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A L I C I A

Luego de haber cenado con Thomas, él decidió que sería buena idea que miremos una película, acepté, pero antes de que nos sentáramos, Thomas recordó que no había palomitas, por lo que, decidió irse a la tienda, mientras tanto yo me quede eligiendo una película.

Ya tenía la película seleccionada pero Thomas aún no volvía cosa que en parte no me preocupa ya que la tienda queda a unas cuadras, me pare para ir al baño y escucho la puerta, me paralizo ya que yo sabía que Thomas se había llevado sus llaves, me preocupo y pienso en lo peor, pero también cabe la posibilidad de que sea algún vecino, pero no iba a confiarme, así que fui al segundo piso sin hacer ruido para que la persona que estuviera del otro lado no se dé cuenta de que si había alguien en la casa. Al llegar al segundo piso miro por la ventana que muestra la calle, veo que había dos camionetas negras con vidrios polarizados y unos hombres afuera de cada una. Mis sospechas eran ciertas, Alexander está aquí, me encontró.

Mi corazón empezó a latir con una rapidez impresionante, mi cuerpo se encontraba en shock, trate de calmarme y pensar en alguna forma de salir de la casa y no morir en el intento. Recordé que en la parte trasera había una puerta que llevaba al patio de la casa, de ahí solo tendría que saltar la cerca que dividía la casa de Thomas con las demás. Sonreí ante mi plan y estaba por salir de la habitación cuando escucho como algo golpea contra el suelo, seguido de eso se escuchan pasos sigilosos y varios murmullos.

-Mi amor, ya sé que estas en esta casa, así que es en vano que te escondas- escuché la asquerosa voz de Alexander, escuché otros pasos, seguramente estaban revisando la casa. En ese momento salí de la habitación ya que no había señales de que alguien iba a subir, fui rápida y salí al pasillo, agarre el hilo que colgaba del techo y lo tiré, salieron las escaleras que gracias al Dios no hicieron un ruido muy evidente, trate de subirlas lo más rápido posible pero a cada paso que daba las escaleras hacían un fuerte ruido, cuando terminé de subirlas escuché a Alexander decir: -Vayan a revisar la segunda planta- Mi corazón comenzó a latir aún peor y eso provocó que me tiemblen las manos. Levanté la escalera y comencé a ponerle cajas pesadas para que no pudieran bajar la escalera, me acomodé en un rincón y esperé lo peor a la vez que pensaba en múltiples cosas, una de ellas era Thomas: ¿Dónde estará? Dios, solo podía rezar, rezar para que no le pasara nada, y si, solo podía rezar por él, porque yo por más que desee no me voy a poder salvar de lo que me espera si Alexander me encuentra.

Habían pasado unos minutos, los cuales eran una tortura para mí, yo seguía llorando y lamentándome, pero me callé cuando escuché como forzaban la escalera. Sentía como se me paralizaba el corazón, los oídos me zumbaban, las manos me sudaban y sentía escalofríos, no podía creer que la felicidad me haya durado tan poco. Deje de pensar cuando escuche un fuerte ruido, los hombres de Alexander habían logrado bajar la escalera, me arrinconé entre un viejo escritorio y la pared, solo esperaba lo peor. Escuchaba pasos y pasos, ya que no podía ver nada, en un momento a otro siento como me tiran del brazo y yo solo grito mientras que comienzo a tirar patadas, pero el hombre que me tiene agarrada parece de piedra.

- ¡NO POR FAVOR!¡SUÉLTENME! - grito sollozando, en ese momento el gorila ese me pone sobre su hombro y comenzamos a bajar las escaleras. -Por favor, ¡DÉJENME! -trataba de agarrarme de cualquier esquina o marco de puerta, pero el hombre de Alexander tenía el triple de fuerza que yo así que era fácil para él hacer que me soltara.

Yo continuaba gritando y a su vez, pegándole en la espalda a el gorila que me tenía sujeta, pero era todo demasiado inútil.

-La encontramos, señor- dice el hombre a Alexander, a este punto yo me encontraba en medio de una taquicardia.

-Bájala- y seguido de esa orden, me sueltan y Alexander me agarra mi brazo derecho y no dice nada, ni siquiera pude vi venir el momento en el que impactó su mano contra mi mejilla, dejándome aturdida por unos segundos debido a la gran fuerza con la cual me golpeó, pero reaccione de nuevo cuando sentí un segundo impacto en mi otra mejilla, si no fuera porque me tenía sostenida, hubiera caído.-Al fin te tengo de nuevo, perra- luego de eso, agarra mi mandíbula y me obliga a mirarlo -Luego de todo lo que tengo pensado en hacerte para castigarte, la muerte será tu mayor anhelo-

-La muerte es mi mayor anhelo desde que te conocí- pensé.

-Dijiste que me amabas- digo mientras lloro- Si lo hicieras no me tratarías de tal manera- las palabras parecían enredarse en mi lengua, por lo que salían con dificultad.

- ¡ES QUE TU NO APRENDES!¡TRATO DE SER LO MEJOR POSIBLE, PERO ENCUENTRAS SIEMPRE LA MANERA DE ARRUINAR TODO! ¡SI TAN SOLO PUSIERAS DE TU PARTE YO NO TENDRÍA QUE TRATARTE ASI!¡SI TAN SOLO NO INTENTARAS ESCAPAR EN EL PRIMER MOMENTO QUE NO TE ESTOY VIENDO TODO SERÍA MAS SENCILLO!¡LO ÚNICO QUE DEBES HACER ES COMPORTARTE DE MANERA OBEDIENTE, AMARME, ESTAR A MI LADO Y NO PROVOCARME!- me suelta bruscamente la mandíbula y comienza a caminar de un lado a otro respirando con pesadez -Solo tenías que hacer eso y la fiesta iba a estar en paz, pero no, debías ser tan estúpida y escapar, no tienes una idea las ganas de desquitarme que tengo pero prefiero esperar a llegar a casa...dime amor, ¿si recuerdas todos los castigos que cumpliste, verdad?- no contesté -Bien amor, sigue sumando puntos para tus castigos- dice y me agarra la mandíbula nuevamente pero con más brusquedad, sentía que me la arrancaría en cualquier momento.

-No podías obligarme a amarte, Alexander, tú sabes que yo solo quería mi libertad, que me dejaras vivir, yo no quiero estar atada a alguien por obligación, tú sabes que si me devuelves mi libertad voy a ayudarte a dejar de lado esa agresividad, pero solo tienes que dejarme vivir, y tal vez po-podríamos, no lo s-se...empezar de nuevo- quería golpearme ante la estupidez que dije pero intentaba ser lo más suave posible para que no se enloqueciera.

- ¡Claro que podría, mi amor, podría obligarte a hacer cualquier cosa, podría hacer que pases el resto de tu miserable vida a mi lado, y yo no sería agresivo SI FUESES OBEDIENTE CON LAS COSAS QUE ORDENO, PERO PREFIERES HACERLO TODO TAN DIFICIL! - dice y comienza a caminar por la habitación otra vez, para en seco- Ahora, súbanla a la camioneta- ordena y es ahí cuando comienzo a desesperarme de nuevo.

- ¡SOLO TE PIDO QUE ME DEJES SER FELIZ!¡DEJAME TRANQUILA ALEXANDER, POR FAVOR! - eso es lo último que logro decir antes de caer desmayada.

Mafioso PosesivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora