Capítulo 66

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Era de noche, íbamos en el auto, Johann, Irina y yo, preparados para lo que se avecinaba, yo iba conduciendo ya que era una de las cosas que disfrutaba al máximo pues, solo pensabas a donde llegar y no en problemas absurdos, era relajante y satisf...

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Era de noche, íbamos en el auto, Johann, Irina y yo, preparados para lo que se avecinaba, yo iba conduciendo ya que era una de las cosas que disfrutaba al máximo pues, solo pensabas a donde llegar y no en problemas absurdos, era relajante y satisfactorio para mi, quizás algún día le daría una pausa a mi ajetreada eternidad y por fin me daría unas vacaciones viajando en auto, (pensé para mi mismo y no pude contener un suspiro de anhelo que contenía hace mucho en mis adentros) un viaje largo y sin aviso previo, sólo tomaría las cosas básicas para enfrentar aquel viaje y sin más me marcharía sin trazar algún tipo de ruta, simplemente ir hacia ningún lugar.

-Necesito respuestas Irina, aún no comprendo nada- dijo Johann moderando su tono de voz a pesar de lo molesto que se encontraba, pues apenas nos iba a explicar ¿Cómo demonios había regresado físicamente si supuestamente estaba muerta?

-Necesitamos- le aclaré mirando el retrovisor de aquel hermoso Cadillac en el cuál viajabamos, ellos iban en los asientos traseros y yo parecía el maldito chofer, cosa que odiaba, más sin embargo me dispuse a hacerlo gustoso. Y aquí explico mis razones.

Punto número uno; darles el espacio de pareja y así recuperasen el tiempo perdido haciendo nudos con sus salivosas y asquerosas lenguas.
Punto número dos: quería ir solo adelante pues quería disfrutar la vista del auto pues, independientemente de ser un auto lujoso, y costoso, era bellísimo, quería darme mi tiempo para disfrutarlo ya que era la primera vez que se encendía el motor y aún se podía apreciar el olor a piel nueva, a frescura, a juguete sacado recién de la caja, bien pues era el juguete nuevo de Johann, según me había explicado cuando ascendimos al auto, le habían entregado el Cadillac cuando Morgan estaba en coma y yo desaparecí, había pedido el auto para él antes de mi desaparición, en cuanto desaparecí habían pasado algunos días después de todo y le hicieron la entrega del auto y simplemente lo guardó pues no había con quien disfrutarlo.
Punto número tres y el más importante: es que tenía una idea del porqué Irina estaba aquí, pero obviamente no quería dar a conocer mi teoría ya que si era la teoría equivocada simularía que yo estuviese queriendo envenenar el corazón derrocha miel de Johann para volverlo amargo y seco como los limones en temporada de sequía, y no, a pesar de que sé, suelo ser muy cruel, insoportable y maldito si así lo deseo, no le echaría más leña al fuego.

-Es que no tengo idea alguna, solamente quise ayudarte y cuando me vi hecha carne de nuevo no supe que hacer, solo agradecer a lo que sea que me permitió estar de nuevo aquí contigo- dijo Irina despreocupada aunque mi detector interno me decía que cada palabra era ¡MENTIRA!

-No puede ser tan sencillo, ¿Porqué no lo averiguas con magia y todas esas cosas que sabes hacer?- Johann le cuestionó.

-Es que no tengo idea, no sé cómo sucedió- le respondió y allí fue donde yo metí granos de sal a la herida.

-Ya dile la verdad Irina, deja de inventar excusas- la reté.

-No sé de que hablas- dijo frustrada, podía sentir el olor a pánico que despedía su piel.

Soy un maldito, lo sé.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora