Capítulo 9: Encantada de conocerte

141 14 3
                                    

Después de salir de clases Lydia y yo decidimos ir al Mcdonald's a comer. Después de pedir nuestras hamburguesas nos fuimos a una mesa del fondo ya que no me gustaba comer delante de mucha gente. Me siento incómoda, llamadme rara.  La comida se basó en risas y más risas hasta que tocó el tema que no debería de haber tocado.

-Kelly, ¿y por qué decidiste irte de Nueva York? -se me trasformó la cara y ella lo notó.-. Lo siento.. no debería de haber preguntado.
-No, da igual. -sonreí-. Me llevo mal con mi padre y esa fue la razón principal por la que me fui pero también por que siempre desde pequeña me gustó Madrid y quería vivir aquí, por eso me decidí a venir. -solté un poco incómoda. Y no era del todo mentira, ¿como le dices a tu mejor amiga que tu padre te da palizas hasta dejarte inconsciente y que huí por que en una de las palizas podría matarme? Confío en ella, pero no quiero soltarlo, al menos no ahora y en este sitio-.
-Oh, pensé que la relación con tu padre era buena -dijo sorprendida-. ¿Entonces él no vendrá no? -negué-.
-Lo dudo, nuestra relación es penosa, bueno.. no tenemos ningún tipo de relación, ni si quiera me ha llamado para pedirme una explicación de por que me fui pero supongo que es mejor así -sonreí triste, agachando la mirada y ella rápidamente cambió de tema sabiendo que por hoy era suficiente. Algún día se lo contaré todo.-.

Cuando terminamos de comer fuimos a ver algunas tiendas de ropa por que Lydia quería comprarse unos pantalones y unos tacones y como ya se me había hecho la hora de ir al trabajo Lydia llamó a su hermano para que la recogiera y yo me fui a la cafetería.

Entré y saludé como siempre a mi jefa, a la que ya había cogido mucho cariño, y me puse el delantal. Acabo de empezar y ya tengo ganas de ir a casa para ponerme el pijama y tirarme en el sofá con una buena tarrina de chocolate y con una manta bien calentita. Soy un poco especial, me gusta más los helados en invierno que en verano. No me disgusta trabajar aquí al revés, conozco a gente y en ocasiones hasta me divierto solo que hoy estoy un poco cansada. Un poco bastante. De repente un chico se paró frente a mi y me miraba con una sonrisa.

-Oye, ¿me puedes llevar un café y un donut de chocolate a esa mesa de allí, por favor? -me dijo señalando a la mesa donde se supone que está sentado. Yo simplemente estaba parada como una tonta mirándolo pasmada. Es realmente guapo. ¿De donde ha salido este hombre? ¡¡¡REACCIONA POR DIOS, KELLY!!!-. ¿Me estas escuchando? -dijo sonriendo e inmediatamente reaccioné.-.
-Emm.. sí. -dije nerviosa. Debe pensar que tengo algún tipo de retraso mental. Que vergüenza por dios.-.
-Allí te espero. -sonrió por última vez y se sentó en su mesa-.

Puse en la bandeja lo que me pidió y fui a su mesa esta vez un poco más segura. ¿Solo es un chico no? ¿Por que ponerme nerviosa?

-Aquí tienes. -dije entregándole el pedido con una sonrisa-.
-Gracias -dijo devolviendome la sonrisa. Por cierto, ¡que sonrisa! No me había fijado. Me giré para irme pero su voz me frenó-. ¡Espera!
-¿Si?
-¿Me puedes dar tu número? -sonrió. ¿Y con esa sonrisa como decirle que no? Pero, ¿debería dárselo?-. No soy ningún violador ni pertenezco a ninguna mafia. -reí-.
-No le doy mi número a desconocidos. -dije en broma-.
-Yo puedo dejar de serlo. -sonreí-. Hola, soy Ryan, encantado de conocerte.
-Hola, soy Kelly, encantada de conocerte. -reímos. Estoy segura de que con el pasaré ratos divertidos-.
-Ya no somos desconocidos. -sonrió-.
-Está bien. -cogí una servilleta de la cafetería y le escribí mi número ahí. Buen lugar Kelly, que inteligente. -. Aquí tienes, ahora tengo que volver al trabajo.
-Espero volver a verte pronto -sonrió-.
-Tan pronto como quieras. -sonreí y volví al trabajo-.

****

-¡Lydia ya estoy aquí! -dije cuando entré por la puerta-. ¡He traído pizza!
-¡Estoy en el baño, ahora salgo! -respondió gritando-.
-¡¿Pizza?! ¡¿Donde?! -gritó el gorila mientras venía corriendo hacía mí y yo rodé los ojos-.
-¿Otra vez aquí? ¿No tienes vida ni casa?
-Si, pero vengo por que me da la gana. -se encogió de hombros-. Tampoco es tu casa, mona -dijo revolviéndome el pelo y yo le di un manotazo en la mano-. Por dios, que genio.
-Pues no me toques, es simple.
-Hola Kelly -dijo Adam entrando por la puerta-.
-Hola, he traído pizza. -dije señalando la mesa donde estaban las pizzas-.
-¿Por que conmigo no eres así? -dijo Alex haciéndose el ofendido-.
-Por que no me caes bien -sonreí falsamente y éste me sacó la lengua como un crío pequeño-.
-Venga, no empecéis. -dijo Lydia sentándose en la mesa-. ¿Como te fue la tarde Kelly? -dijo mirándome con una sonrisa-.
-Diferente. -sonreí recordando a Ryan-.
-¿Diferente para bien o diferente para mal? -preguntó Adam-.
-Para bien. -dije simplemente-.
-¡Tu has conocido a alguien! -soltó Lydia emocionada-.
-Algo así. -sonreí esta vez más emocionada-.

La cena fue estupenda. No creí jamás que podía reírme tanto pero Alex me miraba diferente. Como si estuviera enfadado y no le he dado motivos. Sé que a veces él me habla bien y yo mal pero creo que nunca podremos llevarnos bien. Me senté en el sofá cuando me puse el pijama y Alex se sentó a mi lado. Lo miré y él seguía estando serio.

-¿Que te ocurre, gorila? -le sonreí y el me miró-.
-¿Por que conmigo eres así?
-¿Así como? -pregunté-.
-Borde. -me encogí de hombros sin saber que decir.-. Sé que aquel día me pasé diciéndote lo de tu madre por que sé que lo has pasado mal y lo siento pero conmigo eres diferente.. parece que me odias y no entiendo por qué. -lo miré y sabía que estaba siendo sincero-.
-Creo que no nos entenderíamos mucho pero quizá si hiciéramos un pequeño esfuerzo podemos llegar a ser amigos. -sonreí y él me sonrió también. Si fuera así siempre las cosas serían diferentes. Es más guapo sonriendo que cuando es un maldito engreído arrogante.-.
-Está bien. ¿Amigos? -dijo extendiéndome la mano, lo miré dudosa y él me miró levantando una ceja. Reímos.-.
-Casi amigos. -afirmé sonriendo apretando su mano y él río-.

La decisión de Kelly.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora