Capitulo 9

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Una fiesta árabe

Septiembre... hoy era el día en el que en realidad Josh estaba de cumpleaños, supe que había decidido celebrarlo conmigo un día antes, ya que sin saber porque no era bienvenida a la fiesta de cumpleaños que le haría su familia, por ello él había decidido celebrarlo conmigo de otra manera. Seguramente eran ciertos los rumores de que sus hermanas consideran poca cosa a las chicas que ellos pretendían, o en mi caso que estuviesen saliendo con uno de ellos.

!Si es cierto! Hay gente que cree que el mundo se divide en dos clases de personas "Los que son importantes y los que no lo son, la gente que cree que se merecen lo mejor de lo mejor y es por ello que piensan que el resto del mundo no los merece" esa era la causa por la que Josh y sus otros dos hermanos al principio de conocerlos, me parecían un poco solitarios.

—Meg—  Rose me sacudía sacándome de mis pensamientos —Te estoy hablando y tú estás allí, tan metida en tu mundo ¿en qué piensas?

—En nada Rose, cosas, cosas que entiendo pero que no aceptó, hoy será la celebración del cumpleaños de Josh y no estoy invitada.

—Qué! ¿él no te invito?

—Lo menciono, pero en ningún momento me dijo que quería que fuera, ya sabes cómo son sus hermanas, un poco especiales, espero que la pasen bien —la miro y le sonrió para que no piense que estoy ofendida por ello.

—Hola nenas ¿como están? —Dalia vestía su uniforme doctora, era una mujer valiente al igual que mi madre, las cosas podían ir mal con sus maridos pero siempre salían adelante

— Vine a ver si estaban bien, si la casa estaba orden ¿necesitan algo?

Rose salto del mueble — ¡ma te quiero! ¿porque manejaste hasta aquí para ello? podías haber llamado.

Dalia beso en la sien a su hija — necesitaba estar segura, de que estaban bien.

—Estamos bien Dalia, gracias por permitir que me quede en su casa de campo con Rose— le Sonreí agradecida.

Ella me abrazo por los hombros y también me beso en la sien —no hay nada que agradecer Meg a Rose le encanta estar contigo y está bien que las dos estén aquí lejos de sus padres, sé que tú y ella pensaran que somos cobardes por no separarnos y muchas otras opciones que ustedes tienen en mente, pero créanme chicas, Helen y yo sabemos lo que hacemos y las apoyaremos si algún día toman la decisión de irse a vivir por su cuenta.

Rose y yo nos miramos a los ojos, como si entendiéramos el corazón de nuestras madres, sabiendo que íbamos a estar bien.

—Ok chicas, ya debo irme que estén bien, no se vayan a dormir tan tarde, las quiero —Se despidió de nosotras besando nuestras frentes.

—Meg vamos al spa, la semana pasada no fuimos, recuerda que pagaste seis meses por adelantado y yo atrase mi cita por estar contigo.

La miré agradecida —tengo miedo Rose, no quiero que vean mi espalda y llamen a la policía o me hagan preguntas.

—A ver date vuelta— Rose levantó mi camisa tocando con firmeza— ¿te duele?

—No.

—Ya estás bien, ya no están las marcas— me bajo la blusa.

—Al menos esas cicatrices desaparecen, pero las heridas del alma y el corazón quedan grabadas para siempre, tendrías que comenzar otra vida para que desaparezcan y no duelan.

—Vamos Meg— abrazándome —algún día todo eso pasara, lo superaremos.

—Si lo se, mejor vamos al spa lo necesitamos.

Tierna e inocente Dulce Desastre IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora