CAPÍTULO 3

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Salgo lo más rápido que puedo a la salida y me encuentro un camión de mudanzas en medio de la calle. Miro las letras pintadas con una pintura de color rojo, tu regalo de bienvenida. T.A.S. C.

— ¿Qué es esto?— señala el camión con el ceño fruncido.

— Ni idea. Miremos su interior.— me acerco decidida a la parte trasera del vehículo y coloco las manos en el manillar. Consigo abrirlo después de unos minutos de seguir intentándolo.

Me sobresalto al ver como miles de globos de diferentes figuras caen al suelo. Miro anonadada todo su interior pudiendo ver más globos aún.

Greg empieza a partirse el culo de la risa viendo un globo en forma de perro.

— ¿Qué se supone que es?— lo señala quitándose los restos de lagrimas derramadas.

¿Un... perro?— pregunto frunciendo el ceño.

— No lo creo.— sube y baja las cejas repetidas veces.— ¿De quién es?— abraza el globo como si se tratara de una persona.

— No importa.

Se gira para dirigirse al interior de la casa, pero se para al ver la pintada en el camión. " T.A.S C". Pronuncia antes de entrar en la casa con una sonrisa.

¿Quién mierda es C?

Me paso la mano por la frente frustrada. El hijo de puta que me este haciendo este juego la va a pagar muy caro...

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— ¿Tostadas?— Greg corre de un lado a otro por la cocina intentando encontrar la comida.

— No.— pronuncio seria.

— ¿Entonces que quieres?— vuelve a preguntar sin parar ni un segundo.

Nada Greg.— hablo alto y claro.— ¡Deja de joderme y hazte la puta comida solo para ti! Yo no quiero comer nada, y cuando quiera, yo misma me lo haré. No hace falta que nadie haga nada por mi.— grito para que se entere de una jodida vez.

— ¿Y ahora que mierda te pasa? ¿Estas con la puta regla o algo?— levanto la vista fijando la mirada en sus ojos.— Mi hermana se ponía insoportable cuando estaba en sus días.— dice elevando los hombros.

Me levanto del banco andando/corriendo en su dirección. Lo cojo por el cuello de la camisa. Aprieto la mandíbula.

Me comparas con tu hermana solo una puta vez más y no duras vivo ni un segundo...— digo entre dientes. No aparta la mirada de mis ojos.

— No te tengo miedo, ni te lo tendré. Así que deja de hacerte la valiente, conmigo no sirve tu asqueroso juego.— se suelta de mi agarre y da media vuelta.— Ah, y yo decidiré las veces que te compararé con mi hermana, no .— sale de la cocina con las manos formadas en puños.

— ¡Joder!— grito mirando en su dirección.

¿Por qué todo el mundo cree que soy indefensa? ¿Tendré que demostrárselos uno por uno? Estoy harta de que todo el mundo piense lo mismo. NO soy el tipo de personas en las que se suele confiar, no soy el tipo de personas que llora por las noches porque no tiene padres, o incluso porque está sola. Desde hace mucho me conciencié de que mi vida era y es una puta mierda, y eso nadie lo podrá cambiar jamás.

Corro escaleras arriba para entrar en mi cuarto. Me tiro en la cama con fuerza dejando la mente en blanco.

Los pájaros se pueden escuchar perfectamente con la ventana cerrada.

Alice Green Donde viven las historias. Descúbrelo ahora