Capítulo 9

1.2K 50 11
                                    

Sakuno permaneció atrás del ambarino en silencio, mientras él miraba con odio a cierto chico de cabello negro que sonreía de oreja a oreja.

—Tranquilo hermanito, no le haré nada. —Se burló Ryoga, haciendo notar lo celoso que también era ahora—Ya no eres tan pequeño como la última vez, sin duda has alcanzado a tu hermano mayor.

—Aquella vez fue hace mucho tiempo, así que es lógico que nuestra estatura sea distinta a la de antes.

La castaña pidió con todas sus fuerzas que aquella situación terminara pronto, quería detenerlo, pero no sabía cómo porque no parecía oírla. Seguía estando en la misma postura que hace unos minutos, haciendo una barrera entre ella y Ryoga como si fuera alguien peligroso. Iba a intentar hacerlo entrar en razón otra vez, cuando de súbito apareció Nanako caminando a zancadas hacia ellos, su salvadora.

—Aquí estaban, sospeché que vendrías a este lugar. —Suspiró Nanako cansada.

—Me has sorprendido otra vez, Nanako-Chan. —Sonrió Ryoga—Al igual que en el pasado, has descubierto mis planes nuevamente.

—Por supuesto, te conozco mucho después de todo. En fin, volvamos a casa ahora. La tía espera por nosotros.

—Es verdad, es hora de irnos. Vamos, Ryoma. —Rió nerviosa Sakuno.

—Está bien, me rindo. Ya podremos seguir hablando en casa, más tranquilamente. —Le cerró un ojo a Ryoma. —Vamos, Nanako-chan.

Cuando Ryoga les dio la espalda, Nanako y Sakuno intercambiaron miradas de alivio, la chica de cabello negro se atrevió a caminar junto a él a zancadas. Mientras Sakuno se ubicaba a un lado de él, al fin parecía haberse olvidado de su principal enojo. 

—Deberíamos ir también ¿no crees?

—Sí. —Susurró tratando de controlar lo exasperado que estaba en esos momentos.

Sakuno en un intento por desviar el asunto, le dio la espalda para dar la marcha primero, susurrando lo agotada que estaba de aquel día y lo ansiosa que estaba de volver a casa, pero entonces sintió como la mano de su esposo se aferraba a la suya, provocando que lo observara extrañada.

— Espera ¿Qué hablaste con ese tipo específicamente?

— ¿Eh? No mucho, no habían pasado muchos minutos desde que habías llegado. Lo había visto hace un rato desde la biblioteca, en un comienzo creí que eras tú, después me percaté que se trataba de él. Como temí que te enfadarías si lo veías aquí, decidí ir a hablar con él.

— No debiste hacerlo. —Dejó ir su mano, cabizbajo.

—Creí que era lo mejor para que no se encontraran.

—De igual manera lo haríamos, tarde o temprano. No se puede evitar, lamentablemente.

—Lo sé.

—Esto no te concierne, no deberías haberlo hecho. Ya estoy acostumbrado a este tipo de visitas.

—Sé qué es algo entre hermanos y no debería interferir entre ustedes. Pero desde que mi nombre comenzó a llevar tu apellido y estamos juntos...todo lo que tiene que ver contigo me concierne. —Susurró triste—Y no puedo quedarme de brazos cruzados viéndote de ésta manera. Has estado actuando extraño desde que te enteraste que Ryoga vendría, todos me dicen plantean distintas hipótesis, pero nadie me dice con certeza que ocurrió. Por más que pretendas disimular lo que sientes, no puedes engañarme. Te conozco bien. Aunque a veces crea lo contrario, porque hay muchos aspectos de tu vida que desconozco por completo.

—Tienes razón, pero

— Quizás porque no estás acostumbrado a hacerlo o no confíes lo suficiente en mí, pero espero algún día espero saberlos...para poder entenderte y apoyarte. —Se apresuró a decir antes que interviniera una vez más—Porque de este modo, creo que no puedo —Sintió su mirada escrutadora sobre ella, penetrando sus ojos carmesí como si fueran imanes, provocando que sus mejillas se sonrojaran. —N-No me mires así ¿acaso te enfadaste? no pensaba decir esas cosas...creo que me he pasado otra vez.

Do You Love Me?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora