Las farolas desaparecen, la carretera de asfalto se convierte en una de tierra y los edificios se intercambian por árboles. ¿Adónde me lleva? Me estoy asustando por el millón de posibilidades que puede ser o lo que habrá en el lugar. Al final para la moto, pero se queda quieto.
—¿Qué pasa? —le pregunto, me asusta un poco estar en un bosque oscuro.
Se gira un poco y me mira a los ojos con su bonita sonrisa. Sus ojos color miel brillan en la oscuridad.
—No me puedo zafar de tu abrazo —murmura entre risas.
Separo mis brazos y dejo que se baje de la moto, al igual que hago yo. Guardamos los cascos en la moto.
—Sígueme, te va a encantar el lugar —y se adentra entre los árboles, donde lo pierdo un poco de vista.
—¡Espera! —grito y voy tras él.
Consigo alcanzarle y seguimos los dos el camino que él me va indicando en todo momento. El esmoquin se mancha un poco, pero no es importante. Lo que importa ahora es llegar a ese lugar que Pablo me quiere llevar con tanto entusiasmo.
Pasamos entre ramas, arbustos y hierba para luego llegar a una cuesta no muy empinada. Hago un esfuerzo más y sigo caminando. El camino es largo, el aguante que tengo se agota con cada paso que doy. Se acaba el camino, ¡por fin llegamos! Cierro los ojos y respiro hondo el aire puro del bosque.
—Abre los ojos —sugiere, lo cual hago caso.
La verdad es que no hay palabras para expresar lo que estoy viendo. El cielo estrellado se presenta ante nosotros, brillando junto con la luna llena, quien acuna el bosque con sus brazos brillantes. Es una maravilla natural que merece todo el paseo que hemos dado.
—Es hermoso —susurro.
Mis ojos gozan de la vista, la mejor en toda mi vida. Esta imagen quedará grabada en mi mente por siempre, jamás lo dejaré ir.
—Gracias, Pablo. Te agradezco de corazón todo lo que haces.
—Y aún no he acabado —le miro, saca su celular y reproduce una canción mientras lo apoya en el árbol—. Sé que no has bailado en ningún momento, así que me gustaría que aceptaras uno conmigo —me ofrece su mano—. ¿Quieres se mi pareja de baile?
Sonrío ante su inocencia. Acepto la petición y agarro su mano para luego notar nuestros cuerpos cerca del uno del otro.
Mientras nos miramos a los ojos, dejamos que nuestro cuerpo se mueva con el corazón libremente. El ambiente nos crea una sensación de libertad que no podemos desaprovechar. Su mano me sujeta por la cintura para no dejar escapatoria. Mi mano en su hombro, queriendo rozar su cuello, su suave piel.
La música se intensifica y nuestros movimientos se convierten en giros y pasos intencionados que acaban en un abrazo. Sus ojos viajan de mis orbes a mis labios, nuestras respiraciones chocan. Cada segundo que pasa, el sonido se convierte en vacío y solo puedo escuchar mi pulso, el cual se acelera.
Una inclinación, un roce y una chispa es suficiente para darle permiso a crear lo que tanto ha estado deseando desde que nos conocimos. Supe lo que quería en cuanto me confesó que le gustaban los chicos.
Planta unos cálidos, suaves y carnosos labios en los finos y ásperos de este chico que pensó dejar que su padre lo atrapase para acabar su sufrimiento. Nuestra falta de respiración nos separa, creando contacto visual una vez más.
—Quiero... irme a casa —pido, cortando todo tipo de contacto.
—Claro —recoge su celular, miramos una última vez el cielo y caminamos de vuelta a casa.
Tras haber caminado de nuevo todo el tramo de tierra, llegamos a su vehículo. Nos ponemos los cascos y nos montamos en la moto. La pone en marcha y yo lo vuelvo a abrazar. Me apoyo en su espalda y dejo que esta sensación que ha creado Pablo en mí se extienda por todo mi cuerpo. La carretera se vuelve de asfalto otra vez, las farolas vuelven y los árboles desaparecen de nuestra vista. El viento golpea mi esmoquin y la música sigue en mi mente, junto con el beso más exquisito que he saboreado.
Llegamos a mi casa y me bajo de la moto. Pablo, con las manos juntas por los nervios, intenta explicarse.
—Kyle, yo... —le interrumpo.
—No digas nada más, ha quedado todo claro en el bosque.
—Ha sido un error de mi parte, sabía como te sentías y aun así te he besado. Te lo quiero preguntar, me da igual la respuesta, solo quiero saberlo —se quita el casco, dejando ver su rostro apenado—. ¿Quieres ser mi novio?
—Pablo —su pregunta me deja sin palabras, pero tengo que ser más precavido esta vez—, no puedo aceptar. Me han roto el corazón en mil pedazos, me han hecho llorar, me has besado y creado una gran sensación en mí que no ha sido suficiente para evaporar toda la vergüenza y todo el dolor que he soportado en segundos. Necesito tiempo para procesar toda esta información. Espero que lo entiendas —acaricio su mejilla.
—Lo entiendo. Pero quiero que sepas una cosa —a traición, me agarra del brazo y me atrae para robar un beso. Nos separamos, soltando todo lo que quiere decir—, que estaré siempre a tu lado. Da igual si no me correspondes, estaré aquí cuanto tú quieras.
Y deja que me vaya hacia la puerta, por donde entro, no sin antes despedirme con la mano. Entro en casa y lo primero que veo es a mi madre, con una sonrisa traviesa y ojos que disparan chispas. No me digas que lo ha visto.
—Pablo is your boyfriend! —grita como loca—. Así que el baile ha ido de maravilla, ¿no?
—Se podría decir que sí. Ahora, si me disculpas —beso la frente de mi querida madre—, iré a mi habitación. Necesito descansar.
—Claro, debió de ser muy agitada la noche —ni te imaginas—. Duerme mi niño —susurra, dejando un camino claro hasta la habitación. Cuando voy a entrar, logro escucharla—. Boyfriend! —grita en el salón—. Boyfriend! —logro escucharla en la cocina—. Boyfriend! —y el último en su dormitorio, sacando una carcajada a su hijo.
Cierro la puerta de mi habitación y me quito el esmoquin con cansancio. Me tumbo en la cama, me oculto entre las mantas y, antes de apagar la luz, cojo el celular. Si quiero superar todo esto, solo hay una forma de que no se ponga en contacto conmigo.
Le mando un mensaje diciendo que no quiero volver a verle jamás, que disfrute su popularidad lo mejor posible. Bloqueo sus llamadas, sus mensajes y el acceso a mi perfil en todas las redes sociales.
Parte del problema está resuelto, pero no todos. Quiero soluciones, pero primero hay que superar esta noche. Esto es solo el comienzo de una batalla.
Pero en esta batalla puede ocurrir de todo. Tengo miedo. Miedo de llegar a perder a alguien por el camino. ¿Tengo miedo a encontrar un amor real en medio del desastre? Lo tengo, ¿quién no lo tendría?
Duerme, Kyle. Un duro viaje nos espera.
(FIN TEMPORADA 1)
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¿Un Amor Real? (Gay/Yaoi) YA EN AMAZON
Novela JuvenilLa vida de Kyle no cambia nada cuando cuenta que es gay. Al contrario, le ha ido a mejor. Pero esa mejoría cambia cuando el chico más popular del instituto llamado Lenko le pide una cita de apuesta. Desde ese día, para Lenko y Kyle ya no es igual ve...