Una historia de amor que contar (Extra 1)

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La nave de Nanami había llegado a la tierra, estaba lista para la una exploración previa, su objetivo era determinar si el planeta era un peligro para los saiyajin o simplemente era una basura mas a la cual podrían conquistar con facilidad.

Emergió de la nave con elegancia, los rallos de sol hacían relucir su piel, su cabello negro y largo hasta las caderas nunca se había visto tan bien como en ese momento. Estaba en un campo de flores, no parecía que hubiese alguien, tendría que explorar todos sus alrededores...

-Una hermosa chica salida de un hermoso campo de flores... -insinúa una voz detrás de ella.

Nanami se gira inmediatamente y lo apunta con su dedo índice preparada para lanzar su ataque pero algo la detiene. Por una extraña razón no ataco sin piedad a quien se encontraba enfrente de ella, un joven de cabello castaño y ojos almendrados estaba delante de ella, primero había mostrada una expresión de asombre ante la reacción que tubo y luego soltó una sonrisa con una mirada que ocultaba algo mas.

-Por que pones esa sonrisa, no entiendes que puedo matarte –advierte.

-No veo razón para que lo hagas...

-Que no te has dado cuenta que Salí de esa nave –señala hacia el agujero donde había quedado su transporte.

-Por eso mismo cada vez eres mas interesante...-insinúa sacándole una sonrisa a Nanami que nunca nadie había visto.

-Que extrañas criaturas son ustedes... -se ríe mientras desvía la mirada- y cual es tu nombre extraño...

-Soy Touma Okazaki... estudiante universitario...

-Nanami... soldado de clase alta.

Ambos se vieron, sin entender por que podían hablar tan abiertamente con un extraño, por que le tenían tanta confianza a una situación así.

* * *

La universidad es enorme, aislada de la ciudad y con internado incluido, la habitación de Touma era amplia y demasiado ordenada para un joven universitario, todo era muy centrado y estéticamente colocado en un lugar estratégico.

-Solo tu te mantienes aquí... -intenta hacer conversación.

-Si –mientras vigila que nadie los haya visto entrar.- digamos que soy uno de los afortunados que obtuvo su propio cuarto...

-Esta bien... -observa con admiración a su entorno aunque intenta disimularlo.

-Baja la voz un poco por favor.

-porque... ¿sucede algo?

-Al ser esto un internado los chicos tienen su edificio de dormitorios y las chicas el suyo –hace una breve pausa mientras se quieta la chaqueta y la deja en la silla del escritorio- por ello ninguna chica debe estar en la habitación de un chico.

-Bueno yo no soy exactamente una chica humana así que es distinto

-Creo que el rector no pensaría lo mismo...

-Y entonces me enseñaras todo sobre ustedes... -dice curiosa

-Por supuesto –afirma- pero antes aclárame una duda, a que has venido

-Realizo un análisis de la peligrosidad de los habitantes de este planeta...

-¿Para que?

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