Capítulo 39: Hablemos

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*Capítulo 39: Hablemos*

(CRISTIAN)

-¿T-tu mamá?-musité cómo pude mientras miraba fijamente hacia la puerta de la habitación de Silvia.

-¡Sí papi! ¡Te lo juro! Estaba hablando con ella y luego… abrió los ojos y… después ella… y yo…-Iván comenzó a gesticular nervioso, me acerqué a él tranquilamente y lo abracé con fuerza.

-Tranquilo campeón…

No puedo dejar que los nervios que ahora mismo invaden mi mente afecten a Iván, es muy pequeño y además ya se debió llevar  un buen susto…

¡Bueno! ¡Qué diantres! Para susto, el que cargo yo sobre mis hombros. ¿De verdad estoy despierto o sólo estoy soñando? Si Silvia al fin despertó, toda nuestra angustia por no volver a verla sonreír jamás habrá acabado, mi hijo al fin tendrá a su madre, Adolfo y Niove a su hija, Nico al amor de su vida, y el resto de nosotros, a una amiga irremplazable. ¿De verdad la vida puede ser tan maravillosa de permitirnos una alegría de tal magnitud?

¡¡¡Tengo que llamarlos a todos!!! ¡Incluso a la tele si hace falta!

¡Si es que no puede evitar sentir un calor abrasador y una euforia extravagante corriendo por mis venas a plena carrera! Esta noticia supondrá mucha alegría para bastante gente, sobre todo para los familiares y amigos de Silvia.

-Papi… ¿no me crees?-Iván sacó su pequeña cabecita  de mis piernas y me miró serio.

-¿Por qué lo dices?

-No entras a ver a mamá…-musitó señalando la puerta.

-¡Oh, cierto!-traté de sonreírle y lo cogí de la mano.

Aspiré una gran bocanada de aire antes de entrar a la habitación. ¿Mi mente está lista para ver a un verdadero ángel? Tal vez no… pero mi corazón si lo está, y desde hace mucho, asique… ¡Allá voy!

Entré con los ojos cerrados, con paso firme y decidido pero con manos febriles y temblorosas. Iván se escondió detrás de mí.

-Hola…-una voz suave y calmada, pero algo ronca a la vez me hizo abrir los ojos de golpe.

Iván me miró con una ceja alzada al ver mi boca abierta de par en par y sonrió saliendo de detrás de mí, parecía mucho más tranquilo, incluso cómodo estando en la habitación, cómo si la imagen de vernos a Silvia y a mí en el mismo lugar, fuese algo realmente cotidiano y rutinario para él.

-Silvia…-susurré sin dejar de mirarla fijamente.

¡Sí! Definitivamente es ella, esos son sus ojos, quiero decir, ese es el brillo de sus ojos, ese brillo especial que una vez me convirtió en un  loco enamorado y que sólo posee ella. Es tan hermosa… ahora que la veo al fin incorporada, recuerdo porqué me enamoré de Silvia, bueno… mejor, cambio lo dicho. Recuerdo porqué me fijé en ella. Sí, así está mejor, la verdad es que no me enamoré de ella hasta que comencé a conocerla más de cerca. Cuando fui testigo de su verdadera personalidad, de sus alegrías y sus penas, ahí me enamoré, irremediablemente de ella, de una forma un tanto… lastimosa, debido a que era totalmente consciente de que ella jamás se fijaría en mí, primero Greg, luego Nico, su embarazo… no había sitio para mí de otra forma que no fuese amistosa.

A pesar de lo mal que lo pasé en algunas ocasiones, guardo esos tiempos como una etapa feliz en mi vida, además, de ahí salió lo más importante en mi vida, Iván, mi pequeño campeón, nuestro adorado rubito.

(FERNANDO)

A pesar de la expresión complacida de Cris en su rostro,  estaba nerviosa, y podría asegurar que un cierto toque de arrepentimiento no la deja tranquila.

Embarazada a los 16 (Editando...)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora