Capítulo 10: Enfermo

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*-*Narra Kyle*-*

Sigo en mi habitación, solo con mi guitarra, intentando cantar, intentando crear una simple nota, pero no puedo. Se me va la mano cada vez que lo intento.


¡No quiero que esté perfecto! ¡Quiero que por lo menos me salga un poquito bien! No sé cuantos intentos llevo esta mañana, perdí la cuenta en quince. Creo que son los problemas emocionales lo que me hace esto, ¿pero qué emoción estoy sintiendo? ¿Frustración? ¿Dolor? ¿O todas las que existen? La verdad es que todo me es doloroso, no sé si Lenko se sentirá así, pero espero que no. No quiero que se sienta mal por mi culpa.

Lo intento otra vez, canto y toco la guitarra, pero al final vuelvo a caer. ¡Ojalá no me pasara esto! ¡Ojalá no hubiera aceptado esa apuesta!

Alguien llama a la puerta, no tengo ganas de hablar con nadie. Llevo todo el día aquí metido y no quiero romper la burbuja. Insisten en llamar a la puerta. Ya estoy harto, ¡que me dejen en paz!

—¡Mamá, no tengo ganas de hablar! -grito para que se me oiga tras la puerta.

—¿Quién ha dicho que sea tu madre? —dice una voz muy familiar.

Que no sea él, que no sea él.

—¿Lenko? —pregunto para deshacer mis sospechas.

—Sí, soy yo —me confirma con una voz un poco caída, ojalá no fuera él.

Me acerco, abro la puerta y ahí está él. Su cara con un poco de tristeza, aunque creo que noto algo más. Sus mejillas están sonrojadas.

—¿Qué haces aquí? ¿No estabas con tu novia todo el día?

—No, decidí dejar de estar con ella por hoy —tiene la voz ronca, ahora se lo noto, creía que era un efecto que hacía la puerta, pero no.

—¿Estás bien? Parece como si te hubieras emborrachado en el bar de la esquina.

—Sí, estoy bien, no te preocupes. ¿Puedo pasar? —me pregunta apuntando la habitación.

Me acerco y poso una mano en su frente. ¡Está ardiendo! Está resfriado, así que será mejor que se acueste.

—Sí —y le agarro del brazo para luego tirarle a la cama y hacer que se acueste—, túmbate.

—¿Eso no es ir demasiado deprisa? —siempre con sus bromas listas para bombardear.

—Que gracioso -espero que se note el sarcasmo—. No iba a hacer tal cosa, estás resfriado.

—¿En serio? No lo había notado.

—Acuéstate, voy a por algo caliente. Una manzanilla, por ejemplo.

Salgo de la habitación y entro en la cocina. Mientras le preparo la manzanilla, dentro de mi mente revolotean cientos de situaciones que no explican el porqué ha querido venir aquí en vez de estar con su novia. ¿Por qué ha hecho tal cosa? ¿Acaso está harto de ella?

Ya con la manzanilla hecha, me lo llevo a mi habitación, donde Lenko se ha quitado la camisa y acostado en la cama como le dije. Siento un calor en mis mejillas al verle sin camisa, sus músculos bien definidos y relajados son un paladar para la vista, pero debo ponerme firme. Es mi amigo, no solo un bonito envoltorio.

—¡Pero ponte encima una manta, descerebrado! Ponerte así solo te pondrá peor —se tapa con una manta y me acerco a él para darle la manzanilla—. Sí que eres tonto. Venga, bebe -y le extiendo la manzanilla.

Coje el vaso y se lo lleva a la boca, se lo toma y en su cara se muestra una mueca de asco.

—No me gusta la manzanilla —dice solamente, cuando lleva ya medio vaso.

—Pues te aguantas, te lo tomas y punto.

Termina de tomárselo a regañadientes y me devuelve el vaso, el cual lo pongo en mi escritorio. Me siento en la cama, con Lenko oculto en las sábanas.

—Eres un poco tonto por venir cuando estás malo.

—¿Lo soy? Creo que he aprendido del mejor -me empieza a mirar a los ojos fijamente, no sé lo que hacen sus ojos castaños que no me dejan apartar la mirada—. He venido a verte a ti.

—¿A quién si no ibas a ver en esta casa?

—No, quiero decir que solo quiero verte a ti.

Eso me hace sonrojar violentamente, ¿por qué dice tal cosa? No creo que sea bueno para mí que me lo diga, me confundirá totalmente, llenará de preguntas mi mente. No quiero escucharle.

—¡Estás loco! —le digo bastante borde y salgo de la habitación.

Antes de salir puedo oír que me llama, pero no quiero estar cerca de él, así que le digo una última cosa.

—¡Duerme y verás cómo te sientes mejor! —grito ya fuera de mi habitación.

Bajo las escaleras y me acuesto en el sofá viendo la televisión. No hay nada bueno y por eso me quedo dormido a la media hora.

———————


Me despierto un poco incómodo y no puedo levantarme, siento algo pesado a mi alrededor y el sol no brilla. Ya no estoy en el salón, estoy en mi habitación. Seguramente fue un sueño el que Lenko haya venido, seguirá con su novia todavía. Miro el reloj de mi mesilla, son las once y media de la tarde.

Es bastante tarde y creo que debería seguir durmiendo. Cuando intento cambiar mi postura, lo que siento pesado aún sigue. Me doy la vuelta y veo a Lenko durmiendo a mi lado.

¡¿Lenko?! ¿Pero qué ha pasado? ¿Cómo he llegado hasta aquí? ¿Habrá hecho algo conmigo mientras dormía? Cientos de preguntas me asaltan ahora, ¡mi cerebro va a explotar! Sus brazos me atrapan y no puedo soltarme con facilidad. Forcejeo aun sabiendo que puedo despertarlo, pero nada, es bastante fuerte.

—Quédate quieto, que estoy malo e intento dormir —me dice con la voz ronca, su aliento golpea mi frente.

—Suéltame —susurro, mi madre debe de estar durmiendo ahora mismo, cansada del trabajo.

—No quiero, ahora duerme.

¡Es bastante testarudo! ¡Un cabeza hueca!

—Solo quiero que me sueltes y podré irme al sofá.

—Prefiero que duermas conmigo a que te rompas la espalda en el sofá. Así que duerme tranquilo.

—¡No puedo dormir tranquilo contigo abrazándome! —grito susurrando.

—Solo cierra los ojos y duerme.

Da igual lo que haga, él ganará por fuerza. Será mejor que duerma como me ha dicho.

Cierro los ojos lentamente y vuelvo a sentir que el sueño se apodera de mí, aun gritando que debo estar despierto. Me zambullo en un gran sueño que no es tranquilo ni muy alborotado.

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Capítulo dedicado a @FatimaSouilah423 que ha seguido la historia y parece ser que le gusta. Desde aquí te lo agradezco.
¡Un besazo!
♡(∩o∩)♡

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