A L I C I A
Me encontraba recorriendo la casa de Tomas, por mera curiosidad. Su casa era de lo más acogedora, era espaciosa pero muy hogareña. Tenia un estante con varios adornos que se ve que eran de diferentes países y con fotos de él en otros lugares. Me había dejado sorprendida, me impresionaba que a su corta edad hubiera viajado por una parte del mundo.
Cuando ya había recorrido la planta baja de la casa, subí las escaleras; si, parecía algo invasiva recorriendo la casa de un desconocido pero desde siempre mi curiosidad me termina ganando.
En la parte de arriba no había mucho: un estudio, un baño, tres habitaciones y algo que parecía ser un armario. Quería entrar a las habitaciones, cuando escuche la puerta de entrada, un terror inexplicable me invadió en ese momento, la cara de Alexander se me apareció de repente en mi cabeza.
¿Y si ya sabia donde estaba? Él tiene muchos contactos y podría averiguar donde estaba en un segundo.
¿Y si le había hecho daño a Thomas? Oh dios, eso no quería ni pensarlo pero tenia que entender que Alexader podría hacer lo que sea a quien quisiera.
Oh si...Thomas estaba de parte de él. Diablos, tal vez era una trampa de Alexander para ver si a la mínima oportunidad iba a escapar o tal vez Alexander le pago a Thomas para que me mantenga acá y que nadie lo sepa.
Diablos, alguien estaba subiendo las escaleras. Sin pensármelo dos veces, me escondí en el armario y contuve la respiración.
-¿Alicia?- suspiré al escuchar la voz de Thomas.
Salí de mi escondite y fui a abrazarlo mientras lloraba.
-Pensé que Alexander había venido por mi- sollocé
-Él no vendrá, no te va a encontrar, tranquila- me susurra acariciando mi pelo.
Me separé de su pecho, completamente sonrojada.
-¿Tenés hambre?- pregunta.
Asentí cabizbaja. Thomas me tomó mi mentón, me levanto la cabeza y se quedó observándome un rato.
-¿Por qué lastimar a alguien tan delicada y hermosa?- me dice acariciando mi mejilla.
De a poco se fue acercando y podía sentir esos nervios en mi estómago -¿Puedo?- me susurra mirando mis labios, los cuales estaban rozando con los suyos. Yo estaba completamente cohibida y solo pude asentir.
Nuestras bocas se unieron en un intenso beso, nada comparado con los de Alexander. Thomas no me obligaba a besarlo, no mordía de manera brutal mi labio y sobre todo a mi me gustaba la manera en la que Thomas me besaba, sin apuros ni posesividad. Era un lindo beso y no quería que este momento terminara.
Nos separamos y nos quedamos mirando un rato, él tenía mi cara agarrada con sus manos y me dice -Tus labios son tan suaves y dulces, tan perfectos, como vos- y me vuelve a besar.
Yo puse mis brazos alrededor de su cuello para profundizar el beso.
Así que así se siente ser amada.
Esta vez, yo rompí nuestro beso para hablar -Deberíamos hacer la cena-
-Tenes razon, bonita- me contesta -Pero primero déjame cambiarme la ropa- hasta ese momento no me habia dado cuenta que seguía con el uniforme del hospital, yo asentí y bajé las escaleras.
Me dirigí a la cocina para ver qué podía preparar, lo menos que podía hacer era cocinar. En la cocina había mucha comida, demasiada así que podía preparar lo que sea. Se me había antojado una lasagna, asi que saque todo lo necesario para prepararla y empecé a hacerla.
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Mafioso Posesivo
Fiksi RemajaEl representaba solo una cosa: miedo. Generaba miedo a quien lo mirase y pobre del que lo hiciera. Sabia que tenia que alejarme, pero no podia. No por quererlo, él me encontraría si lo hacía. Y el castigo que me esperaba no seria muy placentero. So...