De Hijo A Madre

Vigésimo segundo

Mamá.

Perdón por no haber pasado el tiempo contigo, pero no podía rechazar la invitación de Sebastián. Además la estaba pasando chevere con él. Pasábamos horas y horas jugando en su Xbox. Conocí a su madre, ha sido muy amable conmigo, también a su hermano menor, es divertido jugar con él también, además de que es nerd y es muy inteligente, cuando pasas tiempo con él aprendes muchas cosas nuevas.

Íbamos bien, pasando niveles de Mario Bross, es el turno de él porque idiotamente me caí por un hueco. Aún sigo insistiendo que la "X" del control no sirve, pero él piensa que sólo son celos. Él iba a saltar alto para matar a koopa troopa y lo hace, me mira con una sonrisa triunfante, hasta que esa sonrisa se desvanece, y me di cuenta, mi nariz estaba sangrando. Odio esa enfermedad, odio haber adquirido esa enfermedad, ¿Por qué a mí? Luego saboreaba algo metálico. Oh mierda. Salí rápidamente de la habitación para ir corriendo al baño. Me agaché en el inodoro y comencé a vomitar sangre. Sebastián llegó a mi espaldas y me preguntaba si estaba bien. No me vio como un bicho raro, sino se preocupó por mí. Definitivamente es mi mejor amigo. Cuando terminé Lilian, la madre de Sebastián y Alejo, me dijo que me limpiara en el lavamanos, que no le importaba que este se ensuciara. Vaya, es como tú. Me limpié en el lavamanos y me senté en el suelo. Ahora que lo pienso, tengo buena puntería al vomitar, no hay sangre en el suelo. Me paré y Sebas me dijo que subiera al auto, que me llevaba a mi casa. Me imagino que te preguntarás: "¿Por qué no lo llevaron al hospital?" Porque les dije que eso no era nada, les conté de mi enfermedad. Cuando llegué al apartamento vi un plato tapado encima de la mesa, con una nota encima que decía: "Cómete esto, salí a hacer unas compras. Te amo." Abrí el plato y era lasagna. Mi comida favorita. Es por eso que te amo con todo mi corazón.