capitulo 2

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  - Son 32 dolares - le dí el dinero, cogí las bolsas y salí del supermercado.

El resto del día en el colegio, verdaderamente, fue una perdida de tiempo.
Ya no sé ni para que voy, no tengo a nadie a quien impresionar con mis notas.
Pero hay que ser realistas, sino voy al colegio, ¿Qué voy a hacer? ¿Estar echada en mi cama todos lo días? ¿Ir a la biblioteca y devorar todos los libros habidos y por haber? ¿Pasarme todos lo días viendo tv?
Nah...
Aunque a cualquier otra adolescente normal le hubiera maravillado la idea de no ir nunca al colegio, a mi no me parecia tan estupenda.
Pero que vá... yo no soy normal.
Hoy al llegar de la escuela me dio un poco de hambre y cuando fui a ver la cocina me dí con la maravillosa sorpresa que no había nada más que un paquete de galletas de vainilla.
Así que por muy aburrido que me sonó tuve que ir a comprar.
Pero para ser sinceros, no quiero prepararme un almuerzo, así que haré algo más simple.
Llegué a casa y dejé las bolsas a un costado de la puerta. Salí de nuevo pero esta vez camino a un McDonalds.
Hacía mucho que no iba allí, pero tenía hambre... y, por una extraña razón, quería una hamburguesa. NOW!
Al llegar noté que el grupo de los que fueron mis mejores amigos estaban sentados en la mesa de siempre riendose escandalosamente. Pero había un integrante más, que al parecer por su expresión, no se sentía muy comodo.

Era ese chico, el de ojos bonitos.

Pero que estoy diciendo. Suspire y avancé hasta la cola de pedidos.
Pedí una hamburguesa doble con queso, unas papas fritas y una coca-cola, todo para llevar.
De pronto algunas de las risas callaron y se empezaron a escuchar cuchicheos.
Me dieron el pedido al instante y comencé a caminar hasta la salida.
Me miraban a mí, se callaron por mí. Lo noté puesto que cuando salí del establecimiento las bullas empezaron otra vez.
Caminé a un lado de la calle lentamente... hay alguien detrás de mi. Lo siento. Siento pasos, cada vez son más rapidos.
Aún faltan unas cinco cuadras para llegar a mi casa y salir corriendo, con una bolsa de papel en la mano y una capucha negra en la cabeza me harían parecer una ladrona.
Caminé más rapido, cruce la pista. Solo cuatro cuadras más. Sentí los pasos más cerca, casi pisandome los talones.
Mi capucha se cayó debido a una repentina pero fuerte rafaga de viento. Alcé mi mano desocupada para subirla de nuevo, pero me encontré con otra mano, voltee de inmediato y frente a mí aparecio la persona que menos hubiera esperado ver.

  - Hace años que no te veía sin capucha, si con maquillaje eras hermosa en ese entonces ahora, por increible que suene, sin el te ves mucho más hermosa.

- Ok. ¿Qué quieres?
- ¿No puedo venirte a saludar?
- Drew, ¿Me ves cara de estupida? No hemos hablado desde hace 3 años.
- ¿Y eso acaso quiere decir que no pueda volver a hablar contigo nunca más?
- ¿Porque me estas hablando?
- Nada... solo intentaba una conversacion sana entre dos mejores amigos.
- ¿Mejores amigos?
- ¿Que no lo somos?
- Hace mucho que no lo somos.
- Bueh... pues entonces - se estaba acercando peligrosamente a mi. Retrocedí un paso pero el avanzó otro. Entonces desvié la mirada para posarla en el McDonalds.

No estaba muy lejos, apenas a unas tres cuadras. Podía divisar a las personas que estaban cerca de la ventana, y como si fuera poco estaban ellos, el grupo de "los populares" casi pegados al vidrio, riendose.
Ya entendia por donde iba esto, era una apuesta. Besar a la chica rara, muy tipico entre nosotros, es decir, ellos.
Pues si el quería jugar... jugaríamos.
Me acerqué a el, muy... muy cerca y luego... BAM!

- ¿Pero qué... ? - dijo Drew arrodillandose.
- No habre hablado con ustedes en 3 años, pero los conozco muy bien... Drew. Si quieres hacer una apuesta besando a la chica rara, buscate otra - me puse la capucha y camine hacia casa.

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Primera clase del día: Biología. Y con quien: Drew.
Después del rodillazo que le día ayer en sus "amigos" no creo que se atreva a siquiera mirarme, pero como siempre me equivoco el lo hizo y es más, se esta acercando a mi pupitre. Nuevamente son pupitres de dos y espero que por esa estupida cabeza no le pase la idea de sentarce a mi lado.

- Hola - dijo y puso su mochila encima del pupitre.
- ¿Quieres que te dé otro rodillazo?
- Wow que agresiva. Así no lograras que alguien se te acerque.
- No intento eso.
- Bueno, tu No intento hace que más personas se te acerquen. Y como yo soy otro más del montón. Me acercaré a tí - se sentó en el asiento contiguo a mi.
- Haz lo que quieras - le dije y abrí mi libro al tiempo que el profesor empezaba la clase.
- Buenos días alumnos. Hoy hablaremos de las Vitaminas - fue lo primero y ultimo que escuche, puesto que encendí mi Ipod y subi el volumen mientras simulaba estar interesada en el libro.

Pasados unos 30 minutos de clases Drew tomó mi mano y en la palma puso un pequeño papel arrugado en forma de bolita. Yo lo miré y el solo me guiño un ojo.

Ring - Ring

Me levante y con mi libro en mano y mi mochila en la espalda me diriji a la salida, pero me detuve un momento en el basurero y, mirando a Drew, deposite el papel, sin abrir, en el.

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Tomé un jugo del kisko y me dirijí a la entrada del colegio donde habitualmente me sentaba en el almuerzo.
Llegué al muro que estaba al costado de las escaleras de la entrada y me senté.
Dejando caer las piernas hacia abajo.
Me explico: era un muro alto, como de un metro de altura, y abajo habian muchas plantas, ese muro estaba pegado a una columna circular que daba con las escaleras.
Abrí el jugo y tomé un sorbo.
Miré el cielo, mi mamá de seguro me estaría mirando. ¿Que pensaria si me viera como la marginada social del colegio? Después de todo a ella nunca le gustaron mis amistades. Siempre me decía que no me valoraban lo suficiente. Y al fin de cuentas, tenía razon.
Cerré mis ojos y sentí una delicada brisa rozandome la cara, claro, la parte que no estaba cubierta por la capucha o mi flequillo de lado.
Sentí que la puerta se abria, en cualquier otro momento hubiera volteado pero... no, ya no.

- Hola - dijo alguien. Esa voz... yo la conozco. No, no puede ser. Voltee. Y si, si podía ser. Es más, si era. Esos ojos dorados... tan parecidos. Tan identicos a los de..., saludé con la cabeza -. No sé si me recuerdes, soy Nicholas de la clase de Ingles.
- Si, si lo hago.
- Oh, bueno - se acerco al muro y se sento a mi lado, pero no mirandome -. ¿Tambien escapas del barullo que hay adentro?
- No escapo, solo no me gusta estar rodeada de gente - le dije. En cualquier otra situacion hubiera solo negado con la cabeza, pero este chico tiene algo... no sé que es exactamente, pero me hace sentir... diferente.
- A mi tampoco - dijo, y pude notar la sinceridad en su voz -. Nunca he sido muy bueno para sociabilizar.
- Pues... siempre hay una primera vez. No te tomará mucho tiempo llevarte bien con el grupo de los populares. Le gustas Miley, y con eso basta y sobra.
- No me interesa mucho ser de los populares - lo mire ¿Escuche bien? ¿No quiere ser popular? Desde que tengo memoria, en la escuela siempre a habido una contienda entre todos para ver quien es más popular -. Me interesa ser yo, Nicholas.
- Wau - fue lo unico que se me ocurrió decir.
- ¿Y tú? ¿De que grupo perteneces?
- De ninguno en especial - suspire pesadamente -. Soy más del grupo "No me molesten"
- Entonces creo que nos llevaremos bien - me miró a los ojos y sonrió. Aparte la vista y
murmuré un "Aja".

No hablamos más, solo el sonido de los carros que pasaban por la avenida.  


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