Capítulo 64

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Esto duele cada vez más.

Amaneció y me encuentro como hace mucho tiempo no me encontraba, estoy enrollada en una sábana blanca y envuelta por la cintura de los brazos de Josh, sus labios están sobre mi espalda desnuda y mis cabellos sobre su cabeza, quiero moverme pero sé que si lo despierto se va a despertar y va a querer más guerra. Espero un rato y el por cuenta propia se ha movido, aprovecho la oportunidad, salgo de la cama, tomo una ducha rápida, me pongo las bragas y como era de costumbre la franela de Josh, salgo a la cocina necesito café urgente, preparo unos huevos revueltos, beicon y pan tostado al ajillo, un jugo de naranja estaría bien.

Como siempre mi prometido se escabulle por la cocina sin que yo lo vea y me abraza por detrás. –Buenos días mariposa.

Sonrió y trato de escapar de sus brazos. –Buenos días señor Wetterberg.

¿Cómo amanece la señora de Wetterberg? –muerde el lóbulo de mi oreja. –Suena muy bien Megan de Wetterberg.

-Jajajaja Megan Wetterberg por Dios. –me mofo de él.

-Huele muy bien muero de hambre hay una chica que me deja casi muerto cuando estoy con ella, necesito recuperar las energías. –nota que me sonrojo al instante por su comentario y juguetea conmigo.

-Creo que yo puedo decir lo mismo del chico que duerme conmigo.

¿Ah sí? –me da una nalgada y dejo escapar un gritito.

-Ya basta Josh ven a desayunar.

-Si desayunemos tenemos que ir de compras, necesito que me ayudes a comprar lo del viaje.

Al escuchar lo del viaje mi sonrisa se desvanece, esto duele cada vez más, pensar que Josh se va y no sé si regresara, si solo pudiese creer en él y que esta vez todo es enserio y duradero.

-Está bien. –acepto al final.

Aquí estamos otra vez, tomados de la mano caminando por las calles de Manhattan, recorriendo las tiendas, ayudando a mi prometido a escoger su atuendo para los toques y comprando cuerdas para su guitarra y pajuelas nuevas. Me invita a almorzar y me invita a restaurant Bianchi, se que lo hace para restregarle a Piero en la cara que hemos vuelto y que estamos juntos, por suerte él no se encuentra en el restaurant y no sé porque pero me siento agradecida de que no sea así, los raviolis están deliciosos con esta salsa, el pan blanco y por supuesto una buena copa de vino tinto.

Estamos de vuelta al apartamento, y arreglando las cosas para el vieje de Josh nos hemos quedado dormidos hasta las 7 de la noche, escucho su cel sonar y escucho que menciona a Eliot.

–¿En dónde?

–Ok allí estaremos.

Me mira y me da besos por todo mi rostro para terminar de despertarse. –¿Mi amor quieres ir al bar conmigo y los chicos?

Sonrió que bonito suena cuando me llama mi amor. –Eh si claro.

Lo estoy observando mientras lo veo mojar su cabello en el baño y cambiando su camisa. Como voy a extrañar mirar ese cuerpo, esos ojos, sentir esas manos. Mis ojos se humedecen y las lagrimas se dejan caer por mi rostro, cuando él me ve se acerca hacia mí, toma mi boca y se acuesta sobre mí, comienza a quitarme la ropa y no puedo decirle que no. No lo puedo evitar y mi voz se escucha temblando. –No quiero que te vayas Josh. –él solo me besa con más fuerza y me hace gemir cuando sus labios recorren todo mi cuerpo, metes sus dedos por mis bragas y las baja de un tirón, pasa sus dedos por mi sexo y mi cuerpo se retuerce debajo del suyo, estoy delirando cuando el esta besando mi cuello, metiéndose dentro de mí y halando mis cabellos hacia atrás, dos lagrimas vuelven a salir y clavo las uñas en su espalda, hemos llegado juntos al clímax y se deja caer sobre mí con la respiración agitada.

-No llores mi mariposa. –limpia mis lagrimas.

-Solo prométeme una cosa. –me mira a los ojos y espera mi petición. –Dime que vas a volver, dime que te espere porque vas a volver.

-Claro que voy a volver mi amor, no me voy al último rincón del mundo, además voy a una gira que solo durara un mes, al volver quiero que te cases conmigo, prepara todo que cuando vuelva nos casaremos y viviremos juntos.

-¿De verdad?

Asiente con la cabeza. –De verdad, ahora andando que nuestros amigos nos esperan, cuando estoy en el auto de camino recibo el mensaje de texto de Rose.

¿Si vienes Meg?

-Si estamos en camino.

El ambiente del bar era tranquilo, la música estaba con volumen medio para que la gente pudiese conversar, pedimos una cerveza y nos tomamos fotos, reímos hasta que nos dio el amanecer.

Tierna e inocente Dulce Desastre IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora