Séptimo

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Mamá.

ya han pasado 6 años desde que mi padre murió, duele, lo sé, y demasiado, pero tenemos que afrontar esto juntos, sé que hemos estado peleando mucho estos últimos años, me dices que haga esto, y esto, y aquello. Pero me siento cansado, me siento sin fuerzas, el SMD (Síndrome Mielodisplásico) ha avanzado demasiado. A pesar de que solo les da a los ancianos, y la probabilidad de que se diera a cabo este síndrome en los adolescentes es de una en mil millones, y desgraciadamente me dio a mí. No sabes esto, pero últimamente he estado vomitando sangre y la sangre salía por mi nariz, no te lo dije por la misma razón de todos y cada uno de los millones de problemas que tuve anteriormente, no te quería preocupar. 

Como te había dicho tuve novia, crees que aún la tengo, pero ya no. Cuando te la presenté por primera vez te cayó estupendo, pero después no ha vuelto. Te contaré la historia por acá, por esta nota, no sé por qué no te lo digo en persona, pero siento que no estoy listo para esto. Estaba en la casa de Melanie, sentados en el sofá viendo una película, ella me dijo que iba a preparar palomitas de maíz, le dí un leve beso en sus suaves labios, aún me acuerdo cómo era besar esos malditos labios. Mientras ella estaba en la cocina preparando palomitas, sentí un líquido metálico en mi garganta, sentía que tenía ganas de vomitar, así que rápidamente agarré una caneca de la basura y vomité ahí, era sangre, otra vez la maldita sangre. La sangre comenzó a salirme por la nariz mientras vomitaba, cuando por fin terminé me limpié la boca y la nariz con la manga de la camisa, cuando subí mi mirada la vi a ella, ahí parada en shock, mientras me veía con asco. Agarró unos guantes de la cocina, me jalo de la camisa y me tiró a la calle, aún recuerdo sus palabras, "nunca más vuelvas a verme, pedazo de monstruo asqueroso", dolió, y demasiado. Me arrojó la caneca en la que había vomitado y cerró de golpe la puerta. Me paré y me fui de ahí para dirigirme al apartamento, en el trayecto las personas me miraban con asco, y así me sentía, un maldito monstruo. Entré al apartamento y me fui al baño para ducharme, para poder quitar toda la sangre que tenía en mi cara. Fui a tu habitación y estabas dormida, con una sonrisa en tu cara, no te quise despertar, así que me fui a mi habitación, abracé duro a mi almohada y me quedé dormido mientras lloraba.

Lo siento, mami, te amo, pero no te cuento estas cosas, porque no quiero que sufras, como lo hago yo. Prefiero mil veces sufrir a que tú tengas que hacerlo.


De Hijo A MadreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora