Capítulo 24

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Una semana después de lo ocurrido, tanto Ryoma como Sakuno retomaron su rutina diaria en la Universidad, ya que si bien se presentaba un nuevo desafío en su relación siendo futuros padres, aún no podían abandonar sus estudios, considerando que faltaban meses para ello. Por lo mismo, luego de separarse de su esposo como todas las mañanas, Sakuno caminó rumbo a su sala, siendo flanqueada por Miyuki y Midori, a quienes aún no les daba la noticia. Había pensado en comunicárselos cuanto antes como lo había hecho con sus mejores amigas, sin embargo considerando que era una noticia tan reciente, pensaba que tenía todo el tiempo del mundo para hacerlo.

Durante la clase de neurociencias, observó cómo funcionaba la ilusión óptica a través de ejercicios mentales expuestos a otros individuos, donde se podía llegar a dudar de un color determinado a partir de una palabra distinta, ejemplo si aparecía un cuadrado azul y la palabra escrita decía "Verde" era complejo dar una respuesta esperada ante dos estímulos diferentes. No obstante, cuando el profesor los invitó a hacer un nuevo ejercicio en el que debían asociar un color a un sentimiento específico o un momento, se sorprendió a si misma asociando el rojo de una lamina con la sangre, provocando que todos voltearan a verla confundidos. "¿Por qué cree eso? Ryuzaki" Le preguntó, sacándola de sus pensamientos. "P-Por el color..." Susurró nerviosa, recordando el sueño que había tenido la otra noche, no podía evitar asociar ese color con la angustia y el miedo que había tenido en esos instantes. En un intento de enmendar lo que había visto, observó los otros colores que se le presentaban, tratando de dar una mejor después, no obstante sólo fue capaz de proyectar más sentimientos de angustia que preocuparon a los demás.

Por ello, una vez que las clases terminaron su maestro se acercó a ella, señalándole que si necesitaba ayuda podía buscarlo en su oficina. Suspiró, no sabía porque había dicho esas palabras tan deprimentes, debería haber abordado la clase en silencio.

— ¿Te encuentras bien? Sakuno. —Le preguntó Midori preocupada.

—Sí, lo estoy... ¿Ustedes también creen que son alarmantes las palabras que dije?

—P-Pues...parecían altos indicadores depresivos. —Susurró Midori.

—Descuida, no le diremos a nadie tu secreto. —Le cerró un ojo Miyuki.

— ¿Q-Qué secreto? —Se sonrojó Sakuno, quizás ya lo sabía.

— Qué estás loca. —Rió. —Pero descuida, la mayoría de las personas de aquí lo están.

—Tienes razón. —Rió Midori. —Especialmente Miyuki.

—Por supuesto.

Miyuki siempre conseguía sacarle una sonrisa, aunque se encontraba en los peores momentos, le recordaba tanto a su mejor amiga, la gran diferencia entre Tomoka y Miyuki, era que Miyuki amaba el Yaoi y Osakada en cambio, lo odiaba. Pero aún con ese pequeño detalle, a veces pensaba que se llevarían tan bien si se conocieran, hasta podrían volverse grandes amigas. De pronto, su celular vibró en su bolsillo tras recibir un mensaje del ambarino: "Te espero en el parque después de clases, recuerda que iremos al hospital". Su corazón comenzó a latir ante dichas palabras, no se sentía preparada para a ver un doctor, menos después de la pesadilla que había tenido, la voz de ese niño sonaba como eco en sus oídos ¿Qué significaba realmente? ¿Sería un mal presagio?

— ¿Sakuno-Chan? —Le preguntó Midori.

— ¿Eh? ¿Sí?

—Te decíamos que podíamos ir la siguiente semana con Miyuki en celebración de su cumpleaños, considerando que se aproxima su cumpleaños.

— ¿Porqué mejor no vamos a un karaoke? —Sonrió Miyuki. —Eso sería más animado.

—Sí, me gusta la idea. —Sonrió Sakuno. —Por cierto, debo irme ahora. Me reuniré con Ryoma-kun para ir al hospital.

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