Capítulo 26

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"Bienvenidos" Les habían dicho los señores Toyo, mientras los conducían por los pasillos de la posada, Sakuno se sentía nostálgica de volver a ese maravilloso lugar, Ryoma caminaba a su lado sosteniendo su mano, escuchando las instrucciones de los dueños. Si bien no se encontraban en la misma época en la que habían ido la última vez, aún así el paisaje que se abría paso entre ellos era igual de hermoso que antes. "Esta será su habitación matrimonial" Anunció un hombre mayor de cabello negro, enseñándoles un cuarto equipado con todo lo necesario para ellos, tenía una cocina, una habitación para ambos con dos futones, un gran baño con jacuzzi y un comedor con vista a la terraza.

— ¡Qué lo disfruten! —Anunció la señora Toyo sonriendo.

—Gracias. —Dijeron ambos viendo como se alejaban.

— ¿Qué haremos primero? —Preguntó Ryoma, dejando las maletas en la habitación. Normalmente ella era la de la iniciativa y él solía dormir tras viajes largos, pero en una situación como esa tenía que poner de su parte.

—No lo sé. —Miró un folleto con las actividades a realizar. —Podemos ir a las aguas termales, o ir a recorrer el lugar. Hay unas canchas de tenis también, si quieres.

—Ahora que lo pienso, no traje mi raqueta. —Murmuró Ryoma, aunque era consciente de que no lo había hecho, porque no quería que ese viaje fuera como los otros en que él siempre deseaba jugar tenis y velara por sus propios deseos.

—Yo si lo hice. —Respondió, notando su rostro de sorpresa. —Empaque las dos, en caso de que deseáramos jugar.

—Ah buena idea.

—Así que si quieres, podríamos hacerlo.

—Mejor vamos a recorrer el lugar. —Anunció, advirtiendo que ella no daba su opinión con respecto a lo que deseaba hacer, sino que todo lo involucraba a él. —Al parecer han hecho nuevas instalaciones que no estaban antes.

—Sí, tienes razón. Vamos. —Sonrió.

La última vez que habían ido, el lago era sólo un lugar turístico que se podía apreciar de lejos, ya que no había botes en buen estado para dar paseos en él y no contaba con mucha seguridad, por lo que Sakura había caído ahí la última vez. En cambio, en esos momentos parecía haber sido remodelado por completo, ya que no sólo el puente parecía más alto y seguro con poderosas protecciones, sino también habían construido en el medio, un centro turístico que contaba con botes de cisne en los que se podía pedalear en el lago, ya sea de manera individual, como también para dos personas o en grupo. No fue necesario preguntarle a la castaña si estaba interesada en los botes, dado que el ambarino había aprendido a leer su rostro con el pasado del tiempo y sabía muy bien lo que deseaba hacer en esos momentos. Así que sin pensarlo, la tomó de la mano y la condujo hacia el centro para alquilar los botes.

Ryoma parecía pedalear más que la misma castaña, por lo que tuvo que bajar la velocidad al notar que su esposa no lograba sincronizarse con él. "Así está mejor" Se burló Sakuno, ante lo cual el ambarino se disculpó avergonzado, debía controlar su adrenalina de vez en cuando. Pese a que no era la primera vez que estaban ahí, era inevitable no sentirse admirados ante la magnitud del lago de color turquesa oscuro que los flanqueaba, sentían la sensación de que se encontraran navegando en acuarelas con lo hermoso que era todo. La fría brisa los acompañaba, manteniéndolos frescos aún bajo el radiante sol que estaba sobre sus cabezas. Pero más allá del hermoso paisaje que estaban presenciando, Ryoma se sentía asombrado y también aliviado de que la castaña no se mostrara sombría aquel día, ahora parecía ser una persona completamente distinta a la que era hace unos días, precisamente esa persona que creía haber perdido. No obstante, sabía que no podía alegrarse aun de ello, teniendo en cuenta que todavía no superaba las fases del duelo y podía tener una recaída en cualquier momento, así que tenía que permanecer alerta.

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