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Capítulo 18: Un Nuevo Pesado

—El baile de primavera —lee Elena que hay colgado en el tablón de anuncios.

Como todos los años, el instituto organiza un baile de primavera donde asiste todo el mundo. La decoración del año pasado fue una maravilla y estoy intrigado si este año será mejor. Me acerco a ella y leo el dia del baile. Es en dos semanas.

—Yo voy a ir con mi novio —dice Elena, lleva cantarina una semana.

—Yo creo que iré con una belleza, si me acepta —aclara Denis, me mira y me pregunta—. ¿Tú vas a venir?

—¿Yo? El año pasado vine solo y no me gustó. Así que este año pasaré de largo.

Como una máquina con su mecanismo de defensa, se acerca a mí y me para con una mano en el pecho. Su enfado me petrifica.

—¿Cómo que no vas a venir? —ya está cantarina, ahora es una máquina de matar si no acepto—. Debes venir Kyle, sino ¿quién me ayudará cuando esté sola sin Roy?

—No creo que estés todo el tiempo sola, puede que vaya un momento a por el ponche.

—Sí, lo sé. Pero... —me mira a los ojos—. Dime que estarás en el baile.

—No puedo prometerlo —bajo la mirada, apenado.

—¿Por qué?

—Pues... Porque... Porque tengo que tener pareja de baile, y yo no voy a ir solo esta vez. No este año.

—Ya verás como esta vez tienes pareja —comenta Denis—. Uno que no te esperas.

Esa frase me pone los pelos de punta al pensar en una cosa. ¿Lenko invitándome al baile? No lo hará, su reputación le es más importante. Aunque pasear cogidos de la mano no le importó, nos veía la gente y no hizo nada. Ha cambiado demasiado, y no sé qué es lo que se le pasa por la cabeza.

Suena el timbre para la siguiente clase y me dirijo al aula que me toca. Por ahora no tengo que ver a Lenko más, tendré que improvisar algo.

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La hora se hace eterna me parece que la gente se mueve a cámara lenta. Me es eterno todo, incluso el pensar me deshace del mundo real. Hasta que el profesor le da a mi mesa para que despierte, eso me devuelve a la cruda realidad, escuchando las risas de la clase. Se va a seguir explicando y me vuelvo a mis pensamientos.

Demasiados cambios en mi vida, eso es lo malo. Estaba perfectamente antes de que Lenko apareciera con su estúpida apuesta. Si no la hubiera aceptado, ahora mismo sería libre de malos pensamientos y no estaría comiéndome la cabeza.

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Se acaban las horas de instituto y me voy corriendo a la salida de este infierno en el que dicen que es para aprender. Y no me quejo, pero de verdad que es un infierno el exceso de deberes.

Llego a salir de las paredes del instituto y sigo viendo las mismas caras que salen con alegría. Recuerdo cada rostro, lo malo es que no me sé sus nombres. Esta vez veo una cara distinta, la de un chico apoyado en su moto negra. Prefiero no fijarme en él y seguir mi camino.

Cuando voy a apartar la mirada sus preciosos ojos color miel se desvían hacia mí. Debe de haber notado mi presencia. ¿De verdad me mira a mí? No lo creo, debe de estar mirando a alguien detrás mío. Unas chicas pasan cuchicheando algo y entiendo que es del nuevo, ya que llama mucho la atención.

—¿Has visto a ese chico? —le pregunta a su amiga.

—Sí, ¿lo conoces?

—No, pero ojalá. Dicen que es un nuevo estudiante, espero que sea en mi clase, así tengo oportunidad.