Capítulo 38

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- ¿Meredith? - balbuceé.

- ¿Sorprendido cierto? - dijo Ahmed limpiando la sangre que escurrir de sus labios.

Johann volvía de haber colocado a Morgan en la habitación y miró a un Ahmed sin sufrimiento y suicidio premeditado por mi, después me miró y al observarme anonadado se acercó rápidamente a Ahmed y lo golpeó con fuerza derribandoloen el suelo y acorralandolo en las escaleras sin dejar de masacrarlo a golpes.

- Dile a tu creación que se detenga o no tendré piedad de el- dijo un molesto Ahmed.

- ¿Qué le hiciste a Florian turco de mierda? - lo cuestionó Johann quien veía que yo simplemente no reaccionaba ante el estímulo de insultos y golpes que el le proporcionaba a mi vista.

Estuve memorizando las palabras antes mencionadas sobre Meredith, estaba sorprendido, estupefacto al saber algo sobre mi hermana perdida, que en su momento, no le di importancia dado a la época en la que habíamos crecido, pero, diablos, el sabe el viva, el saber que ahora pertenecía a la eternidad, a esta inmensa oscuridad me volvía en algún lugar de mis adentros vulnerable, eso me devastaba, ahora una guerra de preguntas bombardeados por mi cerebro se accionaba al instante de escuchar su nombre, el nombre que un vampiro suicida me había dicho segundos antes, ¿Cómo debía reaccionar yo ante esta poca información? Al instante mi conciencia hizo su espectacular aparición para delatar mi escasa cordura, ahora ella se encargaría de hacerme pedazos sin problema.

- ¿Hermana? Bien hecho Florian - más mi silencio a esta guerra interna podría delatar mi estado emocional en ese preciso momento. - ¿No dirás nada? - preguntó mi conciencia. - El turco te dejó mudo, ¡¡JOHANN AYUDA, TU CREADOR ESTÁ EN ESTADO DE SHOCK, MIRA LO INUTIL QUE SE VE!! ¡¡UNA AMBULANCIA POR EL AMOR DE SATÁN!! -Gritó mi conciencia al verme o sentirme tan callado esta vez.

- No tengo humor para estupideces tuyas- respondí apenas reaccionando a mi conciencia.

- Habló, Johann, Habló, ha vuelto este infeliz, olvida la ambulanciadel psiquiatrico- y ahí estaba ella para patear mi trasero ampliamente vulnerable. - Tu trasero siempre lo he pateado, no te excuses en tu vulnerabilidad emocional y psicótica momentánea. -

- Déjame pensar, asimilarlo maldición-
- ¿Quién la habrá convertido? - preguntó mi conciencia y fue en ese momento en el cual decidí desconectarme de está horrible pregunta y decidí reaccionar.

- Johann... - él seguía golpeando con saña a Ahmed, y al escuchar su nombre se detuvo, más nunca lo soltó. - Detente- le ordené.

- ¿ Estás bien? - preguntó preocupado, evidentemente lo estaba.

- Si, déjame hablar con Ahmed- volví la mirada a los ojos del Rubio y piel morena, que en ese instante se conectaron ambas miradas.

- ¿Estás seguro? Porque si quieres puedo acabar con el con facilidad y... - Lo interrumpí.

- ¡¡Que me dejes hablar con el a solas!! - grité.

- Vamos muchacho, haz lo que te dice- dijo Ahmed limpiando la sangre de su rostro.

- Está bien, si así lo deseas, recuerda que estaré cerca por si me necesitas- Johann se puso de pie y se retiró a la cocina modificado y molesto por lo que había pasado, su ignorancia del tema me hacía ver aquella preocupación la cual estaba reflejada en esos ojos que había observado por siglos, más sin embargo, dejó su preocupación de lado y simplemente se dedicó a obedecer mi orden.

- Tu creación es terco, supongo que eso es gracias a ti- Ahmed se puso de pie y sacudió su ropa. - Necesitamos hablar ahora mismo, si después de lo que te diré prefieres matarme con gusto moriré - dijo sonriente.

Soy un maldito, lo sé.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora