ¡No puede joder! Y menos por mi estúpida culpa.

Si Silvia no se despierta de nuevo soy capaz de… de… ¡de lo que sea necesario pero ella debe volver a abrir los ojos! Tiene que volver a sonreírme y besarme tan cálidamente cómo siempre, tiene que cuidar a Iván como siempre ha querido desde que se quedó embarazada, cómo yo siempre quise, aunque por mi maldito empeño en ser yo el padre, no me haya dado cuenta de que tanto ella como Iván son mucho más importantes para mí de lo que deberían ser  mis ganas de ser padre.

Además, sé que Silvia no estaba dispuesta a dejarme, podría haber sido al contrario y, ya que yo no soy el padre del pequeño Iván, pudo pensar, que por mucho que no ame a Cristian, estar con él, por el bebé, sería lo mejor, pero no, ella quería estar conmigo, por encima de todo lo malo que pasó, porque confiaba en mí, y la he decepcionado de la peor manera.  Exponiéndola a ella por mí, prometí protegerla, y fui el primero en abandonarla a la primera oportunidad, soy un verdadero imbécil, yo debería estar en coma, no ella…

(GREG)

Cuando oí al doctor pronunciar esa frase me quise morir. Silvia, mi Silvia aquella niña a la que en su día le hice tanto daño, aquella chica que me supo perdonar cuándo yo mismo, de estar en su pellejo, no lo haría, aquella que me robó el corazón a base de su pureza y alegría, aquella que a pesar de cargar con un embarazo con apenas  17 años, sonreía y disfrutaba de su maternidad como una mujer adulta haría.

Y ahora… ahora que podía decirle que creo que al fin me he enamorado, ahora que podía darle a amistad que ella siempre quiso que sintiese hacia ella, se va de repente, dejándome con las ganas de abrazarla y decirle todo aquello que siempre le quise contar, cómo amigos…

Sólo espero que despierte, que los médicos estén equivocados y esto sólo sea un mal trago, que mejore su estado y pueda volver a mirarnos a todos, con esa sonrisa tan suya, tan dulce…

Miré a Isabel, también se veía bastante afectada, sus ojos estaban inundados de lágrimas, rojos, igual que los de Fer, Cristian, Nico, Cristina y hasta los del propio Iván…

Cogí mi móvil y busqué el teléfono de Viviana, el cual me había dado el día de la barbacoa, y la llamé, según tengo entendido, ella y Karina están en casa de los padres de Silvia. Además seguro que ellos no saben nada del accidente, alguien tiene que avisarlos.

-¡Oh Greg!-musitó Viviana al descolgar con voz sorprendida-sabía que me llamarías, no puedes ser tan tonto cómo para rechazarme para siempre-soltó una carcajada y suspiré.

Embarazada a los 16 (Editando...)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora