CAPITULO 28 (2° temporada)

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  - ¡Aiden ese era mi panecillo! - el típico grito de Debby de los domingos por la mañana resonó en la casa haciendome levantar de golpe.
- ¡Debiste ponerle tu nombre! - le contestó Aiden. Reí y me levanté de la cama para dirijirme al baño. Miré mi reflejo en el espejo, ya no tenía ojeras por llorar, bueno, no tantas, mi cabello estaba echo una maraña negra rizada. Negué lentamente con
la cabeza y me lavé la cara, los dientes e intenté desenredar la maraña de pelo que llevaba en la cabeza.

Salí de mi cuarto y bajé las escaleras de dos en dos hasta llegar a la sala-comedor donde mis dos mejores amigos estaban sentados desayunando. Si, ya me acostumbré.

- Buenos días - les dije y ambos voltearon la vista hacia mi.
- ¡Feliz cumpleaños Prins! - me dijo un Aiden emocionado mientrás se levantaba a abrazarme - Cada vez te haces más vieja.
- Ya. Pero tú más que yo - le dije cuando nos separamos y pude notar que faltaba alguien - ¿Y Maybe? - le pregunté a Aiden en son de broma a lo que el rió. Un carraspeo me hizo voltear y ví a la rubia de rayitos de colores en el marco de la puerta de la cocina sosteniendo en sus manos un pastel de chantillí que decía en el grosor con letra cursiva y fucsia "H. Birthday ____ Prins" con estrellas pequeñas a los costados.
- Gracias eh - me sonrió sarcastica y yo me mordí el labio inferior -. Ahora a soplar las velitas - puso el pastel en la mesa y pude ver la cara. Estaba rodeado por una fina crema roja, negra y otra azul, cada un más pequeña que la otra; encima del pastel había una muñequita con un vestido rosado pomposo, a sus pies tenía una de esas masas solidas dulces color rosa donde tenía escrito "17 years" con fouch y 17 velitas fucsias a su alrededor.
- Debby lo mandó a hacer hace tres días y hoy en la mañana lo fue a recoger - me dijo Aiden.
- Si, si. Palabrería barata, sopla las velas para que podamos probar esta delicia - dijo Debby mientras prendía con un encendedor las 17 velas. Me acerqué y estaba a punto de soplar cuando Debby y Aiden interrumpieron.
- ¡Espera! - dijeron al mismo tiempo - Tienes que pedir un deseo - terminó Aiden.
- Ok. Un deseo, bien... - «Nick» fue lo primero que pensé pero deseché esa idea casi tan rápido como llegó. Bueno... Tengo a Aiden y a Debby, también tengo a mi papá que aunque no lo pueda ver se que estará para mí cuando lo necesite, así que creo que solo hay una cosa que puedo pedir. Cerré mis ojos y me concentré «Que todo esté bien» y soplé las velitas.

Ding Dong

- Wow, eso fue extraño - dijo Debby, mientrás todos veíamos fijamente la puerta de entrada a traves del pequeño pasillo.
- Iré a ver quien es - les dije y empezé a caminar.
- Prins no se si te des cuenta pero aún sigues en pijama - me paré en seco y miré mi ropa, era cierto, aún traía ese pantalón blanco con rayas celestes y amarillas y mi polo de tiras amarillo con la cara de Bob Esponja.
- Ok, abre tú - le dije y el emprendió el camino que yo había dejado inconcluso.
- Y tú empieza a desayunar - me retó Debby mientras me sentaba en la mesa.
- Dale, dale - como todos los domingos, ya tenía una taza de café, un vaso de leche y otro vaso vacío, para llenarmelo con jugo en caso de que quisiera, en mi sitio. Tomé un rodaja de pan de molde y la unté con mantequilla y mermelada mientrás veía a Debby penar para que la rodaja de pastel que estaba cortando saliera entera y no desmenuzada, al final se rindió y frustrada lo sacó con la mano y lo puso en el platito. Reí ante su mueca de frustración.
- Oh si, rié, pero quiero verte cortando esto. Es.. ¡Imposible!
- No es imposible - me levanté y agarré el cuchillo junto con la espátula -. Solo es cuestión de táctica - corté un pedazo de pastel y con ayuda de la espátula lo puse en el platito sin que se me desmoronara - ¿Ves? - le sonreí y ella hizo un puchero.
- ¿Cómo lo hiciste? ¿Quien te a enseñado eh? - rió y me mordí el labio inferior al recordarlo.
- Pues... Mi mamá, ella... Le gustaba hacer pasteles y... Bueno, pues me enseñó un poco.
- ____ yo... Lo siento, no quería - la interrumpí.
- No hay problema, sé que no lo hiciste con mala intención - miré hacia el pasillo recordando que aún no venía Aiden - Como que el chico raro ya tardó mucho ¿Verdad?
- Es cierto - Debby torció en gesto y luego gritó -: ¡Aiden! - segundos después se escuchó la contestación.
- ¡Voy! - se sintió como la puerta se cerraba y luego apareció por el pasillo delante del comedor con un papel blanco doblado en dos en la mano y un pequeña cajita blanca -. Es para tí - me extendió la caja y el papel poniendolo enfrente mío.
- ¿Quién lo manda?
- No lo sé - se encojió de hombros -. Estaba en la puerta, cuando abrí no había nadie, solo esto en el piso.
- ¿Y porqué demoraste tanto? - preguntó esta vez, Debby.
- Quería ver si había alguien por aquí - se sentó en su lugar de la mesa - Bueno, abrelo - dijo mientras se servía un poco de jugo de naranja.

Tomé la cajita de cartón y le saqué la tapa. Era un hermoso collar de oro blanco con un dije de cruz que lo cruzaba una pequeña cadena embolviendolo lo saqué y lo detuve un momento en mis manos mientras lo impeccionaba con la mirada.

- Es hermoso - dijo Debby acercandose a mí. Levanté la hoja de papel y la desdoble, solo habían dos líneaa en el medio que decía en letras recortadas de periódicos o revistas:

"Feliz Cumpleaños.
Espero que te cuide."

- ¿Quién lo manda? - preguntó mientras se ponía a mi lado para leer el papel.
- No dice - me encojí de hombros y le dí vuelta al papel para ver si decía algún remitente pero nada.
- ¿Tú crees que sea de... Adamm? - y bien podría ser, ultimamente se a acercado demasiado a mi alagandome o con "claveles". Pero algo en mí me decía que no, que el no era.
- No, no creo.
- Bueno chicas terminen de desayunar que la playa nos espera - anunció Aiden dando por terminada la duda del misterioso collar.

Diez minutos después estaba poniendome la ropa que usaría. Me peiné un poco mis alborotados rizos y los amarré en una cola baja, me puse en flequillo para atras dejando que pequeñas ebras de cabello cayeran sobre mi frente.

- ¿____ estas lista? - preguntó Debby mientrás entraba en mi cuarto.
- Si, vamos - le respondí al tiempo que tomaba mi mochila preparada para la ocasión.
- Cambia esa cara, te divertirás - me estiró la mano y yo la tomé.
- Si, me divertiré - mi vista se posó en la cajita que contenía el collar y sin dudarlo me lo puse.

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Me encontraba echada sobre una toalla viendo como Aiden y Debby jugaban con el agua del mar.

- ¡____ ven! - gritó Aiden.
- ¡Vamos diviertete! - le siguió Debby.
- ¡Ya voy! - les grité en respuesta.

Me levanté y dejé mis sandalias a un lado.

You wanna know more, more, more about me
I'm the girl who's kicking the coke machine
I'm the one that's honking at you cuz I left late again...

Me agaché y saqué el celular del bolsillo más pequeño de mi mochila. Sonreí al ver el identificador.

- Hola papá.
- ¿____ dónde estas? - fue su saludo, parecía nervioso.
- Estoy en la playa, con un par de amigos.
- Tienes que volver a casa en este instante.
- ¿Pero porque?
- Solo haz lo que te digo. Encierrate en casa y no le abras a nadie. Cuidate por favor.
- ¿Papá de que hablas? Me asustas.
- ¡____ haz lo que te pido por favor! Hija, vuelve ya, y si es posible quedate con alguién en casa, llama a Nick o alguien - se hizo un nudo en mi garganta al oir su nombre.
- No, yo no...
- ____ anda a casa por favor. Estoy en el aeropuerto, llegaré en unas horas.
- ¿Qué? ¿Papá que pasa?
- Haz lo que te digo. Tengo que cortar, mi vuelo saldrá en unos minutos.
- Papá...
- Ve a casa, ahora - y cortó antes de que dijera algo más.

Me quedé viendo el celular como si este tuviera la culpa pero cuando reaccioné miles de preguntas atacaron mi mente ¿Qué le pasaba a mi papá? ¿Porqué quería que fuera a casa ahora? ¿Porqué iba a venir? ¿Porqué se oía tan nervioso? y la más importante de todas ¿De qué me tenía que cuidar?

Sacudí la cabeza y sin pensarlo dos veces metí la toalla en la mochila y saqué mi ropa para ponermela por encima del bikini.

- ¡¿____ que pasa?! - me gritó Aiden cuando terminaba de ponerme el polo.
- ¡Debo irme! - le grité devuelta. Con Debby se miraron y empezaron a correr hacia mí.

De pronto... Todo ocurrió muy rápido.
Se escuchó el rechinar de las ruedas de un auto en la autopista y una a furgoneta negra se paró frente mio impidiendome el paso y de ella salieron tres hombres vestidos de negro con mayas en la cara corriendo en mi dirección, retrocedí varios pasos aterrada cuando uno de ellos se acercó demasiado y me agarró de las piernas mientras el otro de los brazos, y así me cargaron hasta la furgoneta donde me pusieron un paño en la boca, supuse que era una especie de cloroformo así que aguanté la respiración mientrás trataba de forcejear y escuchaba los gritos de Aiden y Debby, por las lecciones de natación podía aguantas un buen tiempo pero no demasiado y cuando ya no pude más aún seguía forcejeando. Tuve que respirar y sentí como todo el cuerpo se me adormecía, cerré los ojos y ya no sentí más.

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