Capítulo 14

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Habían pasado alrededor de dos semanas desde que Sakura había comenzado a salir con Aoi, en un principio su relación había sido mantenida en secreto durante la primera semana, no obstante todo terminó cuando Rinko los sorprendió en el supermercado, Sakura intentó negarlo, pero su madre no podía creer en sus palabras tras haberlos visto de la mano con sus propios ojos. Por ello, tal como solía actuar Rinko en situaciones como aquellas decidió invitar a Aoi a comer. Nanjiro era el más sorprendido de todos, jamás había pensado en el día que su hija menor traería un novio a la casa, estaba igual de sorprendido que aquel día en que Ryoma había declarado estar enamorado de Sakuno en frente de todos.

Sakuno recordaba ese día, Nanako y Rinko preparaban todo en la cocina, mientras Sakura había recibido órdenes estrictas de ir a comprar algunos víveres, la castaña sabía que no era necesario eso, pero su padre se lo había pedido y no podía negarse, ni siquiera le permitía ser acompañada por su novio. Aoi se encontraba en la mesa, apenas había tocado su gaseosa, debido a qué se sentía tan intimidado por los hombres de la casa que no era capaz de hacerlo, Nanjiro estaba sentado justo al frente de él, analizándolo tras su diario, mientras que Ryoma se encontraba a su lado mirándolo con el ceño fruncido, el único que aparentaba ser amable era Ryoga, quien de vez en cuando hacía bromas sobre la situación en la que se encontraban.

—¿A qué te dedicas, Aoi? —Lo había interrogado Nanjiro por fin.

—Pues...tengo una banda de JRock y practico algunos deportes.

— ¿Juegas tenis? —Habló esta vez Ryoma.

—No...me dedico a otros deportes.

—¿Cómo cuales?

—Era bateador en beisbol.

—Sí eras bateador, eso quiere decir que eres capaz de manipular una raqueta ¿no? —Sonrió maliciosamente Nanjiro.

—No lo he intentado.

—¿Quieres intentarlo ahora? —Le preguntó el ambarino, cogiendo su raqueta.

—Yo...

—Ryoma-Kun ¿Puedes venir un momento? —Intervino Sakuno enfadada, le había prometido a Sakura que cuidaría a Aoi.

—Estoy ocupado.

—Necesito que vengas ahora. —Susurró Sakuno, tratando de controlar su enfado.

—Lo mejor es que vayas, chibisuke. Sakuno-Chan se ve molesta.

No fue necesario esperar una tercera llamada de su esposa, porque Sakuno ya se encontraba en la sala cruzada de brazos mirándolo impaciente. Suspiró, quería enfrentar a ese mocoso, aún no había aprobado ese compromiso.

Sakuno lo dirigió al jardín, cerrando la puerta tras de ella. "¿Qué sucede?" Le había preguntado impaciente, tenía asuntos de los que encargarse. Entonces sin preámbulos lo había regañado por sus actos, ignorando los argumentos racionales que creía tener como base en contra de sus acusaciones, le pidió que pensara en la felicidad de su hermana y se olvidara de todo lo demás, porque al fin del cabo ese chico que se encontraba a su lado en esos momentos y la amaba, más allá de los celos que tuviera de hermano mayor, debía aceptar lo que sentía y dejarla crecer. Ya no era una niña, no necesitaba ser mimada con helados y regalos, ahora estaba interesada en algo más, o más bien en una persona.

Luego de escuchar las palabras de su esposa, la aceptó y decidió no entrometerse más en sus asuntos, salvo que fuera necesario, porque de una cosa estaba seguro sí él lastimaba a su hermana no tendría piedad.
Así fue como aquella noche todos aceptaron a su novio dando como advertencia que sabían todo sobre él y le encontraría cómo fuera.

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