Capítulo 28

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- ¿Qué te sucede? - preguntó Irina.

- Nada, no se que diablos hago aquí si no quería venir, te dije que ya no vendría más - contesté reticente.

- ¿De malas? -.

- No, estoy sumamente feliz- dije sarcástico.

- Se te nota ampliamente, ¿A que se debe tu mal humor? - preguntó curiosa y sonriente mientras yo arrojaba piedras al lago.

- A nada, estoy harto- dije impaciente tirando una piedra en el agua la cual estaba cristalina y tranquila, en cuanto mi piedra tocó la superficie de aquel líquido éste se volvió turbio haciendo mi reflejo más distorsionado.

- ¿Ahora te enojas por nada? - preguntó molesta, me acerqué a ella mientras la veía furioso, me miró esperando una reacción más adecuada de mi parte.

- ¡¡Por un maldito momento déjame solo!! - grité en su rostro.

Irina frunció el ceño y me miró, sus perfectos ojos se clavaron en mi como si de una estaca se tratase.

- Te dejaré solo, pero ese brillo en tus ojos es particularmente anormal en ti- dijo tranquilamente dando media vuelta justo cuando quise darle su merecido a golpes, que sabía no le causaría daño alguno pues sólo era su espíritu, Irina comenzó a caminar dándome la espalda y como si nada desapareció de aquel lugar.

- ¡¡Maldición!! - grité molesto, por alguna razón estúpida pues no sabía que demonios me ocurría, me sentía frustrado, me sentía molesto y lleno de furia contenida. - ¡La vida es una mierda! - exclamé furioso mientras ocultaba mi rostro con mis manos - Estoy tan cansado de tener una vida tan miseraba y sin sentido- me senté sobe el césped a pensar un poco, me sentía raro, extraño pero furioso al mismo tiempo sin saber el porqué de todo lo que pasaba conmigo, mi mente estaba en blanco, mi mirada se hallaba pérdida en el reflejo del lago mientras jugaba un poco con el agua, por momentos miraba mi rostro y había visto algo extraño en mi.

(***)

- No deberías ser tan cruel- escuché la voz de Morgan a lo lejos.

- No me hables de esa forma, recuerda que eres mi propiedad y yo soy tu amo- dije mirándola de cerca.

- Ambos sabemos perfectamente que tú no eres mi amo- dijo tranquilamente mientras acercaba su mano a la mía que estaba sobre el escritorio de mi estudio pues estaba haciendo algun papeleo que en realidad no veía de que se trataba sólo lo firmaba sin leer, tomó mi mano acunandola entre las suyas, las suyas eran cálidas y bastante suaves.

- ¿Quien te dijo semejante patraña? - quité mi mano de las suyas y volví mi vista a los papeles que tenían algo parecido a los jeroglíficos egipcios.

- Nadie necesita venir a decirme chismes, soy tan inteligente como tú y desde el momento en el que te vi me di cuenta que no eres Satán - ignoré su comentario y continúe firmando otro documento, di vuelta a otra página y la tarjeta en blanco salió, no reaccioné a tiempo y Morgan tomó la tarjeta y comenzó a ver su huella digital decolorida, la tarjeta no era Blanca ahora tenía el color amarillento de los papeles viejos que con el tiempo toman una tonalidad bastante interesante.

- Dame la tarjeta- Le advertí.

- ¿Cómo por qué lo haría Florian? - empujó mi mano, la cual momentos antes la había extendido para pedir la tarjeta que ahora ella tenía en su poder.

- ¿Cómo sabes mi nombre? - me puse de pie.

- Tu me lo dijiste aquella noche- dijo tomando asiento en el escritorio.

Soy un maldito, lo sé.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora