Capítulo 37

1K 75 9
                                    

Es mi cruel realidad

Después de haber dejado a Rose más tranquila sobre mi estado de animo y mi desafortunada situación con Josh, la veo coger ropa limpia y una bolsa con sus cosas personales, lleva ya casi un mes quedándose con Eliot en un apartamento que el a rentado, una vez más la vida me echa en cara que todas las relaciones son normales menos la mía y la de Josh, cuando estamos juntos parecemos querernos tanto, pero cuando una pelea o un malentendido nos separa, es como si nos diéramos cuenta que somos incompatibles, el pasa de ser el hombre más apasionado y cariñoso a alguien frió y distante, es como si se despojara de sus sentimientos y nunca hubiese sentido algo por mi.

Por mas que le doy vueltas a este asunto no logro entender, después de la humillación que me hizo pasar frente a sus amigos y primos debería ser yo quien este molesta y ofendida, pero al parecer es él quien tiene el orgullo herido. Esta es mi cruel realidad ¿Por qué? ¿Como carajos esperaba él que yo reaccionara? cuando una y otra vez me niega frente a la gente, me esconde ¿por qué?

Finalmente decido dejar de castigarme por haber reaccionado como normalmente lo haría cualquier chica, decido darme una ducha tibia en en la tina, coloco mi ambientador de canela y manzana y me abandono al agua tibia llena de espuma, mi cuerpo se relaja y finalmente me doy permiso para llorar, abajo suena a través del stereo la melodía instrumental de Ludovico Einaudi - Ora, las lagrimas salen a borbotones y siento que me queman el rostro, no las limpio, las dejo salir una tras otra, me muerdo el labio inferior como suelo hacerlo cuando algo me incomoda y siento como mi pecho se aprieta pero al mismo tiempo se libera de todos los sentimientos, después de tanta opresión comienzo a sentirme aliviada. entonces la pregunta saluda en mi interior ¿Por qué me da miedo estar sin Josh? ¿Por qué me da miedo terminar esta relación que solo me ha traído dolor y humillación? Yo que me jure mil veces que seria distinta a mi madre ¿acaso este hombre no me ha quebrado en tantas partes iguales como le ha sido posible? Me vuelve pedazos y pasa por encima de ellos una y otra vez hasta que no queda nada de mi, y cuando logro levantarme y recuperarme él vuelve por la estocada final.

Cuando al fin me siento en paz conmigo misma, decido salir de la ducha, bajo a la cocina con la toalla aún puesta y decido prepararme una ensalada de frutas, maldición me siento tan malditamente sola, lejos de mi madre, de Rose y del hombre que amo, el hombre que amo, como si él mereciese que yo lo llame de esa manera, subo y me visto con mi bata de seda y bajo a por mi ensalada de frutas, enciendo la tv y tomo el mando del televisor. Al cabo de unos segundos siento el teléfono vibrar en el mueble, mi corazón siente que va a paralizarse de solo pensar que es Josh el que ha decidió llamarme, al ver la pantalla me desilusiono un poco, el nombre que se asoma en ella es el nombre de Alex Fith.

—¿Alex?

—Megan, quería saber como estas ¿como te sientes?

—Un poco mejor, gracias.

—¿Y Rose esta allí contigo?

— Uhmm no, se ha ido a pasar el fin de semana con Eliot.

—Te llamaba para saber si te apetece ir a comer — sin pensarlos dos veces añorando salir de esta soledad le digo que si, que quiero salir a comer con él.

—Perfecto, paso por ti dentro de una hora.

—Ok, te espero.

Hemos quedado en una hora, la verdad es el tiempo exacto que se tarda de la cuidad aqui a la casa de campo, pero también el tiempo es perfecto para arreglarme, no se porque pero me siento bien en compañía de Alex y ahora mismo no me apetece estar sola, guardo la ensalada en la nevera y subo a vestirme, dudo un momento en que debería ponerme, no se a que lugar vamos a ir pero no estoy de humor para andar en vestido, así que opto por algo cómodo como Jeans y blusa.

A los 5 minutos de haber bajado escucho un auto llegar, me asomo a la ventana y es el Nissan coupe color negro de Alex Fith, lo veo bajarse y viene con un pequeño ramo de rosas de las que cada pétalo es de un color distinto, me parece un hermosisimo detalle y muy acertado, ya que mis días han sido tan tristes. Se que estas rosas se mandan a hacer, que bello detalle el de Alex, me doy cuenta que tiene rato observándome con una sonrisa permanente en el rostro, me observaba mientras yo contemplaba las rosas y las olía una y otra vez, mientras las coloco en agua vuelvo a mirarlo y al igual que a Josh se le marcan dos hermosos hoyuelos en la mejillas, sus ojos se curvan y se vuelven una sola linea al sonreír, su rostro es tan lindo y angelical que cada vez que lo veo me pregunto como una chico como este, puede estar solo y disponible.

—Gracias ha sido un hermoso detalle Alex.

—Me dijeron que te encantaban las rosas y pensé en que estas te harían sonreír como lo has hecho.

—Gracias, de verdad están hermosas   —doy una ultima olfateada a mi ramo de rosas de colores.

—Y bien Megan ¿lista?

— Si lista.

Llegamos al auto y como siempre el abre la puerta del copiloto para que yo entre, la cierra tras de mi, da la vuelta y se sienta tras el volante, deja sonar una canción en el stereo, la canta un chico y la letra habla de como el se ha enamorado de una chica hermosa pero difícil y que el tiempo pasa y el sigue esperando por ella porque la quiere, que envidia al hombre al que ella ama ahora porque el no se merece su amor. 

Alex rompe el silencio y me saca de mi análisis musical— ¿Que te gustaría ir a comer Meg?

—Ahora mismo me gustaría ir a comer una deliciosa hamburguesa, con papas fritas y un té de durazno bien frió — Alex hace su cabeza hacia atrás, mientras se ríe de mi tan exagerada confesión.

—Muy bien vallamos a Shake Shack— al oír el lugar donde iremos acepto de inmediato, ver la Madison square 23rd que colinda con la Madison avenue siento vida, esa es la vida de la cuidad, el ruido, la gente, las luces, no se como pude alejarme de mi cuidad he irme tan lejos y me doy cuenta que la casa de campo fue oportuna para los días que desee paz, pero ahora que Rose se ha ido y Josh a desaparecido de mi vida no quiero estar más allá sola, me plateo la posibilidad de rentar un apartamento mientras se acercan las clases en la universidad.

llegamos a Shake Shack y es un encanto de lugar, el lugar es al aire libre y muy bien iluminado por bombillos que cuelgan uno pegados al otro de un cable de luz largo, que va desde un extremo de los arboles al otro extremo del local, todo es muy limpio y fresco. Alex mueve la silla para que me siente y el se sienta luego, al rato llega la camarera y toma nuestra orden.

—¿De verdad crees puedas comerte esa hamburguesa tu sola?

—Ah ¿crees que no? —los dos nos reímos y charlamos mientras traen nuestra orden, la hamburguesa se ve deliciosa y la carne esta jugosa, huele a gloria y mi estomago ruje, no he almorzado ni cenado y son las 30 menos 7 de la noche, seguro que con tanta hambre le ganare la apuesta a Alex y me comeré toda esta hamburguesa, él habla al mismo tiempo que muerde sus papas fritas y yo solo lo miro dando grandes mordidas a mi pan, tengo la boca muy pequeña así que en el intento se me desborda todo el contenido de la hamburguesa por los lados, el solo me mira y se burla de mi, pone algunas servilletas a mi alcance y yo me apresuro a limpiarme toda la boca.

Vamos de vuelta en el auto y miro a Alex, pensando en un segundo si debo decir o no lo que voy a decirle —¿Que sucede Meg? ¿estas bien?

—Uhmm si, solo quería preguntarte algo—me mira esperando a que le pregunte ¿puedo quedarme contigo esta noche?

Tierna e inocente Dulce Desastre IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora