CAPÍTULO 31

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Me quedo estática mirando a un punto fijo. El contacto de su aliento contra mi cuello a echo que me entren escalofríos. No quiero mirarlo, no quiero tocarlo, con solo sentir su presencia hace que mi cuerpo tiemble más de lo habitual. Hago una mueca al recordar lo que pasó la ultima vez que lo vi. Dije que ya no más, y si con eso hace falta acabar con su vida en este momento, lo haré sin pensármelo dos veces.

- ¿En qué piensas tanto pequeña?- susurra más cerca mía. Cierro los ojos por el asco de solo escucharlo.

- ¡Callate!- grito a todo pulmón haciendo que mi cuerpo vibre. No quiero escuchar su voz, no quiero seguir pensando que sigue vivo.- Gracias a ti tendré un trauma para toda mi vida...- gruño con los dientes apretados.

Tranquilizate Alice...

- Gracias a mi tienes más de lo que necesitas.- coge mi brazo con fuerza. Miro su agarre y luego a él de reojo.- Ahora me escucharas atentamente y no me interrumpirás, si no, todo acabará antes de lo previsto.- muevo mi brazo brusca zafandome de su agarre.

- No me importa la mierda que salga por tu boca.- gruño alto haciendo que él lo escuche. Antes de que pueda hacer nada caigo de espaldas en la cama al sentir su fuerte bofetada. Mi mejilla pica y duele.

- Por si no lo sabías, yo soy el hijo del hombre al que mataste, del mismo hombre que te amaba, del mismo hombre que quería casarse contigo, del mismo hombre que habría dado su vida por ti, de Caleb.- abro los ojos aterrada al escuchar tan sólo el nombre. Él no puede ser hijo del hombre que arruinó mi infancia. Colton no puede tener la misma sangre que aquel ser repugnante.- Tú me lo arrebataste de mi vida como si se tratara de un simple caramelo. Antes de saber quién fue el causante, o en este caso, la causante de su muerte, me juré a mi mismo matarlo. Acabar con su vida poco a poco.- sonríe de lado mirando hacia la ventana. Mueve la cabeza hacia los lados negando algo.

- Tú eres...- no me deja acabar.

- El mismo que te mandaba esas cartas tan bonitas que a ti tanto te gustaban.- mi corazón se para. Esto no me lo esperaba. Niego creyéndome que él pudo ser el de las cartas. No lo pude tener tan cerca y no darme cuenta de que era él.

- Tu no pudiste ser...- me niego a creermelo. No.

- Yo te amaba, y ni siquiera te diste cuenta de mi presencia.- frunzo el ceño sin entender a lo que se refiere. Yo no lo había visto antes.- De pequeño nos sentábamos al lado en la clase, yo intentaba hablarte, pero tu me ignorabas.

- Mentira...- susurro. Yo nunca ignoraba a mis compañeros de clase, aunque... Puede.- Col...- susurro más para mi que para el.

- ¡Bingo!- grita sin apartar la mirada de mis ojos.- SIEMPRE me ignorabas. Me hacías sentir humillado, y eso no me lo podía permitir. Así que le dije a mi padre que te hiciera la vida imposible, que tú me ignorabas y no podías hacerme eso, y menos a mi.- me llevo las manos a frente intentando procesar todo lo que acaba de decir.

- No me digas... Que todo fue por ignorarte cuando solo tenía cinco años, no era consciente de lo que hacía...- susurro. Niego. No puede ser...

Alice Green Donde viven las historias. Descúbrelo ahora