capítulo 39

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Ahí estaba ella, de pie frente a la puerta, recargada en uno de los libreros mirando la escena, una melena color azabache y rizada se dejó entre ver, su rostro había cambiado, ya no era la niña de la cual no sabía nada en absoluto, ahora, ahora Meredith era distinta, delgada de vientre plano y tatuada, sí, tatuada, de su brazo izquierdo, sus perfectos ojos grisáceos le daban un toque humano, aunque su mirada se encontraba totalmente vacía.

- Te dije que esperaras un poco al menos- masculló Ahmed

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- Te dije que esperaras un poco al menos- masculló Ahmed.

- No podía esperar, eres demaciado lento- reprochó Meredith, su voz había cambiado, ahora tenía una voz bastante madura y por la manera por la que se comportaba parecía que había madurado a la mala, como yo.

- Bien, ahora si me permites debo presentarlos - No aparté la mirada de Meredith o Bárbara como se supone que ahora se llamaba.

- No hay necesidad- respondí - basta de formalismos estúpidos, ella es Meredith y no necesita presentaciones - argumenté.

- Te equivocas, Meredith murió, ahora Bárbara ocupa su lugar Florian- dijo aparentemente molesta.

- Valla, bien Bárbara, me importa un comino como te quieras llamar de ahora en adelante para mi fuiste y seguirás siendo Meredith- me acerqué sólo un poco para visualizar mejor en lo que se había convertido aquella niña dulce que antes me reprochaba mi ausencia, ahora ella simplemente no me necesitaba, eso me daba gusto en parte, otra mitad de mi añoraba aquella mirada llena de ternura que se colgaba de mi ropa para invitarme a jugar en el barro como en los viejos tiempos, pero, seamos realistas, Meredith habia cambiado, se había convertido en una mujer, en una vampiresa bastante bella que a cualquiera le interesaría, la cuestión era que el tiempo ya no regresaría, no podría enmendar el hecho de que mis intereses eran distintos a los de ella, al menos en esa epoca, ella una niña y yo un adolescente lleno de hormonas y cambios de humor frecuentes.

- No has cambiado Florian, tienes el mismo sentido del humor que un dinosaurio hambriento- dijo con seriedad.

- Pero tu si cambiaste y mucho- agregué. - lárgate Ahmed necesito hablar a solas con ella- le ordené al turco quien nos miraba con curiosidad.

- Ahora que los veo juntos son bastante parecidos- dijo Ahmed palmeando mi hombro mientras nos miraba con confusión de pies a cabeza .- los dejo hermano, ya verás que bien te caerá tu bellísima hermana - me miró sonriente para despues voltear a ver a Meredith - Te espero fuera lindura- Ahmed esbozó una sonrisa y partió de mi estudio cerrando la puerta tras de si.

- Así que lindura- mascullé con coraje aquellas palabras antes pronunciadas por el arrogante de Ahmed.

- No te afecta- dijo con tranquilidad- o al menos no debería-

- No, no me afecta pero debería respetarte un poco más - argumenté con evidente coraje.

- Ése, es problema mío no tuyo- dijo minimizando mi reacción.

Soy un maldito, lo sé.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora