Capítulo 17: La fiesta

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-Por fa, por fa, por fa, por fa -me decía Ly constantemente. Sabía que hasta que no le dijera que sí no pararía-.

Era viernes y Lydia estaba empeñada en llevarme a un cumpleaños de un amigo del amigo de su amigo, un lío ¿no? El caso es que yo nunca he ido a una fiesta y tampoco es que me apetezca ir a una. Me gustaría más quedarme en mi rinconcito leyendo un libro tranquilamente. Miré a Lydia y estaba haciendo pucheros. Será zorra, sabe que conmigo esas cosas funcionan.

-Oh no, por ahí no paso. -dije negando repetidas veces con la cabeza.-. No, no, no.
-Kelly -dijo con voz de niña pequeña-. Solo un ratito, venga. No seas aburrida. -suspiré-.
-Esta bien -dije al final y corrió para abrazarme pegando un grito de alegría-. Pero solo lo hago para que te calles.
-¡Venga, hay que arreglarse! -dijo emocionada-.

Vaya noche me espera..

***

Me miré al espejo inspeccionándome por tercera vez, no tenía muy claro si ponerme este vestido por que era muy ajustado.

-Kelly, vas guapísima. -dijo Lydia desde la cama. En su cara podía notar el aburrimiento y en realidad eso me divertía-.
-¿Seguro? -pregunté-. Este vestido es muy ajustado.
-¡¿Pero que dices, loca?! -gritó pegando un salto de la cama-. ¡Resalta tu culo respingón! -reí rodando los ojos. Siempre me acababa diciendo lo mismo-.

Me volvi a mirar. La verdad es que no estaba tan mal. Llevaba un vestido negro por las rodillas que aunque se ajustaba mucho a mi cuerpo era precioso, los zapatos del mismo color que el vestido y mi chaqueta de cuero con mi bolso de mano rojo. Iba ligeramente maquillada y llevaba los labios rojos para resaltarlos. En el pelo Lydia me hizo ondas y se me había quedado precioso. Miré a Lydia mordiéndome el labio y ella sonrió.

-Vas guapísima Kells, hazme caso. -la miré y sabía que me era sincera-. Si fueras mal te lo diría, aunque tu vas guapa hasta con un saco de patatas.
-Tu también. -sonreí. Y no mentía, llevaba un vestido de palabra de honor rosa hasta las rodillas, unos tacones negros, la chaqueta de cuero y un bolso de mano negro también. Iba igual de maquillada que yo y el pelo rizado. La verdad es que el chico que no se fije en Lydia sería idiota, es tan guapa por fuera como por dentro y eso es lo que la hace especial y diferente-.
-¿Vamos? -asentí-.

Cogí mi bolso y me metí el móvil, el pinta labios rojo por si a caso y las llaves de mi coche. Bajamos a la cochera y después de que Lydia pusiera música arranqué el coche para poner rumbo hasta la discoteca donde celebraban el cumpleaños del amigo del amigo de su amigo, que por cierto sigue siendo un lío decirlo. Al parecer las fiestas en las casas estaban pasadas de moda y terminan siendo un desastre donde todo acaba roto y usan tus habitaciones de picadero. Solo el pensarlo me produce repugnancia.

Cuando llegamos aparqué en el primer sitio que encontré y después de coger nuestras cosas del maletero entramos dentro. Nada más entrar el olor a alcohol, tabaco y porros invadió mis fosas nasales haciendo que me tambaleara e inmediatamente Lydia me agarró del brazo. Me medio-acostumbré a esa olor y fuimos las dos a la barra. Mientras Lydia pedía no se qué cosa yo me giré mirando a la discoteca y estaba todo abarrotado de gente. No sé como puede caber tanta gente aquí, es increíble. Casi todos estaban bailando (si es que se podía llamar bailar), otros pasaban y empujaban a los que bailaban y el resto que simplemente estaban parados tomándose la copa miraban con asco a los que bailaban. Me reí mentalmente, algunos son tan poco disimulados.

-Kelly, ¿que quieres? -me dijo Lydia gritando en mi oído. No sé que me molesta más, la música tan alta o la voz chillona de Lydia-.
-Una coca-cola. -le grité en el oído yo también, Lydia rompió en carcajadas y yo fruncí el ceño-. ¿Que? -dije molesta. Lydia volvió a acercarse al camarero y después me entregó mi coca-cola. Bebí y noté un sabor dulzón que no estaba nada mal-. Ly, esto no es coca-cola.
-Es ron con coca-cola. -me sonrió y me cogió de la mano introduciendonos dentro de la pista-.

Después de presentarme a todos sus amigos y de unas copas de más ya estaba con ganas de bailar. Aunque la música no era totalmente de mi agrado no me importó, Lydia, un amigo suyo y yo bailábamos sin parar. Miré a Lydia que se puso pálida y me acerqué a ella para ver que le pasaba.

-Ly, ¿estás bien? -le dije preocupada. Ella me señaló con el dedo para que mirara detrás mío y me quedé ojiplática con lo que estaba viendo. Adam bailaba con una chica demasiado cerca y Alex se morreaba con otra mientras le metía mano por todos sitios. Adam miró en nuestra dirección y soltó a la morena de tetas operadas y se quedó más pálido cuando miraba la cara de decepción de Lydia. Se acercó a ella y comenzaron a discutir.-.

Yo volvi a mirar a Alex que no soltaba a la rubia de bote y me produjo náuseas, me miró y me guiñó un ojo mientras le toqueteaba todo y la otra le besaba el cuello. Me giré para seguir bailando con el amigo de Lydia y decidí pasar del idiota.  Cuando pasaron unos minutos noté unos brazos rodearme la cintura y como dejaba cortos besos en mi cuello. Me di la vuelta dispuesta a cruzarle la cara a quien fuera que me estaba haciendo eso y vi a Alex. ¡Será hijo de puta!

-Hola. -dijo con una sonrisa arrogante e inmediatamente sin pensármelo le di una bofetada en toda la cara. Me dolía la mano incluso por la fuerza que usé pero estaba furiosa. ¿Quien se cree que es?-. ¡¿Que haces, loca?! -gritó cerca de mi cara y el olor a alcohol que echaba hacia que me dieran ganas de vomitar, lo empujé lejos y me giré para buscar a Chris, así se llamaba el amigo de Lydia, pero había desaparecido. Lydia y Adam se habían ido también por que estaban discutiendo y aquí no podían hablar. Me encaminé a la puerta de la discoteca y salí-.

Cuando salí de allí los pies pedían a gritos un descanso y me los quité rápidamente. Noté como me seguían y podía jurar que era Alex.

-¡Kelly! -gritó y empecé a andar más rápido-. ¡Mierda Kelly! ¡Para, estoy borracho y cansado! -me di la vuelta y el sonrió victorioso, cuando estuve bastante cerca de él le tiré el tacón en la cabeza-. Au -dijo sobandose la cabeza-. Eso duele.
-Muy bien genio. -me agaché a coger el tacón-. Adiós. -dije girandome para irme pero me cogió del brazo impidiendomelo-.
-¿Que te pasa?
-Vete con la rubia teñida tetas de silicona. -solté furiosa.-.
-¿Estás celosa? -dijo riendo-. Tu eres más guapa, Kelly. -dijo acariciando mi mejilla, le pegué en la mano para que me dejara-.
-Vete a la mierda Alex. -dije mirándolo a los ojos-. No soy una de tus putas y nunca lo seré. -y me fui lo más rápido que pude-.

No sé que me molesta más, verlo con otra o que me trate así como a cualquiera. Odio a Alex, maldito imbécil media neurona. Me meti en el coche y conduje lo más rápido posible para llegar ya a casa y poder dormir.

La decisión de Kelly.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora