Alice Green

CAPÍTULO 8

Gruño al escuchar la alarma del despertador sonar justamente al lado de mi oído.

Extiendo la mano dando un fuerte golpe al aparato para que pare de sonar. Al ver que no lo consigo. Me levanto de la cama cabreada, cojo el despertador y lo tiro contra la pared partiéndolo en miles de cachitos.

— ¿Alice?— ruedo los ojos al escuchar la voz de Greg.— ¡¿Qué mierda a sido eso?¡— grita para que lo pueda escuchar.

— ¡Compra un despertador nuevo!— grito a la misma vez que destapo la cama para que se enfríe.

Miro hacia la ventana. Entrecierro un poco los ojos y hago un movimiento de cabeza haciendo que las cortinas se abran iluminando todo el cuarto.
Me tapo los ojos con las manos al darme la luz.

La puerta se abre dejandome ver a un Greg adormilado. Se cruza de brazos al verme delante de la ventana.

— ¿Para que mierda pones el despertador a las...— eleva su mano izquierda pudiendo ver la hora de su reloj.— siete de la mañana?— su ceño se frunce mirandome un poco más cabreado.

— Para tu información, hoy empiezo en el instituto.— hago una mueca al recordarlo. Una escuela llega de gente... Maestros insoportables, horas infernales... Un completo infierno...

Su expresión se vuelve seria al recordarlo. Asiente con la cabeza y sale del cuarto dejando la puerta abierta.

Me llevo las manos a la cara frustrada. Empiezo a caminar hacia el armario. Lo abro pudiendo ver poca ropa en él.

Cojo un pantalón vaquero de tallo alto, una camiseta blanca con las letras la vie est belle, y mis converses en blanca.

Me empiezo a colocar la ropa con tranquilidad. Hasta que llego a los zapatos. Me agacho amarrándolos y al terminar me acerco al cuarto de baño que se encuentra en el mismo cuarto.

Me miro con asco delante del pequeño espejo colgado en la pared. Cojo una coma de mi muñeca y alzo mis cabellos colocándolos en una alta coleta.

Abro una de las puertas del mueble y saco el cepillo y pasta de dientes. Me los labor rápida.

Al terminar, hago la cama en menos de dos minutos y bajo las escaleras dirijiendome hacia la cocina.
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— Te quedan cinco minutos para que venga el autobús a por ti.— mi ceño se frunce al escucharlo. Paro de comer la tortita para mirarlo.

— Puedo ir andando.— pronuncio llevando una mano a mi boca para que no pueda ver la comida. Niega elevando una de sus cejas.

— Ordenes de Will.— achino un poco los ojos. Bufa y vuelve a hablar.— Uno de los policías encargados de tu caso.— asiento sin importancia.

Me sobresalto en mi asiento al escuchar una alejada bocina. Me señala hacia fuera con un movimiento de cabeza. Le sonrío falsamente y me levanto del asiento para salir.

— Eh...— coge mi mano al pasar por su lado.— Recoge lo que has ensuciado.— gruño safandome de su agarre. El conductor vuelve a tocar el puto pito.

Con un movimiento de cabeza, el lavavajillas se abre y dirijo el camino para que entren en él. Miro de reojo a Greg. Su mandíbula casi abierta y su ceño fruncido.

— ¿Cómo coño...— no lo escucho al salir corriendo y coger mi mochila del sofá del salón.

Abro la puerta pudiendo ver un autobús de color gris oscuro. Miro de reojo hacia mi izquierda al ver salir al hijo de puta de Ian.