De Hijo A Madre

Vigésimo cuarto

Mamá.

Odio la realidad.

Ambos junto con Paola nos fuimos al funeral de Alejandro. Nos sentamos en la primera fila con Lilian y Sebas. Comenzó a llover. Típico, ¿no?
Me duele, me duele saber que nadie está a salvo de la realidad y de la muerte. Nunca pensé que Alejandro llegara a morir, eso era inesperable. Es como que todo va bien y de un momento a otro él muere. No es justo. ¿Cómo es posible que un niño tan inteligente, amistoso y tierno se fuera de este mundo? ¿Por qué la vida no es justa? No entiendo.

Sebastián caminó detrás del ataud y comenzó a dar un discurso.

Lo que más me conmovió fue que al final él dijo: "Pronto nos volveremos a ver, hermano. Me parte el alma saber que te has marchado. Pero mi amor por ti durará por siempre." Sin darme cuenta las lágrimas comenzaban a caer en mis mejillas.

Cuando el funeral terminó, Paola se despidió de mí y se fue. Supongo que odia los funerales, pero no la juzgo. ¿Quién en su sano juicio amaría los funerales? Terminé en el cuarto de Alejandro junto a Sebas. El cuarto aún huele a él, esa extraña colonia que siempre usaba. Sebastián comenzó a golpear la mesa de noche mientras lloraba. Gritaba a cada segundo "Se fue" y lo repetía. Salí corriendo de la habitación para buscarte . A pesar de que eres contadora, eres una buena psicóloga. Cuando te hallé te dije todo lo sucedido y saliste corriendo conmigo hacia la habitación de Alejandro, agarró a Sebas y lo abrazó. Se sentó junto a él en la cama y me diste una mirada de que los dejara a solas. Te conozco muy bien. Así que salí y cerré la puerta. Me recosté en la pared y esperaba a que los minutos pasaran, pero se siente como si cada minuto fuera eterno. Cuando se abrió la puerta me paré. Era Sebas, corrió hacia mí y me abrazó, le correspondí el abrazo, cada vez nos abrazábamos más fuerte. Luego él me susurró: "Era un buen chico, demasiado, no merecía estar en un mundo cruel, sino en un lugar mucho mejor."