A L I C I A
Alguna vez han sentido esa sensación de que algo malo iba a pasar y la sensación de que alguien los observa. Bueno, todo eso siento en estos momentos. Estoy contenta de que Theo se me declarara de esa hermosa manera pero no pude evitar preocuparme. Él nunca saca su mirada de lo que haga, y siento miedo, miedo de que le haga algo a Theo y a mi.
Él es capaz de mucho, y con mucha razón, joven y un gran y temido mafioso de nuestra ciudad, tenia el respeto de todos ganados, desde los jóvenes de la institución hasta el de la Justicia, simplemente, nadie podría hacer nada contra él, ya que se encargaría de vos como si fueras una basurita en su camino. Él irradia miedo, temor y todos sus sinónimos, no entiendo como no se cansa de invocar el miedo en cada persona que lo vea, simplemente...una ridiculez.
Pero no me lo puedo tomar tan a la ligera ya que él siempre esta detrás de mis espaldas, es un maldito acosador Me detesto por no poder enfrentarlo y sentir miedo siempre que él me voltea a ver. Ni siquiera estoy segura en mi casa ya que él siempre me sigue hasta llegar y luego me sigue vigilando, por ende, siempre trato de mantener todo cerrado, pero él siempre lograra que le tenga miedo. Esto es una mierda.
-¿Estas bien, linda?- me susurra en la oreja Theo, lo miré y asentí.
Cuando llegamos a la cafetería, nuestros amigos nos estaban esperando y cuando les dijimos, no los vi demasiado sorprendidos hasta que Sophie dijo: -Ya nos lo veíamos venir- y luego todos rieron.
Nos habíamos pasado riendo y diciendo estupideces hasta que sonó el timbre indicándonos que teníamos que ir a clases. A Theo y a mi nos tocaba Biología. Entramos y nos pusimos a hablar, de vez en cuando el me robaba besos hasta que entró la profesora. Comenzó a dictar un par de cosas hasta que la puerta es abierta de manera violenta. No quería ver de quien se trataba, ya sabía la respuesta.
Alexander D'laurentis.
Mantenía la vista agacha y trate de que mis manos no temblaran por el nerviosismo. En el salón nadie acotaba nada, había un ambiente tenso, ni siquiera la profesora se atrevía a mirarlo. A medida que sus pesados pasos se acercaban me volvía mas pequeña en mi silla.
-Mirame- me demanda, y como un perrito obediente, lo miré.
Su mirada estaba oscurecida y reflejaba ira, seguido de eso, me dio una dolorosa cacheta. La profesora, exaltada, lo quiso parar pero él se dio vuelta, tirandole una mirada de muerte, a lo que la profesora se detuvo.
Me estaba sobando la mejilla cuando Alexander me agarró del pelo haciendo que salga un quejido. Theo se levanto y intento golpearlo, pero Alexander lo evitó y le pegó con el puño provocando que se golpee con la pared.
-Agarrenlo- indica a sus "amigos".
-No, dejalo, por favor- le susurraba con mucho dolor.
Dios, no puedo ni imaginar la escena que esta armando.
Traté de zafarme pero el me saco del salón mientras me sostenía el cabello y a la vez lagrimas corrían por mis mejillas. Su agarre sobre mi cabello se hacia cada vez mas fuerte y trataba de aflojarlo con mi mano pero era imposible.
-Zorra- me dice apenas llegamos a un salón desocupado, afuera de la puerta quedaron dos de sus perros falderos- ¿Sabes lo que se les hace a las zorras como vos cuando no obedecen?- me dice muy cerca de mi cara, no quería llorar pero era inevitable -¡Te pregunte algo, estúpida!- me azotó contra la pared y seguido de esto me abofeteó -Tendré que enseñarte- lo dijo con un tono tan asqueroso que me provocó una arcada.
Me llevó a la parte trasera de la escuela (en donde estuvimos Theo y yo hace horas) detrás nuestro estaban sus dos perros falderos. Allí nos encontramos con otros dos chicos sosteniendo a Theo, uno de cada brazo. Mi novio levantó la mirada y vi su cara totalmente demacrada por los golpes.
Grité horrorizada .
Alexander se giró a verlo y al segundo estampó su puño contra su mandíbula.
-¡DEJALO, POR FAVOR, ÉL NO TE HIZO NADA!- gritaba golpeando su espalda pero no le causaba ningún daño.
Se dio vuelta dando un suspiro, aproveché el hecho de estar suelta, entonces, di mi mano contra su mejilla derecha y al segundo me arrepentí.
-Con que esa tenemos eh- me agarró del cabello, otra vez.
-Por favor, sue-e-eltame,per-r-don- no podía hablar bien ya que me ahogaba con mis propias lagrimas.
Me miró serio y me pegó un puñetazo en mi mandíbula. Grité por el maldito dolor.
Pero no paró ahí, siguió repartiendo golpes por mi abdomen y piernas, cuando terminó, traté de mantenerme de pie con la poca fuerza que tenía.
Alexander me agarró de mi mandíbula lastimada y me dijo muy cerca de mis labios -Perras como vos, no me pueden tocar, ¿entendido?- no decía nada ya que su fuerza me provocaba mas dolor. -Te acabo de preguntar algo- asentí -No te escuché-
-Zi, zeñor- no podía abrir tanto la mandíbula para hablar por lo que parecía que decía todo con Z.
Siguió mirándome fijamente y dijo -Llévense al niñato a la camioneta-
Me zafe de su agarre y corrí a hacia Theo -No te lo lleves, por favor, yo soy la que provocó todo, desquitate conmigo, no con él- decía mientras que lo abrazaba a Theo.
-Todo va a estar bien, linda- me susurraba tratando de tranquilizarme pero yo podía sentir su miedo.
Alexander hizo una señal y uno de sus guardaespaldas me agarró pero no me dí por vencida y seguí tratando de zafarme. Otro de sus gorilas tenia agarrado a Theo, mientras que Alexander le repartía golpes...¿No le había bastado con lo que les hicieron sus guardaespaldas?.
Me liberé del maldito gorila y me tiré sobre la fornida espalda de Alexander.
-¡ERES...UN...MALDITOOO!- gritaba mientras que rasguñaba su cara.
Dejó de golpearlo a Theo para tratar de liberarse de mi. Cuando logró tirarme, se tocó su cara, levantó su mirada y me sonrió de una manera escalofriante y luego rió, sin esperarlo, me dio un fuerte puñetazo (mas duro que el anterior), sujetó mi cabello y me susurró al oído.
-Esta me las pagas por zorra- me soltó de manera brusca haciendo que caiga. Desde el suelo veía todo borroso pero llegue a ver como Theo sangraba por la nariz y la boca mientras me miraba llorando.
Alexander se acercó y dijo -Te voy a enseñar a no meterte con chicas ajenas, maldito niño-
Hasta ese momento él mantenía su cabeza agacha pero cuando Alexander dijo eso, él la levanto -No importas lo que hagas, yo siempre voy a estar en su corazón y su mente- escupió un poco de sangre al terminar su oración.
Luego de eso recuerdo que me desmayé.
-Alexander D'laurentis en multimedia-
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Mafioso Posesivo
Teen FictionEl representaba solo una cosa: miedo. Generaba miedo a quien lo mirase y pobre del que lo hiciera. Sabia que tenia que alejarme, pero no podia. No por quererlo, él me encontraría si lo hacía. Y el castigo que me esperaba no seria muy placentero. So...