Eres Mi Ángel, Mi protector... (Extra 4)

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Sus ojos estaban llenos de lágrimas que una a una iban derramándose por sus mejillas; habían pasado dos horas desde que se habían enterado de lo sucedido, no comprendía como unas palabras con odio e ira se podían hacer realidad en tan poco tiempo. Quería regresar el tiempo atrás y cambiarlo todo, quería que volviese todo a lo que era ante, sería capaz de aceptar incluso lo que su padre quería para él, con tal de volver a ver su rostro y escuchar su voz.

Sus manos apretaban con tanta fuerza el barandal del puente; no sabía qué hacer, era la decisión correcta el hacerlo o era una completa estupidez de su parte, el abandonar todos los problemas como un cobarde era en realidad la solución, esto solo le traería más problemas a su familia o lo que quedaría de ella en todo caso si se decidiese.

Su corazón comenzó a latir con fuerza, ya se había decidido, quería desaparecer, liberarse de las culpas de una buena vez; sus brazos comenzaron a impulsarlo, no había nadie alrededor, ladeo su pierna para poder subir al barandal, queda parado en el barandal, su corazón se sobresalta ante la situación, es inicio de invierno y el agua esta helada, la altura es suficiente para que muera antes de caer al rió por falta de oxígeno, estaba listo...

-¡Suéltenme! ¡Ayuda! –se escucha la voz de una mujer gritar, Yoshiro se sobresalta y voltea a todos lados, al no mucha distancia de él ve una joven siendo atacada por dos asaltantes; rápidamente baja del barandal y se dirige hacia ella...

-¡Largarse! –grita mientras corre- ya llame a la policía...

Simplemente al escuchar aquellas palabras los tipos se fueron corriendo y desaparecieron en la distancia; la joven volteo a ver sorprendida a Yoshiro, era peli azul y largo su cabellera, sus ojos eran de un azul intenso y tenía una figura formidable, era la definición de belleza que todos tenia.

-¿Te encuentras bien? –Pregunta Yoshiro.

-Por supuesto que estoy bien. –dice con una sonrisa- gracias por la ayuda pero no era necesaria yo poda arreglármelas por mi cuenta.

-Si eso parecía... -dice con sarcasmo.

-Que gracioso –dice molesta- igual no es como si dejara mi vida en manos de unos ineptos.

-A que te refieres...

-Que no permitiré que alguien se adueñe de mi vida. –Dice seria- Ni siguiera yo puedo decidir cuándo moriré...

Esas palabras retumbaron dentro de Yoshiro, nadie podía decidir cuándo morir, era algo inevitable, algo que no se podía controlar, ni el tiempo, ni el momento en que se hará...

-Por cierto... -dice Bulma de manera seria.- Gracias por ayudarme, es como si fueras Mi salvador... Mi ángel guardián...

-Eh... -musita con asombro ante tal declaración.

-No lo tomes de mala manera... -dice ella un poco alterada y sonrojada. –sabes que... mejor olvídalo. –dice avergonzada

-No te preocupes, omitiré la última parte. –dice con una sonrisa

-¡Por cierto soy Bulma! –se presenta. –Un gusto conocerte...

-El gusto es mío, yo soy Yo...

-¡Hey! ¡Bulma! –Grita alguien a lo lejos interrumpiendo- Vamos es hora de irnos...

-Voy! –Grita efusiva- Los siento debo irme, quizá nos encontremos en algún otro momento, si el destino así lo quiere... -dice mientras se marcha.

Lo Extraño Del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora