Capítulo 16: Dejarse Llevar

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Abro mis ojos lentamente y miro a mi pecho. ¡Sí, Kyle sigue aquí! Aún no se ha despertado. Mejor, porque quiero desayunar con él. Espera... ¿Lo he pensado de verdad? Sí, lo he hecho. Ya se me hace normal esto, y prefiero así. Una chica no me hace sentir así, en cambio con Kyle, me siento bien, genial, y siento algo en el pecho cuando lo veo y hablamos. Y otra cosa cuando no estamos juntos. Se me hacen eternas las horas.

Le acaricio el pelo mientras alcanzo el celular de la mesilla. Tengo unos cuantos mensajes de Mike, y son de hace un par de minutos. ¿Qué querrá ahora? Miro la hora y son las 10:30 a.m.. Creo que debería despertarle, aunque no quiero que deje de dormir y de respirar en mi pecho. Lo malo es que no me lo merezco, no debo...

Al final me decido y lo voy despertando poco a poco con suavidad. Un pequeño ronquido suena en mi primer intento.

—Kyle, despierta —le susurro al oído.

—Un poco más, estoy muy cómodo.

—¿Crees que es una gran almohada?

—Lo es, me encanta _y se acomoda mejor sobre mi piel.

—Abre los ojos —le digo, me hace caso.

Mira mejor a su alrededor y en tan solo un segundo, se sonroja como un tomate. Debe ser un nuevo récord. Pero eso no lo detiene, ya que se vuelve a apoyar en mí.

—¡No quiero despertarme! ¡Déjame dormir! —ahora el que se sonroja soy yo.

—Pero tenemos que desayunar. Es lo mas importante del día.

—Vale —acepta a regañadientes.

Se quita de encima y me levanto de la cama. Kyle no debe de haber traído ropa limpia para ducharse, así que le prestaré algo mío, si le va bien y le gusta podría quedársela. Abro el armario y le saco cualquier cosa que abrigue. Se lo dejo en la cama y le digo que para ponérselo tiene que ducharse.

Entra en el baño y se empieza a escuchar el sonido del agua chocar en la bañera. ¿Qué pasaría si me fuera a duchar con él? No me lo puedo ni imaginar. ¿Ducharme con Kyle? Sería algo extraño de presenciar.

Sale del baño con una toalla en la cintura y coje la ropa de la cama. La imaginación comienza a dar lienzos a lo loco y me dibuja unos cuadros que me perturban y me hacen pensar distinto de la timidez de Kyle.

Entro en el baño apresuradamente. Si me quedaba viéndolo más tiempo mi cabeza no sería consciente de lo que iba a ocurrir.

*-*Narra Kyle*-*

Lenko ha salido corriendo al baño por alguna razón que desconozco, ¿acaso apestaba? No, que va. Recién me despierto de su pecho, mal olor no tenía. ¿Y por qué ha ido tan apresurado?

Llego a escuchar el agua de la ducha caer y eso me da luz verde para hacer lo que quiera por su habitación. Termino de ponerme la ropa, me salgo de la habitación y entro en el salón. Al final dejamos la comida china casi intacta, ninguno de los dos ha comido mucho.

Podría hacer el desayuno mientras se ducha, sería un detalle de mi parte.

¿Pero qué puedo hacer? Miro en los armarios. Pan, azúcar, mermelada en el frigorífico, leche, café...

Muchas cosas pero no me decido. Haré algo rápido y sencillo. Cuando estoy a punto de comenzar una carrera, Lenko aparece. He pensado demasiado y actuado muy poco.

—Creo que hoy podemos ir a comprar el desayuno fuera, si la lluvia no ha estropeado nada. ¿Qué te parece la idea?

Lo miro y sólo lleva la toalla. ¿Qué hace? ¡Debería vestirse o se resfriará! Lo miro con timidez a que se me pueda escapar la mirada y le grito.

—¡Ponte algo, te vas a resfriar! —a mi mente llega el recuerdo de que en mi casa hizo lo mismo.

—Ahora lo hago —dice tranquilamente.

Su cuerpo esculpido en piedra se acerca a mí, dejando que mis nervios aumenten. Me pone muy tenso. ¡Que se aleje! Mi cuerpo no responde a mis mensajes de empujarle, de aumentar la distancia. Llega hasta mí y me sonríe. ¿Por qué tenía que tener una sonrisa tan bonita? Es una tentación, no debo hacerlo.

Posa una mano en mi mejilla y me crea un chispazo que recorre por todo mi cuerpo, por mi espina dorsal. Me sonrojo de nuevo, no puedo moverme. ¡Reacciona, maldito cuerpo! No ocurre absolutamente nada. La distancia entre nosotros son solo centímetros y a mí me va el corazón a cien. Sin pensar en las consecuencias, llevo una mano a su pecho y noto que a él también le late rápido el corazón.

Nuestros labios se rozan, abro mi boca sin saber el porqué. ¿No decía que no le gustó nuestro beso? Sus posibles mentiras rondan en mi cabeza e intentan tener sentido. El beso es largo, dulce y sin querer rodeo su cuello con mis brazos.

Esto me gusta bastante. Me coje de la cintura y me estruja más a él. Siento su cuerpo, su musculoso cuerpo a través de mi ropa. Vuelve a besarme, pero esta vez es más apasionado, ya que su lengua roza la mía.

Es muy... ¡No puedo describirlo con palabras!

Se hace eterno, pero así lo deseo. No quiero que se separe más de mí, me hace sentir... ¿Especial? No debo ilusionarme o sino me dolerá lo que pase. Me estruja más a él, con la otra mano en mi espalda. Ha cometido un error. Justo cuando apoya su mano en mi espalda, la toalla se le cae. Paramos el beso y yo me quedo con ganas de más, pero lo que debería hacer ahora es no mirar abajo.

—La toalla... ¿Se te ha caído?

No se sonroja ni nada, le parece algo normal en su día a día. Me levanta por la cintura y me apoya en la encimera de la cocina. Vuelve a besarme, si importar que él esté desnudo.

—Lenko, detente —por un lado entra y por el otro le sale.

Me agarra y me lleva a su habitación, donde nos tiramos a la cama, con Lenko jadeante de pasión. Está encima mía, veo como su pecho se mueve al compás de su respiración. Me besa en el cuello, creando una carga eléctrica bastante excitante. Sube y me vuelve a besar, pero esta vez le correspondo al beso y nos quedamos así por un buen tiempo. Los minutos se me hacen eternos. Tan eternos que querría que el tiempo no pasara. Sus labios me llevan a querer más de él, a querer todo lo que me puede dar si sigo así con él.

Nuestros cuerpos quedan desnudos bajo las mantas que dibujan nuestros cuerpos, teniendo un baile placentero que nos lleva a la locura. Los besos se intensifican, sus movimientos son cuidadosos y nuestras respiraciones es la música que el silencio nos ha impuesto. Su boca se desliza y llega hasta mi oído, susurrando lo que no llegaba a esperar en esta quedada.

—Kyle, yo... Siento algo por ti, pero no sé si es real. Necesito saberlo. Yo... —sus palabras se cortan en el momento justo.

Entre gruñidos y gemidos, nuestros cuerpos, con exceso de hormonas, se desahogan y llegan al clímax más absoluto. Mi espalda se arquea al sentirle, al notar cada movimiento dentro de mí.

Ya tranquilos, nos miramos a los ojos, analizando lo que acaba de pasar. Él mismo lo ha querido, me trajo a la cama y yo quise intentarlo.

Mi primera vez... Ha sido una sorpresa que fuera con él, con Lenko, con un chico de tal magnitud del que no puedes confiar plenamente. ¿Por qué me dejé llevar? ¿Porque quería probar? ¿Porque es él? Mi cabeza no da en si...

Quisiera saber el porqué.

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