CAPÍTULO 1

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Los capítulos NO están corregidos, por lo que habrán MUCHAS faltas ortográficas.

Le sonrío al policía que tengo justo delante mía. Él me mira serio y al hacerle ese gesto de enfado, se pone rígido.

Es un chico de unos treinta años o incluso un poco menos. Moreno, de unos ojos verdosos extraños y apasionados.

Doy pequeños pasos hasta quedar delante suya. Su rostro está serio intentando que no palpe el miedo en su mirada.

— No des ni un paso más, o...— comienza a hablar, pero no acaba ya que lo corto.

— ¿O qué...?— mis ojos lo miran intimidantes esperando que no haga algo de lo que luego se pueda arrepentir.

Echo la cabeza un poco hacia detrás y respiro hondo. A veces, estos momentos son algo estresantes.

— No intentes escapar, o decírselo a alguien, no valdrá la pena.— río irónica haciendo que sus nervios aumenten.

— No me incites...— dice con los dientes apretados.— No se si te has dado cuenta, pero no soy un policía cualquiera.— forma su boca en una fina línea. Muerdo mi labio para no reírme en su cara, me hace gracia pero al él no.

— Ah... ¿No?— niega moviendo su cabeza hacia los lados con lentitud.— ¿Entonces qué tipo de policía eres?— pregunto acercando mi cara a la suya haciendo que nuestras narices casi rocen.

Mira mis labios por unos segundos y luego vuelve a fijar la mirada en mis ojos. Su respiración y la mía se unen por unos segundos al estar muy juntos.

— Puedo hacer que tu vida se valla a la mierda en cuestión de segundos. ¿Eso es lo que quieres?— su voz sale firme como si todo el miedo que yo había notado hacia mi hubiera sido mentira, como si solo hubiera fingido.

— Mi vida ya está en la mierda desde que nací, así que a mí esas amenazas no me sirven. Vas a tener que currártelo más.— entrelazo mis manos cruzándome de brazos.

— Si sigues todo va a acabar muy mal...— susurra acercando su boca a mi cuello. No me aparto, al revés, me quedo quieta esperando que haga conmigo lo que quiera por unos segundos.

Empieza a dar pequeños besos por todo mi cuello... Su lengua pasa por gran parte de mi cuello haciendo que los vellos se me ericen por el contacto de su lengua con mi piel.

Sin esperar ni un segundo más, saco la navaja de mi cintura camuflada con la camiseta negra. No lo pienso, sólo inco la afilada punta de la navaja en su costilla y la voy empujando haciendo que entre más en su interior.

En un principio se queda paralizado, pero luego de unos segundos sube la mirada haciendo que se encuentre con la mía. No siento nada mas que rabia. Aquel que se atreva tocarme o a hacerme algo sin mi permiso recibe su merecido.

— Hagamos un trato.— muevo la cabeza hacia un lado. Sus ojos se mueven hacia tos lados.— Si aceptas ser mi aliado, o como lo quieras llamar... Dejaré que vivas. Si no, vuelvo a incar la navaja en tu costilla, luego en tus brazos, piernas, hago cortes por tu cara, y por úl...— no termino de hablar al escuchar su débil voz por debajo de la mía.

— Es... Está bien...— cae con fuerza al suelo haciendo que su cabeza rebote contra el suelo. Doy un leve salto en mi sitio por el golpe que da su cuerpo contra el suelo.

Alice Green Donde viven las historias. Descúbrelo ahora