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A L I C I A

No se cuantos días habían pasado, de lo único que estaba consciente de que paso mucho tiempo desde la ultima vez que vi un rayo de sol. Alexander baja cada tanto, creo que para ver si sigo respirando o para abusar de mi. Nunca mas volví a ver a Theo, ignoraba el hecho de que lo hubieran asesinado...pero esa era la puta realidad.

Alexander asignó a una chica llamada Rosie, la cual se encarga de traerme las tres comidas del día, y si no "complacía" a Alexander, me castigaba no dejándome comer. Las únicas palabras que cruzaba con Rosie eran "hola" y "gracias", las cuales ella nunca respondía, tal vez porque Alexander le prohibió cruzar palabras con migo o solamente me ignora.

En estos momentos me encuentro viendo fijamente la mancha de humedad que se ha comenzado a formar en los últimos días mientras que digiero mi almuerzo. Podría decir que esa mancha se convirtió en mi única compañía. Tenia que agradecer el hecho de que no habían insectos ni ratas y que ayer Alexander me trajo una sabana para tapar mi desnudez.

Escucho el cerrojo de la puerta y giro mi mirada con pereza hacia la misma.

- Parate, ya no vas a dormir acá- me dice de manera dura Alexander mientras que se acerca a mi y me toma del brazo y rápidamente agarro la sabana para tratar de taparme.

Salimos del lugar y me di cuenta que era una especie de habitación escondida en un sótano.

-Dios, si hubiera podido escapar habría tardado mil años- pensé.

Me dirige a las escaleras y al salir, la luminosidad quema mi vista y automáticamente pongo mi mano sobre esta, no pude distinguir ni apreciar nada de la casa. Alexander me seguía sosteniendo del brazo y me guía por unas escaleras, con el simple tacto de mis pies, supe que era mármol; ingresamos a una habitación y yo saco mi mano de mi vista, estaba impresionada, frente a mis ojos tenía una fina habitación color crema, no muy grande pero tampoco tan pequeña como el lugar en donde dormía

Había dos puertas, las cuales después descubriría qué son, luego, había un pequeño ventanal con un balcón, la vista se veía hermosa.

-Ahora estarás mas cómoda- había olvidado que Alexander seguía conmigo.

No debía demostrar encanto de la habitación, así que solamente asentí sin siquiera mirarlo.

-¿No vas a decir nada?- me pregunta y yo lo miro con una ceja levantada.

Negué mientras avanzaba y me sentaba en la suave cama.

-Gracias mi amor por sacarme de ese sucio sótano- habla sarcásticamente tratando de imitar mi voz.

-Primero que nada, yo no sueno así, segundo, no tengo por que agradecerte nada, acordate que me tenes secuestrada, estoy acá en contra de mi voluntad-

Él rueda los ojos  y cuando esta a punto de salir, se me viene una pregunta.

-¿Donde está Theo?- quise mantener mi voz firme pero cuando formule la pregunta, mi voz tembló.

-No es un tema que te interese- no se giró a mirarme, pero a través de su fina remera negra, noté como tensaba los músculo de su espalda.

-¡Si no fuera un tema de mi interés, no te lo estaría preguntando!- exploté.

En un rápido movimiento, se acerca a donde me encontraba yo y agarra mi cuello, por inercia pongo mis manos sobre las suyas provocando que la sabana que rodeaba mi cuerpo se cayera. Él saca una mano y la lleva al bolsillo de su pantalón, del cual, saca una navaja. A esta alturas no sabía si temblaba del frío o del miedo. Alexander pasa la filosa y fría navaja por mi mejilla, mis ojos estaban llorosos pero no dejaba caer ninguna lágrima. Saqué una mano de mi cuello y forcejeaba para que aleje la navaja de mi cara.

Acerca su cara a mis labios y dice -No me provoques, Ali- sus pupilas se encontraban dilatadas - Como soy un buen chico- soltó una risa amarga - Voy a responder a tu pregunta-se acercó a mi oreja sin soltar ni el cuchillo ni mi cuello y susurró- tu "amado", está muerto, enterrado en cualquier parte de este maldito mundo, me encantaron sus gritos de suplicas, pero me gustó mas cuando degollé su cuello- al terminar la frase no me movía, apostaba cualquier cosa a que estaba blanca. Mis ojos eran como cataratas.

-No, n-no-o- sollozaba mientras que negaba. -¡No tenias por que hacerlo, él se podía alejar de mi, no tenias derecho a terminar con su vida!-  saqué la mano con la que evitaba que la navaja me toque y empecé a dar puñetazos en su pecho.

-¿Y correr el riesgo de que cuente que te tenía secuestrada? Mejor no arriesgarse- me miraba con una puta sonrisa burlona, en ese momento soltó  mi cuello.

-Comprende de una puta vez, ¡No importa cuanto tiempo me tengas cautiva, nunca te voy a amar!- le grito histérica - Tenes una lista enorme de chicas que mueren por voz, no solo las chicas fáciles, hay chicas que están enamoradas de vos, pero yo no soy una de ellas- el me miro fríamente. ¿Que este chico no siente nada?; agarro con delicadeza su rostro -Dejame ser libre, ¿si?, busca a esas chicas y enamorate de ellas y trata de olvidarme - le regalé una sonrisa comprensiva. 

Él puso una mano sobre la mía, cuando pensé que había ablandado su corazón, me agarra con tanta fuerza la mano que pienso que me la va a quebrar.

-Gastas saliva en decirme todo esto- tragué duro. 

-M-mi-i ma-a-n-no- dije debil -Alexander, mi mano - quise aflojar su agarre pero era inútil.

Todo es inútil.

-Ecuchame muy bien- se pega a mi cuerpo -¡No me importa quienes estén enamoradas de mi, si yo quiero que seas vos, vas a ser vos!- solté mas lagrimas -Si no queres amarme por las buenas lo vas a hacer por las malas...¿Entendido?- asentí y entonces aflojó su agarre, masajeé mi mano para calmar un poco el dolor.

Entonces por la puerta entra Rosie.

-¿Qué?- pregunta Alexander.

 -Lo- lo lla-a-man s-s-señ-o-or, d-i-dicen que e-e-ss urgente-  dice tartamudeando.

Él no dice nada, solo asiente y ella se retira.

Cuando se estaba por ir, se gira y me dice- Ah, tomate un baño que estas asquerosa- y al decir esto, se va del cuarto.

-Odio mi vida- decía mientras me dirigía al baño. 







Mafioso PosesivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora