Capítulo 33-Conversación pendiente

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Después de terminar con los exámenes del semestre, algunos estudiantes de Todai se veían exhaustos por no haber dormido en muchos días, mientras otros estaban ansiosos por celebrar el haber acabado con esa travesía. Entre ellos, se encontraba un grupo compuesto por estudiantes de medicina y Psiquiatría, quienes estaban sentados en un sofá contando anécdotas sobre todo lo que habían tenido que afrontar en los últimos días para sobrevivir a las "semanas del terror" en la Universidad. Un estudiante de ojos marrones estaba de pie junto a los demás, alardeando sobre su desempeño en cada una de las pruebas de Psiquiatría que había tenido que afrontar. Si bien reconocía que no eran fáciles de responder en su totalidad, aún así, gracias a sus habilidades recordando datos, había podido sobrevivir a cada una de ellas. Por ese motivo, era conocido como "Mizuki, el calculador", gracias a la destreza que tenía en las materias.

—¿Y qué hay de ti, Smith? ¿Cómo estuvo tu semana de pruebas? —Le preguntó Hajime a un chico de cabello rubio que bebía una soda en compañía de una estudiante de Psiquiatría.

—Pues...agotadora, pero estuvo bien. Aprobé todas mis materias. —Señaló con una sonrisa.

—¿De verdad? ¡Eso es un gran logro, Kevin! —Le mencionó Miyuki con una sonrisa, provocando que su acompañante se sonrojara.

—Sí, lo es. —Susurró Kevin avergonzado y luego carraspeó para proseguir. —Pero no soy el único que le fue bien, Echizen también lo logró. Incluso ha sido elegido para ser ayudante de una asignatura.

—Es verdad, Ryoma también lo hizo bien este año. —Se atrevió a hablar Sakuno, mirando a su esposo que se encontraba sentado junto a ellos. —Eso demuestra lo mucho que se ha esforzado este semestre, estoy orgullosa de sus logros.

—Gracias, yo también lo estoy de ti...—Comentó Ryoma, tomando su mano. —Pese a los obstáculos que hemos tenido que enfrentar este año, hemos avanzado juntos.

—Es verdad.

—Tiene razón, Sakuno. —Sonrió Nanase a su lado. —Me hace feliz que hayas vuelto a estudiar y podamos seguir otro año juntas.

—Gracias, Naomi-chan. Espero que nos vaya bien en el nuevo semestre.

—¡Así será! —Anunció Miyuki desde el otro lado. —Esta celebración no sólo conmemora el fin de un año, sino también el habernos conocido ¿Verdad, Hajime-kun?

—Sí, toda la razón. No lo habría podido decir mejor. —Sonrió Mizuki con una copa de champagne—Por lo mismo, en lugar de ponernos melancólicos, celebremos. Esta es nuestra victoria, chicos.

—¡Sí! —Dijeron los demás.

En ese momento, Yuuta (el hermano menor de Shusuke) llegó al apartamento con algunas cosas que Mizuki le había encargado. Apenas identificó al ambarino a la distancia, se acercó a él para saludarlo, ya que no lo veía desde la última reunión que habían tenido en el club. Entonces se enteraron que Yuuta se encontraba estudiando Física en la Universidad de Hokkaido, la institución que Ryoma alguna vez había pensado postular antes de pensar estudiar medicina. Al igual que ellos, Yuuta estaba en su segundo año de cuatro, donde después tenía que elegir una especialidad y comenzar a invertir en investigaciones científicas si quería dedicarse a ello. Sakuno estaba asombrada de la carrera que estaba estudiando, debido a que creía que estudiaría algo similar que su hermano mayor, dado que solía seguirlo a todos lados. Pero le hacía feliz que Yuuta hubiera encontrado su propio camino para potenciar sus habilidades en un área que solía irle bien en la Preparatoria.

Una vez que Yuuta se dirigió a la cocina, el ambarino y la castaña se sentaron en la terraza a contemplar las estrellas que brillaban en lo alto del cielo. Quedaba una semana para navidad y pronto comenzaría un nuevo año juntos. Ryoma no podía dejar de pensar en la última sesión que había tenido con Margaret, donde tuvo el espacio para hablar acerca de los sentimientos de culpa que lo atormentaban en su relación. Si bien Sakuno se sentía mucho mejor que al comienzo, sabía que, si quería tener una relación sana, debía tener esa conversación con ella. Pero cada vez que quería hacerlo, alguien o algo impedía que lo hiciera. Era como si el destino estuviera en su contra.

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