Capítulo 1

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No vamos a enamorarnos.

Mis pensamientos gritaban alto en mi cabeza, necesitaba salir de aquí, necesitaba oxígeno, sentía que cada día que pasaba me iba aislando, las discusiones entre mi padre y mi madre eran cada vez más insoportables.

Fui corriendo a casa de Rose para huir de aquel infierno, había una conexión fuerte entre nosotras, aunque su padre no era alcohólico como el mío, el suyo también la maltrataba sobre todo de manera verbal, ella solía ser mi hombro cuando yo le contaba los problemas de mi familia, yo igual era su paño de lágrimas cuando ella me hablaba de la suya.

Al igual que yo soñaba con encontrar al príncipe azul, ese que nos diera todo el amor y el afecto que nuestros padres nos habían negado, miles de veces planificamos huir de casa pero ¿a quién íbamos a engañar? apenas habíamos terminado la secundaria ¿A dónde íbamos a ir? no teníamos la fuerza de voluntad para dejar nuestro hogar.

Desde niña pensaba que al ser grande tenía que estudiar una carrera donde pudiese ayudar a las mujeres y niños maltratados, que debía haber alguna manera de hacer algo por las mujeres, que al igual que mi madre eran maltratadas por sus esposos alcohólicos y junto con ella sus hijos.

A menudo veía la vida de mi madre y siempre me prometía a mí misma no tener la misma vida que ella, sentía repudio por los hombres viciosos, en especial por los que fumaban y bebían alcohol sin control, dos trastornos muy característicos de mi padre.

Siempre me prometí no salir con este tipo de hombres jamás. Podría gustarme muchísimo un chico, pero si lo veía bebiendo o fumando desaparecía el encanto.

¿Será por ello que hasta los momentos no había decidido tener alguna relación estable?

Claro llegaron a gustarme algunos chicos de mi vecindario, pero ninguno con el que yo hubiese llegado a tener ese tipo de amor, del que hablaban las canciones o los libros que solía leer en compañía de Rose, la mayoría de mis amigas y compañeras de clases habían perdido la virginidad con algún chico de la secundaria, yo aún decía que debía esperar al chico indicado, ese que mereciese que yo le entregase mi inocencia y todo mi amor.

Si! ¡si! ahora lo sé, qué tonta era al pensar que eso debía ser así, hasta pensaba que lo ideal era llegar virgen al matrimonio y que con esa persona viviría por siempre, era obvio que pensara de esa manera, así me había educado mi madre, aunque sabía que si llegaba a casarme algún día no sería el tipo de esposa que era mamá.

Ella decía —" la mujer debe ser entregada a su familia y a su hogar, debemos seguir preparándonos profesionalmente si queremos, pero nuestro papel en la sociedad es casarnos y tener hijos, además de ser lo suficientemente hábiles para criar a nuestros hijos, mantener todo limpio, amar al esposo y ser tolerantes por todo el tiempo que perdure el matrimonio".

A pesar este año cumpliría la mayoría de edad era una chica bastante conservadora, ni siquiera había tenido experiencia con el maquillaje. En cambio Rose Midori mi chica favorita de Japón, sabía todo sobre la moda y era experta en salir de compras, como no serlo si era la Hija de la doctora Dalia Campell y el adinerado empresario asiático Akio Tadashi, siempre estaba alegre y aunque era mucho más ingenua que yo, tenía un gran corazón.

Después de una infancia muy obediente y una adolescencia  recatada y conservadora, estábamos listas para divertirnos como lo hacen las chicas de nuestra edad, esta noche iremos a un club al que Rose me invitó con sus amigos, acepte porque dijo que la música es en vivo.

Ese club es el "The Last Night" un lugar del que todos en esta ciudad hablan, al fin teníamos nuestras identificaciones falsas, estábamos listas para adentrarnos al mundo de las salidas nocturnas, chicos sexys y reuniones hasta altas horas de la noche.

Tierna e inocente Dulce Desastre IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora