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-Mm- mire las paredes, incapaz de mirar el chico con sólo una toalla que estaba en frente de mi.

-Hola, Jenner.- musito, con una sonrisa burlona tirando de sus labios.-¿Tan callada?

Si, bueno. Estas casi desnudo en frente de mi, sonriendo de esa manera tan caliente, y mojado.

Pf, todos los días me pasa.

-¿Mi móvil?- míralo a los ojos. No bajes la mirada, no bajes, Kirstie.

El río levemente, dándose la vuelta y abriendo un casillero. Ahora, que estaba de espaldas, me di el gusto de mirar su espalda. Y bueno, también su trasero.

-Tal vez no lo tenga aquí.

-¿¡Lo perdiste?!- me levanté, dispuesta a pegarle...en cualquier parte de su cuerpo que no estuviera mojada.

Nathan se dio la vuelta, negando. Respire, tratando de tranquilizarme.-Nathan Led- empece, el me miro con atención, curioso de las palabras que estaban a punto de salir de mis labios.-Te puede parecer una bobada, puedo hasta parecer una adicta, pero no entiendes la gravedad del problema en el que te estas metiendo. Llegas a perderme ese pedazo de mierda y estoy jodida. ¿Te imaginas que hará la gente con el número de Justin? ¿Kendall? ¿Matthew? ¿Cameron? ¿Nash? ¿Kylie? ¿Jayden? ¿Taylor? ¿Aaron? ¿Shawn? ¿Pía mía? ¿Hayes?- utilice mis manos, contando a cada uno.-Y, demonios, faltan muchos más. Así que, te pido, amablemente que me regreses mi humilde iPhone 6. O estaremos jodidos.

El medio suspiro y medio sonrió, dándose la vuelta.-¿Me escuchaste?- fruncí el ceño, poniéndome a su lado.

En pocos segundos, lo tuve pegado a mi. Un centímetro de distancia entre nuestras caras. El sonreía, mientras que yo hacia todo lo posible para fusionarme con los casilleros.-Si, muñeca, si te escuche.- sentí como las puntas de mi cabello fueron mojadas, por estar en contacto con su pecho.

Sentí un calor correr por todo mi cuerpo, y reprimí las ganas de golpearme cuando mis mejillas se pusieron totalmente rojas, al igual que mi cuello.

-N-Nathan.- aclare mi garganta.-¿Podrías alejar- suspire.-Alejarte?

-¿Enserio deseas eso, Jenner?- sonrió, sus impresionantes ojazos fijos en los míos. Mi respiración se entrecorto cuando llevo su mano húmeda a mi frente, llevando mi cabello hacia atrás.-Te ves más linda así, calladita.

Fruncí el ceño, antes de poner mis manos en su pecho -sintiendo sus músculos- y empujando su cuerpo fuera del mío. Me cruce de brazos, caminando al otro extremo de la pequeña sala, lo más alejada de el.

-Quiero mi maldito celular.- el asintió, alzando las manos con inocencia y su sonrisa desapareciendo. Y me sentí mal por ser la causa de eso.

Camino de nuevo hacia su casillero, sacando mi iPhone color plata de allí. Camine -casi pude escuchar un coro de ángeles- y extendí mi mano.

-Aquí tienes. Ahora puedes irte. No soporto más tu cara de asco.- dejo con un poco más de fuerza de la necesaria mi celular en mi mano, tomando algo de su casillero -parecía ropa- y caminando atrás, dejándome sola y confundida. Maldito bastardo.

Metí mi móvil en mi bolsillo, recogiendo mi orgullo y saliendo sin mirar a nadie de ese pedazo de intento de gimnasio.

***

-Así que te lo entrego- asentí- Te hablo mal- Asenti- ¿Y luego te echo?

-¡Exacto! Como si fuera suyo todo eso.-Me cruce de brazos, sintiendo como Nash hacia un extraño peinado en mi cabeza.-Nash, ten cuidado, no quiero tener que cortar un mechón de nuevo.

«La Tercera Jenner»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora