Capítulo 28: Un Beso Deseado

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*-*Narra Denis*-*
Gimnasio Del Instituto
(Ocho de la tarde)

Por fin llegamos al gimnasio, estaba harto de caminar. La casa de mi pareja no es que nos pille cerca precisamente. Envidio a Kyle por tener tanta resistencia, porque yo soy un vago comparado con él. Bueno, lo importante es que estoy con mi querida Layla, con su vestido rojo que realza su bonito cuerpo. Tengo suerte de que me haya aceptado.

Al entrar, la música electrónica se cuela por mis oídos y mi mente me exige un baile, pero mis pies se niegan de momento, quieren mentalizarse de lo que ocurrirá si entro en ese cúmulo de cuerpos que simulan movimientos de baile.

—Parece que alguien calló del cielo y aterrizó en brazos de un grandullón —aparece Kyle por la espalda, sonriendo.

—¡Kyle! Me alegro de verte por aquí. Te presento a Layla, mi pareja.

—Encantada —se dan un par de besos en las mejillas.

—Igualmente. ¿Como es que semejante belleza está con Denis?

—Me lo pidió con un ramo de rosas en medio del pasillo. Me cautivó hasta tal punto que acepté salir con él.

—Interesante —se rasca la barbilla, pensativo—. Es extraño que saque su lado romántico. Como sea, os dejo solos. ¡Disfrutad el baile!

—¡Tú también! —cuando escucha eso, veo como su sonrisa se borra—. Me cae muy bien tu amigo, es divertido.

—Sí, lo es —aunque últimamente no haya estado actuando como él mismo.

—¿Vamos a bailar? —agarra mi mano.

Sin poder negarle nada con esa mirada que me lanza, me arrastra a la pista, traspasando a todos para poder llegar al centro. Me mira y se pone a bailar como una fiestera, como si le fuera la vida en ello. Su vestido salta al mismo tiempo que ella, su cabello rubio se alborota con sus giros. Un guiño de ojo es suficiente para unirme.

Minutos después, siento que mi respiración es un poco pesada, pero aun así sigo para que no termine pronto. La canción se acaba y se cuela otra de inmediato. Aprovechando esta oportunidad en la que está quieta, le pregunto si quiere que vayamos a tomar algo, lo cual acepta.

Salimos de la pista y nos vamos a la zona de bebidas, pero por el camino se interponen Elena y su novio Roy. Al ver a mi pareja, se acercan aún más y entablan conversación con nosotros.

—Vaya, vaya —se hace notar cuando ya nos habíamos dado cuenta—. Menuda belleza de mujer —se coloca a su lado—. Me llamo Elena, amiga de este engendro —me señala, eso duele un poco.

—Encantada, yo me llamo Layla —se dan un par de besos en la mejilla, como con Kyle.

Miro a Roy, noto que está algo incómodo. ¿Por qué? Sea lo que fuere, intenta irse con mi amiga.

—¿Podemos hablar a solas? —le pide a su novia.

—Claro. Encantada de conocerte —dice en forma de despedida, la conversación sí que ha sido bastante corta.

—Sí que está raro últimamente —murmura Layla, activando mis alarmas.

—¿Es que le conoces? —le pregunto, quiero saberlo.

—Es una larga historia que te contaré algún día.

Así que una larga historia... La intriga me instiga a presionarla, pero mi voluntad es más fuerte. De repente, el silencio es el rey del gimnasio.

¿Qué pasa aquí? ¿Por qué se han callado? No se oye nada en un minuto. De pronto unas pisadas junto con un grito suena por todo el gimnasio, haciendo que los demás nos preguntemos lo que ha pasado.

El silencio se hace corto, ya que la música vuelve con la voz del DJ.

Vaya, que intenso. Ha sido un momento muy extraño. El que lo haya creado, se merece una buena.

El DJ reanuda la marcha con una canción lenta para que bailen pegados, como si estuvieran enamorados desde hace años, aunque no sea así la mayoría de casos.

—No me gustan las canciones lentas —decimos Layla y yo al unísono.

—¿Nos vamos? —me pregunta.

—¿Adónde?

—Nos vamos a la calle, y de ahí nos metemos en el instituto y luego a una de las clases para "hablar".

¡Qué chica más traviesa!

—Me gusta la idea. ¡Vamos! —la agarro de la mano y la llevo entre la multitud para salir a la calle.

Por fin salimos del gimnasio y nos dirigimos al instituto, para pillar alguna clase para nosotros solos. Llegamos y escogemos al azar. Nos da igual del grupo que sea, lo importante es que esté vacía.

A lo lejos veo una figura oscura, sentada, llorando. Me gustaría ir a ver que le pasa, pero no debo. Entramos y Layla cierra la puerta. Se acerca a mí y me pide que bailemos una canción lenta cuando dijimos que no nos gustaban. Cumpliendo su petición, saco mi celular y pongo una canción lenta que a ella le guste.

El baile comienza, nuestras manos se unen y no se separan en ningún momento. Una chispa recorre mi cuerpo, me hacen inclinarme.

Me acerco a ella lentamente, no se echa hacia atrás. Nuestros labios se rozan. Saboreo sus labios carnosos y suaves. Su brazo llega a mi nuca y me apega más, intensificando el beso.

Esto ya es parte de nuestra imaginación y de la realidad. Un beso deseado que jamás olvidaré.

Elena √
Denis
Tyler
Kyle Y Pablo

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