Capitulo 11

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Te prometí que nunca más atentaría contra mi vida.

Con tantas pesadillas en la noche no pude seguir durmiendo, odio cuando paso toda la noche dando vueltas en la cama, me doy cuenta que por más que luche no dormiré así que salgo de la habitación sin hacer ruido para no despertar a Rose, mientras tomaba un baño me sentía inquieta, sentía una opresión en el pecho y no entendía porque.

Decidí ir al lago, baje el bote, metí una manta, el sombrero de paja grande, mi libro y una botella de vino, reme lo más lejos que pude hasta que los brazos me dolieran, llegue a una parte del lago que no había visto nunca, así que me puse la manta y abrí el libro donde estaba el marcador, comencé a leer pero no entendía lo que estaba leyendo, mis ojos seguían las letras en las páginas pero mis pensamientos estaban en otro lugar, muy lejos de aquí.

Abrí la botella de vino y le di un trago largo como desesperada, como si tuviese mucha sed, me sentí asfixiada, me quite la manta bruscamente de alrededor, me abrí la camisa y no sentía el aire —maldición ¿que sucede conmigo? ¿qué es esto que me ahoga?

Di otro trago al vino, mire alrededor y vi la absoluta soledad, soledad que en otros momentos había considerado como paz, pero que ahora me estaba matando, puse las manos en mi frente y comencé llorar, con dolor, con desespero, no había llorado desde hace muchos días y me di cuenta que me pesaba la ausencia de mamá y comencé a hacerme preguntas — ¿Por qué mi padre no me quería? ¿Por qué era tan malo conmigo? ¿Por qué ni siquiera lograba quererme? ¿Acaso era yo de verdad una vergüenza para mi familia, un estorbo, una mentira?

Acostada en el bote mi vista se iba lejos junto con mis pensamientos, sentía que las lágrimas me quemaban el rostro Josh se asomó por mi mente y otra vez miles de preguntas me acechaban ¿Cómo una persona que te podía hacer sentir tan bien al mismo tiempo podía hacerte sentir tan mal? ¿como podría confundirte, romper tu estabilidad? Sentí frió y me tape con la manta, deje que el bote reposara en medio del lago como yo y sin darme cuenta lloré hasta quedarme dormida.

Más tarde escuche el sonido de los gansos, me desarrope para verlos y saque la mano fuera del bote para tocar algunos, todos estaban juntos, no se alejaban ninguno del otro, lo que me hizo volver a divagar por mis pensamientos.

Por horas estuve allí recostada hasta que note que oscurecía ¿Estaba anocheciendo o iba a llover? en realidad no lo sé, decidí regresar, me sentía más tranquila y toda la opresión de mi pecho había desaparecido. Al llegar a la casa vi patrullas afuera, salté del bote y corrí hacia adentro

—Rose, Rosee! — grité asustada, solo podía pensar en Rose.

—Megan! — escuche sus gritos mientras corría hacia a mí — ¿qué te sucedió? ¿estás bien?

— ¿Señorita Megan Jones?

—Si oficial soy yo.

— ¿Está bien? ¿Le sucedió alguna cosa? recibimos una llamada de su compañera, creíamos que estaba en peligro.

—Estoy bien oficial, lamento la confusión, me ausente todo el día, me encontraba lejos y seguramente eso le preocupo.

— ¿Sucedió alguna cosa que debamos saber?

—Está todo bien, es solo que me aleje mucho en el bote, no sabía cómo regresar pero todo está bien.

 —Entonces nosotros nos retiramos, si necesitan ayuda no duden en llamar.

—Sí— asentí para tranquilizarme a mi misma —gracias.

Entramos a casa y Rose estaba histérica — nunca más vuelvas a hacerme esto Megan ¿qué crees? despierto y no te encuentro en toda la casa, no hay una nota, un mensaje, son casi las seis de la tarde y tú... — enseguida rompió a llorar.

—Ven aqui nena  — la abrazo tratando de calmar sus nervios —lo lamento no tuve noción del tiempo, me sentía muy mal, escucha Rose— hago una pausa y la miró perturbada, sentía pena por ella pero al mismo tiempo estaba molesta— A veces de verdad necesito estar sola, eres mi mejor amiga es verdad y me siento bien hablando sobre mis cosas contigo, sabes todo sobre mi pero a veces de verdad necesito alejarme, correr lejos de aquí, gritar, necesito hasta alejarme de ti.

— ¿Tu crees Meg que después de tu intento de suicidio, voy a estar tranquila cada vez que desapareces? —sentí un escozor en mis ojos y mis lágrimas salieron.

—Te prometí que nunca más atentaría contra mi vida y tú... tú prometiste que nunca más hablaríamos de este tema ¿Qué quieres de mí? ¿Que te avise cada paso que dé? está bien Rose Campell eso haré.

—Yo solo estoy preocupada por ti ¡rayos Meg! ¡te quiero! —comenzó a llorar de nuevo.

Suspiré agotada por el susto tan grande que nos hicimos pasar —Yo también te quiero, ven aquí todo está bien, todo estará bien, lo siento, lo lamento no quise asustarte.

Después de un tiempo noté que estaba más calmada —ahora voy a tomar un baño ¿está bien? ¿Vas a estar bien? —la tomó por los hombros estudiando su rostro.

—Si estaré bien— asistió varias veces sonándose la nariz.

Estando en la ducha escuche que Rose hablaba por teléfono, Dios solo espero que no le esté contando esto a Dalia, aunque en realidad la escuche hablar por teléfono varias veces, al salir vi la mesa hecha con dos copas de helado, mi helado favorito de vainilla, fresas y chocolate y su copa era totalmente de fresa —helado para consentirnos esta noche— dijo y le sonreí —podrías poner el envase completo juro que lo comería todo.

—No porque estamos a la espera de una pizza con mucho queso, mucha salsa y mucho salchichón.

—Escuche que hablabas con alguien por teléfono.

—He si, Eliot llamó y también llame a mamá y llame a la pizzería.

— ¿Todo bien con Eliot?

—Si.

— ¿todo bien con Dalia?

—Sí Meg tranquila, no sabe nada.

Llegó nuestra pizza, fuimos a la sala encendimos la tv para ver nuestra serie, observe que Rose tenía aún sus pequeños ojos hinchados, me sentí mal por ello pero al verla devorar su pizza y sorprenderse con la serie note que ya se sentía mejor, esa noche nos quedamos dormidas en la sala.

Tierna e inocente Dulce Desastre IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora