Capítulo 29

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A la mañana siguiente, luego de que empacaran sus cosas y se despidieran de los Señores Toyo, ambos caminaron rumbo a la estación de trenes, dado que el ambarino se había encargado de reservar sus pasajes esa misma mañana, por lo que todo estaba listo. Así como también, se había encargado de confirmar la hora con la Psiquiatra para el día siguiente y les había informado a sus familiares sobre su anticipado regreso con el fin de que no hicieran preguntas incomodas sobre la situación que estaban pasando. Si bien algunos sabían que el motivo de su regreso se conectaba con el estado emocional de Sakuno, el ambarino no había querido dar mayores detalles de lo que realmente había ocurrido la noche anterior, teniendo en cuenta que eso sólo conseguiría alarmarlos más de lo que ya estaban. Además, estaba exhausto, no había podido dormir mucho, ya que temía que, si cerraba los ojos unos minutos, Sakuno volvería a seguir a Hiro en la oscuridad y podría estar en peligro nuevamente. Su cabeza no dejaba de reproducir una y otra vez la misma escena, cuando había rescatado a su esposa y había creído por un momento que sería la última vez que la vería...

Tras haber abordado el tren, Sakuno se acomodó en el asiento que estaba junto a la ventana, mientras Ryoma se encargaba de ordenar las maletas en el portaequipaje que se encontraba sobre sus cabezas, esperaba que llegaran pronto a su destino, porque quería irse de ese lugar lo más pronto posible.

—¿En qué piensas? —Le preguntó Sakuno, una vez que lo vio sentarse junto a ella.

—¿Por qué lo preguntas?

—¿Eh? Porque...no has dicho ni una sola palabra en todo el camino.

—Ah no es nada...sólo estoy cansado. —Reflexionó bien que decir antes de hacerlo, ya que sabía que cualquier cosa podría ser malinterpretado por la castaña.

—Ah ya veo. Y con respecto a los demás ¿Ya les avisaste que regresaremos antes?

—Sí, hablé con mamá hace unas horas.

—¿Y qué dijeron? ¿Estaban muy sorprendidos?

—Desde luego que lo estaban, pero después lo entendieron.

—Ah...—Se apoyó en su hombro.

—¿Qué ocurre?

—Nada, también estoy cansada. Fue una noche dura.

—Sí, tienes razón. Pero ya llegaremos a casa. —Rodeó sus hombros para acercarla hacia él.

—Lo sé.

Dicho esto, Sakuno cerró los ojos y permitió que Morfeo se apoderara de ella para poder profundamente en los brazos del ambarino, estaba tan cansada que no podía vencer al sueño esta vez. Ryoma, en cambio deseaba poder dormir tan plácidamente como lo hacia su esposa, pero no podía, aunque deseara, porque estaba tan preocupado por lo que había vivido la noche anterior que le resultaba imposible poder conciliar el sueño en esos momentos. Y se preguntaba si realmente podría volver a dormir tranquilo algún día con todo lo que estaba pasando.

Tras unas largas horas de viaje, finalmente llegaron a casa, donde los esperaban todos los integrantes de su familia con una gran sonrisa, pese a que todos tenían muchas preguntas que hacerles a ambos con respecto a su repentino regreso, no hicieron comentario alguno sobre ello y los condujeron al comedor para que comieran antes de ir a descansar. Sakuno se sentía mucho mejor, ya que había conseguido dormir todo el camino de regreso, sólo tenía un ligero dolor en los brazos producto de las maletas cargadas que llevaban, pero fuera de eso, estaba como nueva. Ryoma no podía decir lo mismo con respecto a su estado, considerando que no sólo había tenido problemas para conciliar el sueño en el viaje producto de los gritos de unos niños que estaban cerca, sino también se encontraba con un gran dolor de espalda producto de lo incomodo que eran los asientos.

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