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O M N I S C I E N T E

Mientras Alicia se bañaba, Alexander bajaba a recibir a West, se encontraba algo extrañado por el hecho de encontrarlo con su "esposa", según lo dicho por Rosie.

-West, hermano, me tomaste por sorpresa- dice mientras termina de bajar las escaleras para ir y abrazarlo -No me lo tomes a mal pero ¿Qué haces por aquí?- pregunta de extrañado puesto que West no era de dar visitas sin avisar.

-Querrás decir que HACEMOS aquí- en ese momento West se hace a un costado para dejar ver a la jovencita de piel blanca, de la cual no se había percatado Alexander. -Cariño, saluda- la jala de forma sutil para que la chica se acerque a saludar a su amigo debidamente.

-Y contestando a tu pregunta, venimos a visitarte porque quería avisarte que no sabrás de mi por unas semanas ya que vamos a estar de luna de miel con esta preciosura- posa su mirada sobre su esposa mientras sostiene su cintura.

-West...eres un hijo de perra- dice Alexander mientras ríe y abraza a su amigo, quienes, por lo visto,  eran los únicos felices en aquel lugar.

Ambos se separan al escuchar unas pisadas a espaldas de Alexander, quien sonríe al ver bajar a su mujercita.

Cuando Alicia terminó de bajar las escaleras y se fijó en la acompañante de West, quería irse encima de él, ya que, por desgracia, la esposa de West era nada más y nada menos que Summer, quien seguía la misma suerte de Alicia: estar amarrada a un hombre mayor que no quería.

-Pero si eres tú, así que siguen juntos- habla de forma burlesca West.

-Claro que seguimos juntos, es la mujer de mi vida y tú lo sabes- le dice Alexander -Ven amor, salúdalo- le ordena cual perro.

¿Mujer de su vida?¿Saludar? Ella quería arrancarles la yugular a ambos y salir corriendo con Summer quien se notaba nerviosa, casi a punto de un colapso. 

No la cagues, Alicia, ya le correspondiste un beso, puedes saludar a este infeliz. Se repetía ella para darse ánimos.

-Hola- saludó dando su mejor sonrisa y acercándose a un lado de Alexander, Summer le sonrió de forma nerviosa mientras que West la miraba con burla.

-Por lo visto controlaste a la pequeña rebelde, ¿no es así? Ya hasta tiene modales, bien hecho, Alex- y de nuevo estaba ese tono burlesco que daban ganas de cortarle su garganta para que dejase de decir tantas estupideces juntas.

Alexander no dijo nada, simplemente la sujeto de la cintura y estampó sus labios contra los de ella, luego, sonrió.

-Pasemos al living, debes ponerme al tanto de algunas cosas- le dijo a su amigo mientras se sentaban y Alexander iba a su minibar para servir dos vasos de whiskey.

-Debo decirte que me sorprende que te hayas casado y con ella- comenta Alexander riéndose mientras bebe.

-Tú ya sabes todo eso de la herencia de papá y bla bla bla, mi madre quería que sentara cabeza y yo quería cobrar la herencia- contesta mientras bebe su trago- Pero también quería tener a esta dulzura en mi cama todas las noches, así que maté tres pájaros de un tiro ¿Cómo la ves?- ambos ríen, absortos de lo que sucedía a su alrededor, sus acompañantes estaban incómodas al escuchar tal frivolidad.

-Por lo visto te resultó bastante conveniente todo el asunto, pero con la minoría de edad ¿Cómo lograste conseguir el permiso de los padres?¿Falsificación?¿Amenazas?¿Chantaje?- pregunta divertido Alexander.

-Nada de eso, hermano, me acerqué a las buenas- Alexander no podía creer que aquel fuera su mejor amigo, el mayor chantajista que conocía había pedido la mano de una chica menor que él ante sus padres de forma ¿decente? -No me pongas esa cara que me ofendes- le dice riendo -El asunto fue que el día en que volvíamos de la escuela, ¿recuerdas el día en que me pediste ir a la escuela de Alicia para "encargarme" de alguien?- ¿Cómo alguien iba a olvidarlo? Fue el peor día para ambas chicas, tal recuerdo las invadió, volviendo sus caras en expresiones aún más desanimadas, de las cuales los dos chicos no se percataron.

Mafioso PosesivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora