Capítulo 11: El tiempo vuela (EDITADO)

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(SILVIA)

     Ya van dos meses… ¿Cómo ha pasado todo tan rápido?

      ¡Increíble!

     Si no fuese porque lo estoy viviendo no me lo creería, de verdad que no, mi obsesión por ver crecer mi vientre es enorme, pero nada. ¿Acaso esto es una maldición? Entre más quiero que me crezca menos lo hace, en fin… ¡En una semana me toca mi primera consulta! Me pondrán en el vientre el tan sonado líquido frío color azul o morado, de verdad que me hace ilusión. Es una forma más de ver a mi bebé. ¡Estoy encantada con la idea! Además de que Nico va a estar ahí.

     Aunque, para ser sincera, mi relación con él está… fría, y eso hace que me dé cuenta de que de verdad lo quiero, no sé cuánto pero lo quiero. No sé porqué tengo la impresión que todo esto es por la llegada del pesado de Greg;  que parece una lapa pegada a mi espalda, de verdad que sí, me acompaña a todas partes,  cada día me propone ir a un lugar distinto con él y de verdad que me estoy cansando de rechazarlo…

     Cristian se ha convertido en un verdadero amigo para mí, es tan atento, siempre está pendiente de cada cosa que necesite, ¡me deja cada día más sorprendida! No es para nada lo que la gente piensa de él, es más tierno, dulce y caballero de que lo jamás había pensado. Además de que muestra una euforia un tanto excesiva por mi bebé, no deja de decir que le encantaría ser su padrino. No sé que piense Nico sobre ello pero por mí no habría ningún problema.

     Y por último, tengo que hablar de Cris, por supuesto. ¡Más enamorada imposible! No sé yo pero creo que un día de estos se me casa… ¡Aaah! Pero eso sí… ¡ME PIDO SER LA MADRINA DE BODAS!

     —¿En qué piensas? —me preguntó Nico, giré mi cabeza para verlo. Su regazo me daba calor en estas fechas; noviembre…  Hace muchísimo frío, prefiero mil veces el verano o el otoño. Aunque un poco más este último, generalmente suele ser un clima bastante estable, no hace ni frío ni calor. Para mí no hay nada mejor que eso.

     —En que queda una semana para ver a nuestro bebé ¿No te hace ilusión? —rodeé su cuello con mis brazos y cambié de posición para poder mirarlo a los ojos.

     —¡Por supuesto que sí! —sonrió—Tengo unas ganas de saber si va a ser niño o niña y de verle la carita… ¡Seguro que es preciosa!

     —O precioso—le recordé—¿Acaso te gustaría tener una niña?

     —Bueno… sé que la ilusión de todo hombre es tener un hijo para compartir muchas cosas con él, pero para mí una niña es un nuevo desafío, no sé, se me hace más… tentador—aclaró con esa sonrisa tan suya, esa sonrisa que derretiría al iceberg más grande del mundo si cabe.     No lo soporté más y le di un suave beso en los labios—Sobre todo si es tan hermosa como su madre—me guiñó un ojo y reí divertida.

     —Claro, claro… pues a mí la idea de que sea niña me gusta, pero si es niño… ¡Te juro que muero de la felicidad! Aunque siendo tu hijo, me da igual que sea, niño, niña… Sea lo que sea será bienvenido.

     —Si es que un hijo de nosotros dos…—se echó a reír.

     Alcé una ceja.

     —¡Presumido!

     —Encima de que te alago a ti también…—negó con la cabeza sonriente.

     —Bueno… gracias entonces…—rodé los ojos.

     —¡Se me olvidaba! Me tengo que ir ya—miró su reloj con cautela.

     —¿Adónde vas?—pregunté con una potente curiosidad recorriendo mi cuerpo.

Embarazada a los 16 (Editando...)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora