capítulo 45..

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Sus gélidos labios de postraron sobre los míos causando así, una sensación distinta en mi, me sentía plena, llena de libertad y viva de nuevo, hace mucho que no me sentía de ésta manera, era un sentimiento liberador al saber muertos a mis enemigos, coloqué una de mis manos sobre su rostro, palpandocon ellas su perfecta piel, la cuál, tenía una textura parecida a la porcelana fina, era suave, limpia, fresca y fría.

Mis ojos comenzaron a cristalizarse, las lágrimas salían sin permiso de ellos recorriendo mis mejillas con devoción, dejando un camino salado a su paso, los gemidos dedos de Florian tomaban mis mejillas con fuerza, un nudo en mi garganta se instaló con prisa, me costaba trabajo recuperar el aliento, el dolor de los disparos en mi cuerpo se hizo presente de nuevo, pues la adrenalina que recorrió mi sangre durante la masacre que minutos antes había ocurrido en este lugar había bloqueado mi percepción del dolor, me habia hecho fuerte en el mejor momento, el frio se instalaba en mi de nuevo, el hombro me ardía, una punzada en la pierna se hacia presente al mismo tiempo que la bala que habia rozado mi frente, justo a un lado de la cien, mi cabello estaba teñido color carmesí, era oscuro debido a mi sangre, mi rostro tenía sangre mía, de George, McCain y Carlo,  mi cuerpo comenzó a temblar mientras Florian no separaba su rostro del mío, disfruté aquel beso sólo unos instantes pues tenía malestar corporal y me sentía muy cansada.

Era extraño tener contacto físico de este tipo con Florian, el era bastante... insensible, y me extrañaba en sobre manera el beso tentador que había puesto en mi, era como una invitación a pecar junto con el para que el mismo infierno aclamara nuestra precencia.

En instantes me separé de el, bajé la mirada y me incliné un poco debido al dolor, la fiebre comenzaba a hacer estragos en mi, me sentia muy mal, con el cuerpo cortado y la fiebre que no ayudaba mucho, hacia que mis heridas estuviesen más sensibles que nunca, respiraba con dificultad, mi costa se perdió en el charco de sangre que yacían debajo de mi, volví a mirar el rostro de Florian quien me observaba con atención como un felino confundido, con su cabeza algo ladeada y su ceño fruncido, como si esperase algo más de mi, mi piel se erizó al mirar aquellas orbes oscuras llenas de misterio que tanto atraían mi atención.

Tomé mi frente con una de mis manos debido a la jaqueca que tenía, mi vista comenzó a nublarse, luces de colores aparecían tintineantes causando en mi un efecto vértigo, sentía que el piso me tragaba viva, la sensación era horrible.

- No sé que me sorprende más, si ver este desastre o verte a ti aquí - dijo Johann entrando a la habitación.

***Florian***

Johann había llegado al lugar, estúpidamente tarde para ayudar.

- ¿Déjate de estupideces quieres?-  dije con evidente enfado.

Vio a Morgan bañada en sangre y se acercó con rapidez a auxiliarla.

- ¿Qué te sucede Morgan? ¿Estás bien? Te llevaré a casa- Johann estaba evidentemente preocupado.

- Está en estado de shock- so mi diagnóstico.

- Eso es obvio pero debemos sacarla de aquí - Johann el Salvador tenía que meter su cuchara en donde no lo llamaban.

- Eso lo hubieras pensado en lugar de llegar tarde para salvar a rapunzel mi buen amigo- le hablé con evidente sarcasmo.

- Tu tampoco ayudaste mucho por lo que veo, mirala, está herida, tiene heridas de bala y sangra, tiene fiebre y sólo sigues esperando- bien, ya había logrado mi propósito, hacerlo enfadar.

Soy un maldito, lo sé.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora