Capítulo 15

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Tras muchos intentos, finalmente consiguió llevar al ambarino a la planta alta de la casa, pero aún seguía insistiendo que no se marchara. Por ello, le tomó la temperatura durante unos minutos y se percató que sus sospechas eran ciertas, tenía cerca de 38,9 lo que podría explicar su repentino comportamiento.

—Estás ardiendo, si no mejoras tendremos que llamar a un doctor. —Susurró preocupada.

—Lo sospechaba, comenzaba a sentir más calor de lo normal. —Suspiró, desabotonándose la camisa hasta dejar su torso desnudo. —Así está mejor ¿No crees?

—N-No lo creo. —Se sonrojó, aunque lo veía todos los días, seguía sintiéndose apenada frente a su cuerpo desnudo. —Si haces eso, te vas a resfriar más. Traeré agua.

—Espera. —Tomó su mano y la obligó a sentarse a su lado, provocando que la castaña sintiera su transpiración. —En cuestión de minutos la fiebre se irá, no te preocupes por ello ¿Porqué mejor no te quedas y nos olvidamos de esto?

—No puedo. —Se sonrojó, alejándose de él. Otra vez estaba actuando extraño. —Dejé la cocina encendida, estoy haciendo sopa, por lo que debo ocuparme de ella. Eso te hará sentir bien, así que lo mejor será que te abrigues y te sientes. Te la traeré en unos minutos.

—Está bien, sin embargo... ¿Sabes lo que me haría realmente sentir mejor?

— ¿Eh? No lo sé.

—Qué no estuvieras constantemente huyendo de mí. Creí que ya no hacías eso.

—No estoy huyendo, es sólo que debo ocuparme de tu bienestar.

—Mi bienestar está contigo, además te conozco.

—No es eso, hablo en serio. Pero ahora debo ir a apagar la cocina y te prometo que vuelvo enseguida.

Dicho esto, se marchó sintiendo su corazón latir, siempre había sido un pervertido, pero hace mucho tiempo que no lo oía hablar así. No obstante, más que un pervertido, su voz sonaba como si realmente estuviese dolido porque huía de él ¿Realmente lo hacía? Quizás eso estaba demostrando, pero no era así. Jamás huiría de él, quería estar siempre a su lado. Pero el hecho de que se comportara de ese modo de repente, la había desconcertado por completo. Suspiró, mientras servía la sopa y la colocaba en una bandeja. Lo que menos quería hacer, era que él se sintiera dolido por sus acciones.

Al llegar a la habitación, Ryoma la esperaba en silencio sentado en la cama, leyendo un libro que había visto cientos de veces, cuando la vio, lo dejó a un lado y se acomodó para que depositara la bandeja en su regazo.

— ¿Y qué hay de ti?

—Aún no me he servido, pero también comeré.

— ¿Planeas hacerlo en el comedor? Creí que lo haríamos juntos.

—Por supuesto, es sólo que aún tengo que encargarme de otras cosas.

— ¿Tenías planes para hoy?

—No hablo de ese tipo de cosas, me refería a buscar una cubeta para que te bajara la fiebre y algunos medicamentos.

—Aunque hagas eso por mí, no bajará por ahora. Ya que tomaré sopa, después me haré cargo yo mismo. Después de todo, estudio medicina. —Se burló—Por lo mismo, quiero que me acompañes ahora.

—Tienes razón, no había pensado en la sopa. —Rió nerviosa— Bueno, iré por mi bandeja.

Como le había prometido, se sentó a su lado y comió junto a él. Había calculado mal la porción de sal que necesitaba, en otros tiempos él no se lo habría aceptado y de seguro se habría quejado de sus habilidades culinarias, pero en esos momentos no era así, más bien decía que estaba bien así. Aunque ella sentía deseos de agregarle más sal, respetó su decisión y lo dejó tal cual estaba. Luego de retirar los platos y dejarlos en una mesa cercana. Planeaba ir a fregar los platos, pero su mirada la contuvo. Por lo que aceptó ver una película que fuera de su agrado o sí quería un partido de tenis, después de todo estaban solos y no había apuro por hacerse cargo de la cocina. Su rostro comenzaba a recuperar el color natural que tenía, ya no parecía un fantasma como en un principio, eso la hizo sonreír.

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