Capítulo 4: Mi hijo/a (EDITADO)

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(SILVIA)

     —¿Qué? —grité exasperada, me llevé las manos a la cabeza,  y comencé a llorar mientras una sonrisa se formaba en mi rostro.

     Nico estaba pálido, sus manos estaban comenzando a sudar, me solté de su agarre para posar mi mano sobre mi plano vientre. Un bebé… dentro de mí, eso es… es… ¡Maravilloso!

     Pero… ¿En qué demonios estoy pensando? ¡Ni siquiera sé quién es el padre! ¡Y tengo 16 años! ¿Qué les diré a mis padres? Qué desastre…

     —¿De cuánto tiempo? —musité en voz baja.

     —Sobre una semana.

     Dicho esto, el doctor se fue dejándonos a los dos solos allí dentro.

     Nico estaba de piedra, completamente pálido. Lo miré confusa y negué con la cabeza. No es momento de pensar qué diantres le pasa, hay cosas más importante ahora mismo.

     ¿Quién es el padre de mi hijo?

     A ver, al fin de semana pasado estuve con Cristian y también con…

     Abrí los ojos como platos, ahora sí que la he liado.

     —Silvia yo… no pensé que esto pudiese pasar, no sé como…—susurró sin levantar la cabeza.

     —¿No usaste?—solté de golpe, él se quedó callado-¿Usaste o no usaste?-dije algo más alterada.

      Nico no puede ser el padre, no puede serlo, él es…

     ¡No! Simplemente no puede serlo.

     Pero con Cristian sí que usé protección, no me lo puedo creer…

      ¡Voy a tener un hijo de Nicolás García Alzola!

     —Yo… sencillamente no lo sé, cuándo me desperté el otro día, busqué el preservativo por todos lados y… ¡No lo encontré! Pero como pensé que tú habías tomado la píldora no le di mucha mente, pero esto es algo que yo…—me miró a los ojos, con una expresión triste en el rostro.

     Agaché la mirada. ¿Y ahora que vamos a hacer? Un hijo con dieciséis años…

     Un momento… es posible que Nico no haya usado protección, pero yo sí lo hice, tomé la píldora.

     Esto no tiene sentido, no debería estar embarazada, ¿no?

     —¡Pero si yo la tomé! ¡Tomé la píldora!— grité aún más alterada que antes, sobresaltando al ojiverde que se mostró desconcertado.

FLASHBACK~

      —¡Cris! ¿Dónde me dejaste la pastilla? —grité desde la pequeña cocina de nuestro piso.

     —¡En la mesita! —contestó desde su habitación.

     —Esta chica… ¿en qué mesita si se puede saber? —suspiré y busqué en todas las mesas que  vi y eso que tenía prisa.

     Llegué a la cocina y repartí la mirada por toda la estancia. Una sonrisa surcó mi rostro.

     ¡Por fin! ¡Ahí estaba!

     Cogí un vaso de agua a toda prisa y me tomé la píldora. ¡Si no me daba prisa llegaría tarde!

END FLASHBACK~

 

 

     —Pero entonces… no entiendo…—musitó  Nico más confuso que yo.

     La puerta se abrió de golpe y Cris entró a toda prisa, abrazándome fuerte.

     —¡Silvia! ¡Oh Dios! No sabes lo preocupada que estaba ¿qué te dijo el médico? —soltó toda alterada.

     La miré tranquilamente.

     —Oye Cris… ¿Qué era aquella pastilla que me diste el otro día? —pregunté con precaución.

     —Pues… ahora que hablas de pastillas…—se quedó pensativa unos segundos— Te bebiste mi pastilla de la alergia. Tuve que ir a comprar otra caja a la farmacia, no sabes la pereza que me daba salir aquel día… —gesticuló trágicamente. ¿Una pastilla de la alergia? ¿En serio? ¡Tenía que ser una maldita broma! ¿Estoy embarazada por haberme equivocado de pastilla? —Q-que… ¿qué pasa? —preguntó al ver las caras que Nico y yo teníamos tatuadas.

     —¡Pues que estoy embarazada! Tomé la pastilla que no era y mira…— señalé mi vientre con una mueca sarcástica.

     Los ojos de Cristina se salieron de sus órbitas, me abrazó bien fuerte, mucho más que antes  y me dio un beso en la mejilla.

     —No me lo puedo creer… y encima de Cristian—sentenció— esto es… ¡Una auténtica tragedia! —exclamó ya con lágrimas en los ojos—pero tranquila, yo te ayudo te juro que no vas a estar sola en esto.

     —No es hijo de Cristian…—le dije mirando a Nico que tenía media sonrisa forzada en el rostro.

     —¿Nico? —Alzó una ceja— ¿Se puede saber que me he perdido? —repuso mirándonos a los dos alternativamente con los brazos cruzados.

     Le contamos lo que había pasado y me empecé a reír, sus reacciones eran muy graciosas. A veces abría la boca para hablar, pero acababa por callarse, otras veces se le abrían mucho los ojos, cómo si no diese crédito a mis palabras.

     —¡Óyeme bien Nicolás! ¿Te vas a hacer cargo o vas a huir cómo un cobarde? —soltó tomándolo por la camisa amenazadoramente.

     —¡Por supuesto que voy a hacerme cargo! —se defendió  él con decisión—es verdad que somos muy jóvenes para ser padres y eso  pero…—hizo una pausa—  ¡Es mi hijo y pienso ser el mejor padre del mundo! —luego me miró—Claro, eso si Silvia me deja.

     Mis ojos se abrieron de par en par.

     ¿Él se iba a hacer cargo? ¿Íbamos a tener un hijo nosotros dos juntos?

     Eso es…

     ¡No me lo puedo creer! Nico es;  ¡el primo del desgraciado que me quitó mi virginidad a base de mentiras!

Embarazada a los 16 (Editando...)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora