CAPITULO 19 (2° temporada)

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  - ¿Pero va a estar bien no señorita Vadleir?
- Ya te dije que si Debby. Lo que no entiendo es porque se cayó así. Hasta donde sé ella es muy buena nadadora. Es más nunca la había visto por aquí.
- ¿Entonces no va a estar bien?
- ¡Que si estará bien! ¿Y ustedes dos no deberían de estar en clase?
- Si, pero le pedimos permiso a la profesora para quedarnos con ella el resto de la hora de deportes.
- ¿Son muy amigos?
- Si.

Esas voces se me hacían conocidas. Pero no lograba diferenciarlas muy bien ya que el dolor de cabeza percistía.
Tenía frío y la piel de gallina ya que lo unico que llevaba era el bañador y una sabana blanca encima.
Empezé a moverme tratando de encontrar una posición más calientita...

- ¡Se está despertando! - gritó una voz de chica.
- ¿____? - dijo alguien muy cerca de donde estaba. Abrí un poco mis ojos pero los tuve que cerrar de inmediato debido a una luz cegadora que había en el techo y lo único que hacía era aumentar mi dolor de cabeza. Abrí la boca en intenté decirles que apagaran la luz pero mi garganta estaba seca y no podía hablar. Volví a abrir mis ojos de a poco para irme a acostumbrando a la luz y luego pestañeé vareas veces. Miré a mi lado y allí se encontraban Debby y Aiden junto con la señorita Vadleir, la enfermera de la escuela.
- ¡____ que bueno que estas bien! - dijo Debby tirandose encima mío en un abrazo tan efusivo que casi me corta el aliento. Y creo que la enfermera y Aiden lo notaron porque la sacaron. Abrí la boca para hablar pero no se me formulaba ninguna palabra debido a lo seca que estaba mi garganta.
- Toma - volví un poco la cabeza en dirección de donde venía la voz y ví a la señorita Vadleir con un vaso de agua en la mano. Levanté un brazo despacio, pues aún sentía mi cuerpo algo adormecido, y tomé el vaso con agua. Tomé un sorvo y me aclaré la garganta tratando de que el líquido llegara rapido a mis cuerdas vocales. Cuando acabé le devolví el vaso a la señorita Vadleir y carraspeé bastante antes de abrir la boca.
- ¿Qué paso? - dije pero más sonó como un susurro ronco.
- Te caiste a la piscina - dijo la enfermera pero antes de que continuara Debby dijo:
- ¡Nos preocupamos mucho cuando caíste al agua y no salías! Aiden se tuvo que meter para sacarte - se separó de mí y mi mirada se posó en Aiden que también me miraba.
- Gracias - susurré e intente incorporarme pero los mareos vinieron una vez más a mí - Me duele todo... - entre Debby y Aiden me ayudaron a sentarme en la camilla y enseguida la enfermera se acercó a mi con un tensiometro en la mano.
- Lo más probable es que se te aya bajado la presión - dijo la enfermera mientras me ponía en tensiometro en el brazo y empezaba a ajustarlo con una bolita para luego soltarlo y quedarse viendo una cosa parecida a una brujula. Frunció el seño y empezó a sacarme la cosa del brazo - Como te lo dije se te a bajado la presión, ahora veamos... - sacó su etetoscopio y lo puso contra la piel de mi pecho provocando un escalofrío al sentir esa cosa fría - Inala y exala despacio - hice lo que me dijo y luego lo sacó -. Tienes el pulso acelerado. Dime exactamente que es lo que sentiste.
- Pues... - carraspeé - Antes de entrar a la piscina me dieron mareos y luego cuando estaba nadando se me fue el aire muy rápido y me empezó a doler el pecho. Cuando salí a la superficie los latidos de mi corazón estaban acelerados y me costaba un poco respirar. También tenía mucho frío, demasiado - respiré -. Luego cuando salí me dió un dolor de cabeza horrible y escalofríos por todo el cuerpo... mareos y cuando caí al agua solo recuerdo que me dió demasiado sueño y... ahora estoy aquí.
- ¿Te sigues sintiendo mareada o algo?
- Solo tengo dolor de cabeza y mucho frío, nada más.
- De acuerdo - dió media vuelta hacia el estante en donde habían muchos medicamentos -. No quiero sacar conclusiones apresuradas sin estar segura pero por tu bien te sugiero que vayas al doctor a que te haga un análisis de sangre - dijo mientras preparaba algo en una taza.
- ¿Pero que es lo que cree que tengo? - sacó un frasco del estante y se giró hacia mí con la taza en la mano.
- Quizás sea solo un resfriado o... Una enfermedad hemática.
- ¿Hemática? - dejó sobre la mesa de lado la taza y abrió el frasco sacando una pastilla.
- Dime algo, ¿Comes bien? Es decir, ¿Desayuno, almuerzo y cena?
- A... a veces. Cuando tengo hambre.
- ¿Puedes mostrarme tu cadera?
- ¿Mi... cadera?
- Si - miré a Aiden y la enfermera siguió mi mirada - Oh eh... - corrió una sabana y Aiden quedó detrás de ella.
- ¡Hey! ¡Yo solo me preocupo por prins!
- No mirarás, pervertido - le dijo Debby riendo.
- Como si quisiera ver...
- ¡Oye! - le dije y el rió. Sonreí y bajé un poco la sabana dejando al descubierta mi cadera.

Lo que ví no me agradó del todo... Había una pequeña mancha en color granate en la parte superior, casi pegada al bañador. Lo subí un poco y la mancha se extendía, no mucho para notarlo a simple vista, pero sí un poco.
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