Embarazada a los 16 (Editando...)

Capítulo 10: ¿Embarazada?; jamás pensé que tú serías mi amigo (EDITADO)

 

 

(SILVIA)

     —¿Qué? ¿Futura esposa? ¿De qué hablas? — pregunté desconcertada.

      ¿Yo casada?

     ¡Ni hablar!

      Tenía pensado salir con él, vivir con él, conocer a su familia y todo eso pero ¿casarme? No, nunca me gustó esa idea porque… ¿Y si al cabo de un tiempo te das cuenta que has cometido un error con ese enlace? Está todo eso del divorcio, partición de bienes y las custodias compartidas de los niños. Es mucho lío, además de que soy muy joven para ni siquiera plantearme algo así. Para mí, el matrimonio es algo más profundo que simplemente casarse por obligación, por el mero hecho de que yo esté embarazada.

     Yo me lo tomo como una promesa legalizada en la que dos personas se juran amor y respeto eterno toda la vida. Por eso mismo no podría hacerlo, no estoy segura de poder cumplir con ser un esposa ejemplar, además que tengo una carrera que realizar y…

     —Bueno yo…—se mordió el labio inferior nerviosamente—simplemente fue… un comentario y, yo… lo siento—dejo de mirarme, arrancó el coche y salió del aparcamiento del hospital.

     La mitad del camino transcurrió en silencio. Nico me echaba miradas de reojo por el cristal de la ventana de su lado, la cual me reflejaba a la perfección y yo, siendo mucho más directa, lo miraba fijamente, de perfil.

     ¡De verdad que es guapo!

     Quiero romper este silencio pero no sé cómo.

     Ahora que lo pienso… ¿Y Greg? ¿No decía que se venía con nosotros? En caso de que hablase en serio… ¿Dónde está?

      Miré por el retrovisor y lo vi detrás de nosotros, con unas gafas de sol negras y con su Ferrari completamente nuevo presumiendo por todo lugar por el que pasaba.

     Sonreí.

     Algunas cosas nunca cambian… solía ser así cuándo salía con él…

     Llegamos al aparcamiento de mi piso y, tras aparcar,  Nico me abrió la puerta del copiloto. Caminó silencioso a mi lado, con la vista perdida, me sentí incómoda. Un frenazo por parte Greg me sobresaltó haciendo que me agarrase fuertemente al pecho de Nico.

     Paramos nuestro avance en el portal.

     Greg se bajó del coche, colocó las gafas de sol sobre su cabeza y sonrió de medio lado.

     —¿Pero agárrate a mí no? —sugirió acoplándose a nosotros manteniendo su sonrisa de suficiencia.

     Nico me apartó de su pecho con suavidad, me dio un corto pero cálido beso en los labios y sin decir o hacer nada más, encendió  su coche y se perdió en la oscuridad de la calle, dejándome ahí, sola, con Greg.

     Me sentí vacía al verlo irse, así tan callado, tan seco, tan inexpresivo…

     —¡Ya!—gritó Greg rodando los ojos—Deja de mirar así a ninguna parte que aún voy a pensar que estás enamorada de él…

      Lo miré atónita.

     —¿Por qué crees que no estoy enamorada de él si se puede saber? —le pregunté con una inmensa curiosidad embriagando mi entendimiento.

     —Porque sé…—susurró  agarrándome por la cintura—que te pones nerviosa cuándo estoy cerca, que buscas en mi primo lo que yo te daba, que cuándo lo besas me imaginas a mí…